«Papá tenía grandes agujeros en la espalda y mamá uno en el pecho»: la adolescente que resistió en un sótano de Vorzel escuchando tiros contra sus padres

M.H. REDACCIÓN / LA VOZ

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Amnistía Internacional reclama que se investiguen como «crímenes de guerra» los «asesinatos deliberados» de civiles en Ucrania
Amnistía Internacional reclama que se investiguen como «crímenes de guerra» los «asesinatos deliberados» de civiles en Ucrania ROMAN PILIPEY | EFE

Amnistía Internacional recoge las historias de familias que presenciaron «asesinatos deliberados» en Ucrania y pide que se investiguen estos «crímenes de guerra», entre ellos el de una superviviente a la que violaron tras ejecutar a su marido

07 abr 2022 . Actualizado a las 17:24 h.

Amnistía Internacional (AI) reveló este jueves que ha reunido testimonios de personas que presenciaron o han tenido conocimiento directo de ejecuciones de civiles y «asesinatos deliberados» perpetrados por las tropas rusas en Ucrania, episodios que urge a investigar como probables «crímenes de guerra».

Investigadores de la organización en favor de los derechos humanos han entrevistado a más de veinte residentes en poblaciones cercanas a Kiev tras la retirada de las tropas rusas que han descrito reiteradas escenas de abusos y «violencia ilegal». La entidad asegura además que posee «evidencias» de matanzas indiscriminadas de civiles en ataques contra Járkov y la región de Sumy, donde ha documentado un ataque aéreo que mató a personas que hacían cola para obtener alimentos en Chernígov, así como relatos de civiles viviendo bajo el asedio ruso en Járkov, Izium y Mariúpol.

Una mujer de 46 años de Bohdanivka, al este de Kiev, relató a Amnistía Internacional cómo los soldados rusos entraron en ese pueblo entre el 7 y el 8 de marzo. La noche del 9 de marzo, escuchó disparos contra las ventanas de la planta baja de su casa. Ella y su marido gritaron que eran civiles desarmados. Cuando descendieron junto con su hija de diez años y su suegra, dos soldados rusos les empujaron al interior de una habitación con la caldera de la calefacción. «Nos forzaron a meternos dentro y dieron un portazo. Solo un minuto después, abrieron la puerta y le preguntaron a mi marido si tenía cigarrillos. Les dijo que no, no había fumado durante dos semanas. Le dispararon en el brazo derecho. El otro dijo 'acaba con él' y le dispararon en la cabeza», describió.

«No murió en el acto. Desde las 9.30 de la noche hasta las 4 de la madrugada todavía respiraba, aunque no estaba consciente. Le supliqué... 'Si puedes oírme, por favor mueve un dedo'. No lo movió, pero puse su mano sobre mi rodilla y apretó. La sangre corría», contó la mujer. «Cuando respiró su último aliento me giré hacia mi hija y le dije: 'Parece que papá ha muerto'», explicó después. Los investigadores de Amnistía Internacional hablaron con uno de los vecinos de esa mujer, que vio cómo soldados rusos entraban en la casa aquella noche y confirmó que vio el cuerpo del marido desplomado en una esquina.

Kateryna Tkachova, de 18 años, estaba en la localidad de Vorzel el 3 de marzo, cuando tanques marcados con la letra «Z» (el símbolo ruso) aparecieron en su calle. Su madre y su padre salieron al exterior desde el sótano donde estaban todos escondidos, pidiendo a su hija que permaneciera allí. Kateryna escuchó disparos poco después. «Una vez los tanques habían pasado, salté por encima de la valla de la casa del vecino. Quería comprobar si estaban vivos. Miré por encima de la valla y vi a mi madre tendida sobre su espalda en un lado de la carretera, y mi padre estaba boca abajo en el otro lado de la calle. Vi grandes agujeros en su abrigo», recordó.

La narración que hace esta adolescente de las siguientes horas tras la muerte de sus padres es terrorífica: «Al día siguiente me acerqué a ellos. Mi padre tenía seis grandes agujeros en su espalda, mi madre tenía un agujero más pequeño en el pecho», explicó.

Amnistía Internacional ha recogido testimonios de al menos otros cuatro episodios de violencia indiscriminada contra civiles, incluida la de una superviviente que fue violada a punta de pistola y cuyo marido fue ejecutado.

«El asesinato intencionado de civiles es una violación de los derechos humanos y un crimen de guerra. Estas muertes deben ser investigadas en profundidad y aquellos responsables deben de ser perseguidos, incluidos quienes ocupan posiciones elevadas en la cadena de mando», afirmó en un comunicado la secretaria general de Amnistía Internacional, Agnès Callamard