Putin fracasa en sus objetivos máximos, recrudece la ofensiva y amenaza a EE.UU.

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El presidente ruso Vladimir Putin
El presidente ruso Vladimir Putin

Tras perder el buque Movska, ahora tiene que ofrecer a los rusos una victoria

17 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Vladimir Putin no ha logrado sus dos objetivos declarados: desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Tampoco tomar Kiev ni Odesa, y ahora se centra en asegurarse el dominio del Dombás y del corredor que conecta este territorio con Rusia. Pero el presidente ruso aduce que «la operación especial», como llama a la invasión, se desarrolla según los planes y que los movimientos de avance y retroceso de su ejército en el norte de Ucrania son para «fijar a las fuerzas enemigas y destruir sus infraestructuras militares». De hecho, en los últimos días han vuelto a bombardear Kiev, además de Járkov y Leópolis, tras perder el buque insignia de su Armada, el Movska, en el mar Negro, en lo que se considera su mayor desastre, no solo militar sino también simbólico, desde que se inició la invasión. Incluso el Kremlin ha amenazado a Estados Unidos con «consecuencias imprevisibles» si sigue enviando armas a Ucrania.

EL NUEVO ESCENARIO BÉLICO

Guerra en el Dombás y ataques selectivos en Kiev. El almirante en la reserva Juan Rodríguez Garat destaca «el fracaso del ejército ruso en intentar la toma de Kiev por el norte y de Odesa por el sur». Esto parecía cambiar el escenario, «de ser una guerra por toda Ucrania, con el peligro que eso tiene de convertirse en una guerra europea y global, había pasado a ser una guerra regional en el Dombás, que no es muy diferente de lo que estaba ocurriendo en los últimos ocho años». A pesar de que Moscú ha reanudado los ataques a la capital ucraniana en los últimos días, afirma que Rusia «ya no persigue la conquista de Ucrania ni poner en Kiev un régimen títere, no porque Putin no lo desee, sino porque no lo ha conseguido».

El analista de inteligencia Fernando Choco sostiene que «su intención es dejar ‘tierra quemada' a su paso y replegarse al Dombás para allí quedarse y asegurarse un territorio que llama de ‘seguridad nacional', que iría desde Bielorrusia hasta la península de Crimea». «El armamento antitanque y anti-helicópteros que la OTAN ha cedido a Ucrania, y la asistencia en inteligencia y operaciones han hecho que Ucrania sea capaz, con un liderazgo fuerte y cohesión social, de aguantar e incluso dificultar en extremo el avance ruso», explica.

evolución

Aumento de la violencia. Según la historiadora Sara Núñez de Prado, la guerra está «evolucionando a una nueva fase, que no sabemos muy bien lo que va a durar». «El incremento de la violencia es claro y mi opinión es que se está produciendo en ambos bandos», asegura. «Cuanto más tiempo se demore un alto el fuego, más difícil va a ser para el ejército ruso mantener las posiciones», añade, lo que «puede llevar a que Putin decida cambiar de táctica y de estrategia y utilizar otro tipo de armamento». Señala que «la ocupación del país es inviable para el ejército ruso, no se podría mantener en el tiempo». «Rusia quiere obtener algo parecido a una victoria, aunque sea pírrica», concluye.

¿ESTÁ PERDIENDO PUTIN?

Ambas partes pierden. Jorge Dezcallar considera que «pase lo que pase, Ucrania ya ha perdido y va a perder más, porque los ucranianos están muriendo, sus ciudades están siendo destruidas, hay más de 4,5 millones de refugiados y su economía está destrozada». Pero «Rusia también pierde, porque lo que ha hecho es revitalizar la OTAN, Finlandia y Suecia quieren entrar en la alianza, la agenda trasatlántica ha unido a Europa como no lo ha estado en mucho tiempo, y Rusia está aislada y sometida a sanciones brutales». Para Dezcallar, «una Rusia victoriosa sería prepotente, pero una Rusia que no consiguiera nada, frustrada y humillada, sería revanchista». Lo menos malo, afirma, sería que «Putin pudiera decir a los rusos que ha ganado algo, que se ha quedado con el Dombás, o ha logrado unir Crimea con Rusia por la costa, que se pueda retirar y deje de matar ucranianos».

