La UE salva el gas y sacrifica a los fabricantes de vehículos

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Denis Sinyakov

Las filiales de empresas españolas en Rusia podrían sufrir un apagón bancario si prospera un tercer paquete de sanciones

27 feb 2022 . Actualizado a las 09:17 h.

Horas antes de poner el sello europeo a las sanciones por desatar la guerra en Ucrania, casi la mitad del comercio ruso con el exterior llegó a estar comprometido. Todos los países que han anunciado represalias, desde los Veintisiete europeos al Reino Unido, Estados Unidos, Japón o la propia Ucrania, están entre los 10 principales socios de Moscú.

Por eso la amenaza de consecuencias «graves e incalculables» para el régimen de Vladimir Putin había generado tanta expectación. Sobre la mesa, los datos: tres cuartas partes de lo que importa la UE de Rusia son combustibles, tanto petróleo como gas. Este último es vital para la columna vertebral de la economía europea. Las redes del gigante Gazprom suministran el 40 % del hidrocarburo que compra el bloque europeo. Esa enorme dependencia, tan acusada en el caso de países como Alemania, es lo que ha motivado que la UE ni lo haya invocado. ¿Significa que esto que Rusia seguirá bombeando gas a Europa? No. Moscú puede decidir de forma unilateral, como hizo en los últimos meses, reducir las entregas.

¿A quién le dolerán más las sanciones? Los números indican que Rusia pagará el precio más alto, como ya ocurrió en el 2014. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), su economía perdió unos 2.900 millones de euros anuales en los cuatro años posteriores a la invasión de Crimea.

En esta ocasión, la ofensiva apunta hacia dos flancos clave: la financiación y la transferencia de tecnología y equipamiento que pueda ser utilizado con fines militares. Drenar la capacidad de los bancos rusos para inyectar dinero a las empresas, que no podrán salir a Bolsa en la UE, reducirá la capacidad de desarrollo de sus industrias, empobreciendo toda la economía.

El planteamiento es el menos dañino para el sector exportador europeo. Aunque las empresas de la UE no saldrán indemnes. Los ojos están puestos en los grandes fabricantes automovilísticos como Volkswagen, Renault o Stellantis, que tienen factorías o plantas de ensamblaje en Rusia, a donde no se podrán exportar componentes electrónicos como los microchips, informáticos, dispositivos de telecomunicaciones o sensores. Las compañías deberán abastecerse de ese equipamiento tecnológico de forma local o buscar proveedores alternativos.

¿Qué hay del textil y de los productos agroalimentarios? Aunque los segundos siguen pagando las represalias de Rusia contra las sanciones europeas del 2014, lo cierto es que no tendrán prohibida la exportación. Eso sí, sus inversiones en Rusia podrían verse afectadas. ¿Por qué?

La UE ha dejado la puerta abierta a un tercer paquete de sanciones, que podría incluir la desconexión de Rusia del sistema bancario internacional. Eso supondría un quebradero de cabeza para las 149 empresas españolas que tienen filiales en Rusia, entre ellas el Grupo Caamaño (Kimak), Televés, Roca o la propia Inditex.

Inversiones en el aire

Solo son algunas de las firmas que podrían sufrir un apagón bancario si prospera la petición de países como España de excluir a Rusia del sistema de pago Swift. Hay muchas más que ven peligrar sus inversiones allí, que ascienden a 1.021 millones de euros y se concentran en la agroindustria (50,5 %), la fabricación de plásticos (25,6 %), la fabricación de material eléctrico (14,2 %), la fabricación de vehículos a motor (12,4 %) y la reparación e instalación de maquinaria (1,3 %), según Icex. Nombres conocidos en la industria española, como Fagor, Acerinox o Mango también tienen inversiones en el país. ¿Dará la UE el paso? «Se puede plantear en próximos días. Dependerá del comportamiento ruso», asegura el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell.