Gigantes del transporte marítimo, firmas de servicios digitales e incluso las plataformas Visa y Mastercard, así como la popular red social china TikTok. Estas son las empresas que han abandonado el país tras el conflicto con Ucrania. Opinión: «El poder de la diplomacia capitalista». Por Mercedes Mora
06 mar 2022 . Actualizado a las 21:18 h.El goteo de empresas que han decidido cesar sus operaciones en territorio ruso es incesante. La lista crece cada día y Rusia se enfrenta a lo que muchos ya han bautizado como «diplomacia capitalista», un castigo económico que se traduce en una fuga masiva de multinacionales occidentales. Las últimas en anunciar su marcha son Visa y Mastercard, así como la china TikTok. La economía rusa sufrirá mucho en los próximos meses. Porque en este contexto de salida de grandes negocios del país, varias agencias de calificación crediticia rebajaron esta semana la nota de solvencia de la deuda soberana hasta situarla en la categoría especulativa o de bono basura.
Son muchos los que ya advierten a los rusos de la dura época de vacas flacas a la que tendrán que hacer frente. JPMorgan, por ejemplo, estima que la economía del país se contraerá un 7 % en el 2022, el doble de lo que anticipaban hace unos días: «Las sanciones y las decisiones de empresas extranjeras de pausar o cerrar sus operaciones en Rusia han llevado a un atasco en el comercio internacional, han reducido la producción e interrumpido la cadena de suministro», explicaron los expertos.
De poco o nada están sirviendo los esfuerzos emprendidos por las autoridades para tratar de frenar la salida masiva de empresas. Y lo peor está por llegar. Porque JPMorgan advierte: «Probablemente una parte de ellas nunca volverán». La decisión de Putin acabará abocando a su país a un aislamiento financiero y económico durante un largo período de tiempo. Algunos rusos ya susurran en las calles que temen convertirse en la próxima Corea del Norte.
Petrolero
Veto a los barriles rusos. Los grandes nombres de la industria petrolera han ido dejando caer poco a poco sus proyectos en Rusia. El primero en poner pies en polvorosa fue el gigante British Petroleum (BP), que poco después de que la paz saltara por los aires decidió poner a la venta su participación del 20 % en Rosneft, una medida que estaría valorada en unos 25.000 millones de dólares. Fueron de los primeros, pero no los únicos. Se sumaron rápidamente Shell, Exxo, Total Energies, Equinor y Galp, que hace unos días anunciaba que suspendía las nuevas compras de productos petrolíferos procedentes de Rusia o empresas rusas.
Gran consumo
Los grandes del textil bajan la persiana. Inditex se sumó ayer a la larga lista de conocidas enseñas que han decidido cerrar sus puertas en suelo ruso. También lo hizo Tendam —dueña de enseñas como Cortefiel o Women'Secret—, que optó ayer por suspender de manera temporal su operativa. Ikea fue un poco más lejos y no solo castigó al país de Putin, también decidió reprender a sus socios bielorrusos. La compañía de muebles suspendió las importaciones y exportaciones de ambos países, lo que ha tenido un impacto directo sobre cerca de 15.000 trabajadores. Mango, por su parte, también cesará de manera temporal sus operaciones en Rusia, cerrando así todas las tiendas físicas y la online. Eso sí, 65 de las 120 tiendas con las que cuenta allí son franquicias, por lo que podrán seguir operando y distribuyendo prendas en función de su disponibilidad de stock. Otros nombres que se pueden encontrar en este listado son el de H&M o el de Asos. El lujo no se ha quedado atrás. Y firmas tan selectas —y que visten los armarios de los grandes oligarcas rusos— como Burberry, Chanel y Hermes también han suspendido sus ventas.
Automovilístico
Cierre de plantas. El mundo del motor también ha metido la quinta para retirarse del país. La lista es interminable: Renault, Toyota, Hyundai o BMW son solo un ejemplo. Porque poco a poco se han ido sumando otras como Audi, Volkswagen o Harley-Davidson. Solo Stellantis mantiene, por el momento, su producción. Lo hace en su centro de Kaluga, donde opera en alianza con la nipona Mitsubishi y que da trabajo a unas 71 personas.