máximos y mínimos

Mal desempeño del ejército ruso. «Putin ha perdido sus grandes objetivos, pero es bastante probable que, a pesar de la desafortunada actuación del ejército ruso, consiga quedarse al final con una parte del territorio ucraniano que satisfaga sus objetivos mínimos», asegura Rodríguez Garat. «Decir que ha perdido la guerra es complicado, ha perdido, de momento, la batalla de Kiev y la de Odesa, pero probablemente será capaz todavía de retener un 10 % del territorio ucraniano», resalta el diplomático.

«La guerra no ha terminado, Rusia ha perdido batallas, posiciones, muchos soldados y aprovisionamiento; pero es cierto que no ha utilizado todo su arsenal militar a pleno rendimiento, quizás por un exceso de confianza; aparte del uso masivo de tropa de reemplazo sin experiencia ni motivación», señala Choco. «Putin está en una situación difícil, está perdiendo muchas batallas, no solo la militar», sostiene Núñez de Prado. «Está perdiendo en el terreno económico, social, de imagen, político. Su futuro es incierto y si quiere sobrevivir deberá cambiar radicalmente la estrategia interna», explica.

Matanzas de civiles, ¿un mensaje del líder ruso o fruto del descontrol de las tropas?

¿Las matanzas de Bucha, Mariúpol y la estación de la ciudad de Kramatorsk, entre otras, son un mensaje de Putin a Ucrania y la comunidad internacional? «Es muy difícil contestar a esa pregunta, nadie sabe qué hay en la cabeza de Putin y tampoco conocemos las órdenes reales que está dando», responde Núñez de Prado. «En el marco de una guerra, desgraciadamente, parece que cabe todo, pero no siempre hay racionalidad detrás de lo que se hace», añade. «Quiero decir, sin entrar en el terreno de la moral o de los derechos humanos, que no sabemos bien si las acciones son tácticas de ataque que se consideran las más efectivas y que no responden a un objetivo posterior; o si por el contrario son hechos calculados y pensados con una finalidad o mensaje claro; o incluso si han sido o no órdenes directas de Putin o de alguno de sus generales...», explica. «De lo que sí parece que podemos tener certeza es de que en medio del caos de guerra que estamos observando, los límites cada vez se desdibujan más, con finalidad posterior o sin ella, por el simple motivo de ganar la guerra», concluye.

Evitar nuevas Bucha

Según Rodríguez Garat, «así como la masacre de Mariúpol es responsabilidad de Putin, y no va a dejar nunca entrar a nadie para dar fe de ella, la de Bucha es algo que se le ha escapado de su control, producto más de la baja moral y la falta de disciplina de sus fuerzas que de su decisión, porque le perjudica». Y añade: «Gracias al sacrificio del pueblo ucraniano y a las armas que se le envían desde Europa y Estados Unidos no vamos a ver más casos como el de Bucha en todo el territorio ucraniano, sino limitadas a una pequeña parte». «Enviar armas ha recortado la duración de la guerra, porque ha limitado sus objetivos y ha protegido al 80 % del territorio ucraniano de masacres como la de Bucha», sostiene.

Para Dezcallar, «lo de Bucha es distinto de lo que está pasando en Mariúpol, donde se trata de romper la voluntad de resistencia del pueblo de Ucrania, que la brutalidad y el grado de destrucción sea tal que llegue un momento en que digan o me rindo o me matan». «La matanza de Bucha creo que es fruto de la frustración y el resentimiento de unos soldados que están viendo que su avance se ha visto frustrado», asegura. En su opinión, «debe ser cosa de mandos intermedios, lo que no quita que la responsabilidad sea de Putin, que debería acabar en el Tribunal Penal Internacional , aunque no creo que lo haga». Y advierte de que «va a haber muchas Buchas».

«Putin avisa de lo que es capaz, y sin usar la totalidad de su fuerza, pero las matanzas son desgraciadamente patrimonio de todas las guerras, de todas las partes y del carácter negativo del ser humano. Pero esta la estamos viendo en directo», asegura Choco.