Musk se amordaza: no podrá criticar a Twitter mientras se cierra la operación de compra

Sara Cabrero
S. Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

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CARLOS BARRIA | REUTERS

Tendrá que pagar 1.000 millones si renuncia a la adquisición

27 abr 2022 . Actualizado a las 18:30 h.

Donde papeles hablan, barbas callan, reza el refranero popular. Y las de Elon Musk tendrán que aplicarse el dicho si no quieren pagar las consecuencias. Porque el futuro dueño de Twitter ha firmado un contrato en el que acepta autocensurarse durante los próximos meses y se compromete a no criticar ningún aspecto de la red social mientras dura la operación de compra.

«Se permitirá al inversor publicar tuits sobre la fusión o las transacciones contempladas en el presente contrato, siempre que dichos tuits no menosprecien a la compañía o a cualquiera de sus representantes», establece uno de los puntos que el hombre más rico del mundo ha aceptado en el contrato con el que ambas partes han acordado la compraventa de una de las mayores plataformas tecnológicas del mundo. Pero no es el único que llama la atención.

Musk y Twitter también han puesto precio al arrepentimiento. Porque, en caso de que la operación se rompa y la venta no llegue a buen puerto, la parte responsable de que se frustre la operación tendrá que pagar a la otra 1.000 millones de dólares. Es decir, si el magnate de origen sudafricano no logra cerrar la financiación para sacar adelante la operación —o, en un último giro de guion, decide echarse atrás— tendrá que indemnizar a Twitter. Y la red social tendría que hacer lo propio si es ella la que rompe el acuerdo o trata de mover los hilos para convencer a los accionistas que voten en contra de la venta.

El contrato también deja claro que la red social se fusionará con otra empresa que es propiedad de Musk. Y este matiz es importante. Porque esto implica que Musk no compra directamente Twitter, lo que se consideraría un procedimiento mucho más hostil. Por ello, el magnate ya ha creado tres sociedades instrumentales diferentes —bautizadas como X Holdings I, II y III— cuya única función es fusionarse con Twitter «directa o indirectamente» según los archivos presentados ante la SEC (el regulador bursátil estadounidense).

El acuerdo también marca en rojo una fecha en el calendario. Según el contrato, la operación tendrá que estar finalizada el 24 de octubre de este año. Eso sí, ante posibles dificultades, se regula una ampliación de ese plazo en un máximo de seis meses.

El cierre de la operación también supondrá el despido de los consejeros de Twitter. Cuando se haga efectiva, cesarán en sus cargos de forma automática y dejarán sus sillones a los nuevos consejeros que hayan sido elegidos para capitanear la sociedad creada por Elon Musk. Caso diferente será el de los directivos de la red social, que se mantendrán en sus puestos hasta que el nuevo dueño decida cómo reorganizar el organigrama.