Rufián se disculpa por sus formas al vincular a Puigdemont con el Kremlin, pero no por el fondo

CRISTIAN REINO COLPISA | BARCELONA

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Gabriel Rufián, portavoz del grupo parlamentario de ERC en el Congreso, en una imagen de archivo.
Gabriel Rufián, portavoz del grupo parlamentario de ERC en el Congreso, en una imagen de archivo. Eduardo Parra | Europa Press

El portavoz de ERC en el Congreso cree que está en juego «la credibilidad de todo el movimiento independentista». El entorno del exlíder de la Generalitat reconoce los contactos rusos, pero niega que fueran para pedir el apoyo a la independencia

17 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, pidió «disculpas» a Junts después de que el martes cargara con dureza contra Carles Puigdemont y su colaborador, Josep Lluís Alay, a los que calificó de «señoritos» que se reunían con personas del entorno del Kremlin pensando que eran «James Bond». Rufián se disculpó por la «contundencia» verbal con la que se expresó. Pero no por el fondo, que es lo que más molestó a Junts.

A su juicio, está en juego «la credibilidad de todo el movimiento independentista». «Esto debe quedar claro. De ninguna manera nos tenemos que vincular con el Kremlin y menos ahora. Exigía una vehemencia», se justificó.

El independentismo cierra la crisis en falso. En el entorno de Junts salieron en seguida a criticar a Rufián por haberse disculpado a medias, solo por la contundencia de sus palabras, pero no por el fondo, por lo que dijo sobre Puigdemont. Fuentes de Junts, no obstante, «valoraron la rectificación de las formas» para tratar de zanjar de momento el asunto, hasta la siguiente batalla. «No dejaremos que quede ninguna duda sobre la actuación internacional del independentismo», advirtieron desde la dirección nacionalista.

Que el gesto del republicano supo a poco a los posconvergentes quedó patente en el hecho de que siguieron adelante con la petición de una comparecencia del diputado de ERC en la Cámara catalana. En Junts consideran que Rufián ha cruzado las línea rojas de la lealtad entre socios y creen que el republicano, molesto con su partido por designarle candidato en las municipales de Santa Coloma de Gramanet (Barcelona), buscaba dinamitar el acuerdo de gobierno entre Esquerra y Junts en la Generalitat.

Gobierno catalán en riesgo

El incendio se declaró el martes por la mañana y durante las siguientes 24 horas hubo contactos a «a todos los niveles» entre ambas formaciones para tratar de rebajar la tensión. Después del intercambio inicial de perlas —«James Bond», «miserable» o «portavoz de las cloacas»— Junts llevó ayer al límite la presión, tras las amenazas de su vicepresidente, Josep Rius, que dejó caer que estaba en riesgo incluso la continuidad del Gobierno catalán.

Al mismo tiempo, Josep Lluís Alay, acusaba a los republicanos de hacer daño al movimiento independentista al dar «veracidad» al relato de «fantasía de la Guardia Civil, el CNI y algún juez».

Dos horas después, Rufián, a través de una declaración a TV3 y Catalunya Ràdio desde el Congreso, pedía disculpas. Desde el entorno de Rufián señalaron que el diputado en el Congreso recibió el encargo del partido de censurar públicamente los contactos de Puigdemont con el Kremlin para desvincular por completo a los de Junqueras con Putin.

El portavoz de ERC insistió en que hizo las declaraciones en nombre del partido: «ERC es una piña y soy representante de un proyecto colectivo», dijo. Pero lo cierto es que nadie en la dirección de Esquerra ha salido durante esta crisis a defender a Rufián. Tampoco a desautorizarle. Ni siquiera el presidente de la Generalitat, de visita en Alemania. «No entraré, hay que centrarse en lo importante», dijo Aragonès. «El marco de trabajo del Govern es la UE y los estados democráticos», afirmó, desmarcándose de la vía rusa.

Tres viajes

Alay, mientras, reconoció en Rac-1 que hizo tres viajes a Moscú entre el 2019 y el 2020 y que se reunió con periodistas y personas cercanas al Kremlin, pero negó que el objetivo de las visitas fuera pedir el apoyo de Putin a la independencia de Cataluña. Su labor fue «explicar la situación de Cataluña».

Eso sí, justificó sus viajes a Rusia y otros países del mundo, aunque no sean democracias libres como las europeas. «Iremos a donde haga falta», desafió.