tecnológicas
Asedio digital. Vladimir Putin también tendrá que lidiar con una presión tecnológica sin precedentes. Las empresas de microchips —entre las que se encuentran las norteamericanas Intel y AMD y el gigante taiwanés TSMC— se adhirieron al propósito occidental de tratar de asfixiar la economía del gigante ruso. A este carro se subieron otros como Google, Youtube o Facebook que llevan varios días prohibiendo a los medios estatales rusos monetizar contenido en sus plataformas. Apple y Airbnb se sumaron estos días al aluvión de rupturas y suspendieron sus operaciones también en la vecina Bielorrusia. Uber, por su parte, no operaba en suelo ruso, pero sí atesoraba una participación de Yandex. El conocido como Google báltico ya ha lanzado un mensaje de alerta a Putin asegurando que las sanciones podrán acabar arrastrándolo al precipicio de la quiebra. Microsoft, Siemens, SAP y HP tampoco se han quedado callados y se han sumado al cierre de sus negocios.
cine y «streaming»
Apagón televisivo. Los rusos se quedarán sin disfrutar de algunos de los grandes estrenos de colosos como Warner Bross. Y quedarse en casa tampoco será solución, porque plataformas como Disney o Sony también cancelan la emisión de nuevos títulos.
Transporte
Otra crisis de suministros. La baja de Maersk es una de las más sensibles para el país. Este gigante del transporte marítimo es actualmente el responsable de casi el 20 % del transporte mundial de mercancías por mar. Pero antes que la danesa también fueron los japoneses ONE y los franceses CMA. Los expertos ya advierten que esto no solo afectará a los rusos, porque son muchas las balanzas comerciales que se verán afectadas. De hecho, solo en España hay más de 15.000 empresas que antes de que estallara el conflicto tenían movimientos de importación y exportación con Rusia. Los paquetes también tendrán gran dificultad para llegar a Rusia, porque los servicios UPS, FedEX y DHL cesarán sus actividades.
Deportivo
Sin patrocinios. Las grandes organizaciones deportivas mundiales han decidido aplicar mano dura y expulsar de las competiciones a los rusos. Pero las marcas también se han afanado en el castigo. Adidas no patrocinará a la selección rusa de fútbol y Nike, directamente, no venderá sus productos.
Crece la presión sobre las que permanecen en el país
Salir de Rusia no es un paso fácil. Pero quedarse puede incluso llegar a ser mucho más complicado. Las firmas occidentales que todavía no han optado por hacer las maletas se enfrentan a problemas económicos a causa de las sanciones impuestas. No pinta muy halagüeño el panorama que dejarán las medidas occidentales en los bolsillos de los ciudadanos de a pie, que ya empiezan a padecer el desplome del rublo. Pero, sobre todo, una de las mayores crisis a las que tendrán que hacer frente, si optan por quedarse, es a la de reputación.
Las autoridades americanas se remangaron esta semana para tratar de presionar a los que todavía no han anunciado su mudanza de suelo ruso. El presidente de EE.UU., Joe Biden, lanzó un mandato claro y conciso a empresas como Google o Amazon. Deben cortar de raíz, y lo antes posible, todas las relaciones comerciales. Los primeros ya han empezado a trabajar en ello, pero Amazon todavía no ha dado ningún paso adelante y se desconoce qué es lo que hará en las próximas semanas.
El movimiento a favor de un gran apagón digital se materializó también en Silicon Valley, donde los ucranianos que trabajan en empresas tecnológicas se están uniendo para reclamar a sus jefes que traten de asediar tecnológicamente al Kremlin. Coca-Cola, McDonald's, Starbucks o Pepsi son algunas de las compañías que aguantan en el territorio. Pero no se sabe cuánto durará el pulso. Porque tal y como recoge la agencia Reuters, el responsable fiscal del Estado de Nueva York, Thomas DiNapoli envió una carta a estas firmas solicitándoles que consideraran pausar sus operaciones en Rusia. La misiva también llegó al buzón de sociedades como Estée Lauder, Mondelez o Bunge.
En Francia tampoco se han quedado callados. Las autoridades galas pidieron ayer a sus empresas que se impliquen en las sanciones. Tal y como publicó ayer Le Figaro, el ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, se reunió este sábado con empresas como Sociéte Générale, Engie, Safran, Auchan o Danone para pedirles que, eso sí, detengan sus actividades durante la crisis: «Es más razonable que salir precipitadamente del país, de forma unilateral y sin prevenir». Y esta es una escena que, seguramente, se seguirá repitiendo en otros países del mundo.