El Partygate y la inflación acechan a Boris Johnson en las elecciones locales

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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El primer ministro británico, Boris Johnson, este martes, en Downing Street
El primer ministro británico, Boris Johnson, este martes, en Downing Street TOBY MELVILLE | REUTERS

Los conservadores británicos podrían perder hasta 500 concejales en las municipales de este jueves

04 may 2022 . Actualizado a las 09:12 h.

El constante goteo de revelaciones sobre el Partygate y el alza imparable de los precios que padece el Reino Unido parecen haber destruido esa capa que hacía a Boris Johnson electoralmente inmune a cualquier escándalo o error de su Gobierno. Según los sondeos, el primer ministro británico podría ver cómo el Partido Conservador cosecha en las elecciones municipales de este jueves sus peores resultados desde los años noventa en este tipo de procesos.

Las últimas encuestas otorgan a los tories un 34 % de los votos, mientras que a sus rivales laboristas los colocan en cabeza con ocho puntos de ventaja (42 %). ¿Cómo se traduce esto? El sondeo de Electoral Calculus y Find Out Now, publicado este martes y para el cual fueron entrevistadas 1.749 personas en 200 ayuntamientos, pronostica que la formación gobernante perderá 548 concejales; mientras que los laboristas podrían hacerse con unos 800 y recuperar así parte del terreno perdido en las últimas citas con las urnas en sus antiguos feudos del norte de Inglaterra.

En estos comicios se elegirán 6.000 concejales, de los cuales 4.350 se disputarán en 140 ayuntamientos de Inglaterra, incluidos los 32 que forman el área metropolitana de Londres; y el resto se repartirán en 32 municipios de Escocia y 22 de Gales.

Sin embargo, el hecho de que en este proceso no se sometan a disputa todos los cargos en Inglaterra, pues el resto ya fueron escogidos el año pasado, hará difícil que los conservadores pierdan la mayoría que desde hace más de una década vienen gozando a nivel municipal en el territorio más grande y poblado del Reino Unido. No obstante, un varapalo podría agitar las aguas dentro del partido y acelerar una eventual moción de censura contra Johnson, la cual ha vuelto a asomarse a la agenda tras la decisión de Scotland Yard, como se conoce mundialmente a la Policía Metropolitana de Londres, de multar al premier por acudir a algunas de las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos impuestos por el covid-19. 

Otros frentes

Pero si los sondeos le pronostican a los tories unos malos resultados en Inglaterra, en Escocia el panorama luce aún peor. Los intentos de la formación por renovarse, al escoger un nuevo líder (Douglas Ross) hace menos de dos años, parece que no han servido. Las encuestas vaticinan a los conservadores un tercer lugar muy alejado de los laboristas, que quedarían en segunda posición, y a años luz de los independentistas del Partido Nacional Escocés (SNP).

La prensa británica especula con que una victoria arrolladora del SNP le reforzará en su demanda de convocar un nuevo referendo de independencia.

Y por si el nacionalismo escocés no fuera suficiente, los tories también ven con alarma los números que llegan desde Irlanda del Norte, donde los republicanos del Sinn Féin parecen encaminados a desbancar a los unionistas del DUP como la formación más votada y con más escaños en el Parlamento regional. Los republicanos podrían conseguir el 26 % de los sufragios, mientras que los unionistas no lograrían siquiera el 18 % y estarían casi empatados con el Partido de la Alianza.

Pese a que el Partygate parece haber dañado sustancialmente su imagen, Johnson ha insistido este martes en su tesis de que no creía haberse saltado las restricciones que él mismo impuso y negó que hubiera mentido intencionadamente al Parlamento. «Lo hago lo mejor que puedo para representar con fidelidad y precisión aquello en lo que creo y a veces eso es polémico y puede ofender a algunos, pero eso es lo que hago», se justificó en una entrevista en el popular programa matutino Good Morning, Britain.

El mandatario admitió que las medidas que su Gobierno ha tomado para paliar la crisis inflacionaria que atraviesa el Reino Unido todavía podrían tardar tiempo en surtir efecto. Y aunque afirmó estar dispuesto a hacer «más», no precisó ninguna medida en concreto y advirtió que las mismas no puede poner en riesgo la estabilidad fiscal.