España y Holanda se alían para lograr relajar las reglas fiscales de la UE

J. Carballo BRUSELAS / E. LA VOZ

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JULIEN WARNAND | Efe

En un documento presentado por Calviño y su homóloga Kaag, reclaman una reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento

05 abr 2022 . Actualizado a las 08:29 h.

España y Holanda han decidido aunar fuerzas para solicitar a sus socios del Club de los Veintisiete la puesta en marcha de reformas que permitan relajar las reglas fiscales. Sorprende la alianza. Sobre todo teniendo en cuenta que ambos países se encontraban, hasta ahora, en lados completamente opuestos del tablero financiero. De hecho, los holandeses formaban parte del grupo de los países frugales, los que priorizaban la austeridad en el gasto público. Pero la pandemia y la guerra han cambiado las reglas del juego. Por ello, los Gobiernos de ambas economías se han dado la mano para pedir cambios en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea, alegando el alto nivel de endeudamiento que arrastran los Estados miembro tras el terremoto provocado por el coronavirus y la guerra de Ucrania.

Con este objetivo llegaron ayer a Luxemburgo —donde se celebró la reunión del Eurogrupo— la ministra económica española, Nadia Calviño; y su homóloga neerlandesa, Sigrid Kaag. Ambas pusieron sobre la mesa una propuesta fiscal que tiene como objetivo modificar las normas que rigen la velocidad de reducción de la deuda y que hasta ahora fijaban unas reglas que debían aplicarse para todos por igual. Su propuesta pasa ahora por marcar una serie de objetivos específicos que se enmarquen dentro de las necesidades de cada Estado miembro.

El documento recoge que los países europeos sustituyan sus objetivos fiscales a medio plazo por una regla de gasto simple que sea más fácil de cumplir y «más anticíclica», lo que permitiría a los gobiernos pedir prestado en tiempos de crisis y empujarlos a reducir sus deudas en épocas de crecimiento. «Se trata de fortalecer las economías», aseguraba Kaag, durante la presentación de este plan, en el que ambos proponen la creación de amortiguadores fiscales que permitan hacer frente a la próxima crisis económica a través de estrategias de consolidación específicas para cada estado miembro que, además, deben ser realistas, graduales, ambiciosas y, en paralelo, deben permitir el crecimiento económico y la creación de empleo. Actualmente, las reglas de la UE limitan al 3 % el máximo del déficit que puede alcanzar un Estado miembro, y al 60 % la deuda pública. Estos niveles están muy alejados de la realidad económica de España, que arrastra un déficit del 6,9 % y una deuda pública que aún supera el 120 % del PIB.