El dilema de las empresas europeas: no pagar por el gas o violar las sanciones a Rusia

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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DADO RUVIC | REUTERS

El Gobierno holandés ha pedido a los municipios que terminen sus contratos con Gazprom para el mes de octubre

15 abr 2022 . Actualizado a las 19:53 h.

El desconcierto es mayúsculo. Desde el pasado 31 de marzo, las empresas de países «hostiles» para Rusia deben pagar el gas en rublos. Así lo decretó el presidente ruso, Vladimir Putin. Y lo hizo poniendo el foco en los nuevos contratos, pero también en los vigentes. 

La Comisión Europea no tardó en responder: esa exigencia es ilegal y violaría las condiciones de los contratos. Así que dio sus propias directrices a los Veintisiete: ninguna compañía deberá pagar con esa divisa. Es más, hacerlo supondría quebrantar las sanciones impuestas al país por la guerra en Ucrania. 

Ante esta tesitura, las compañías europeas que compran el hidrocarburo a Gazprom afrontan un dilema: no pagar en rublos el gas que tienen contratado, lo que se consideraría un impago por parte del proveedor, o exponerse a violar las normas de la UE. No solo eso. Incluso las que están abonando las cuotas en euros o dólares, podrían estar infringiendo la ley porque el mecanismo articulado por el gigante gasístico hace que los euros o dólares del comprador se conviertan a rublos antes de efectuar el pago, saltándose la orden de veto a esa divisa de la Comisión. 

¿Qué hacer si comprar gas a Rusia no está prohibido, pero en la práctica se violan las sanciones al hacerlo? El Gobierno holandés lo tiene claro: prevalece la posición de Bruselas. Este mismo jueves dio orden a las empresas neerlandesas para rechazar el pago en rublos, según confirmó a Efe un portavoz del Ministerio de Asuntos Económicos. 

El Ejecutivo holandés ha aclarado que ese decreto ruso del 31 de marzo «no está en línea con las sanciones» de la UE, por lo que ha informado a las compañías con la intención de que eviten incumplimientos. «Antes no estaba claro qué significaba (el decreto ruso) y la Comisión ha concluido que no se pueden firmar los nuevos contratos de Gazprom porque sería una violación de las sanciones», detalló. Esto significa que tampoco se podrá suscribir ningún contrato nuevo que incluya esta cláusula de pago en rublos, ya sea al inicio de la operación o antes de finalizar el pago. 

Nadie podrá esquivar la orden: «Todo el mundo debe respetar las sanciones, las empresas también, de otro modo el Gobierno tendrá que buscar vías para obligarlas a seguir las reglas», deslizó ese portavoz.

Para evitar confusiones, litigios o el quebrantamiento de las normas, el Gobierno holandés también ha pedido a los municipios que tienen contratos de gas con el gigante ruso Gazprom, que pongan fin a los convenios antes de octubre, según Político. A cambio, ofrecería garantías para cubrir daños o costes. Hay más de 100 ciudades holandesas que se calientan con el gas de esta empresa instrumental del Kremlin que le reporta al Gobierno ruso ingentes fuentes de ingresos diarios. 

Embargo al petróleo

Mientras se va estrechando el cerco a los contratos gasísticos con Rusia, crece la presión dentro de Alemania para apoyar un embargo al petróleo ruso. La UE paga a Moscú unos 80.000 millones de euros anuales por su crudo, cuatro veces más de lo que abona por el gas. 

Dentro del Gobierno alemán, el más reacio de la UE junto con el austríaco y el húngaro al veto petrolero, se multiplican las voces de quienes demandan dejar de comprar a Rusia el oro negro, con el que Putin también financia la guerra. 

Y la presión también viene de fuera. El jefe de gabinete del presidente ucraniano, Ihor Zhovkva, ha pedido valentía a los países europeos tras criticar las sanciones que han impuesto por llegar «demasiado tarde», por ser «demasiado lentas» y por ser «demasiado pequeñas». «Puede que haya sufrimiento económico o que suban los precios, pero en el otro lado están los muertos ucranianos. Cada euro que Rusia gana, lo gasta en su ejército, en más misiles para matar ucranianos. Es una elección moral», deslizó a Político. 

Mucho más duro se mostró el propio presidente Volodimir Zelenski, al juzgar a países como Alemania y Hungría por comprar petróleo con «dinero manchado de sangre».