La comisión de los no secretos

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Sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en una imagen de archivo.
Sede del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), en una imagen de archivo. CNI

05 may 2022 . Actualizado a las 19:11 h.

No hubo nada secreto ni al entrar. El PSOE, en su afán por rebajar la crispación con sus aliados independentistas, llevaba días filtrando el guion de la comparecencia de Paz Esteban, una desconocida funcionaria hasta que se convirtió en la primera jefa del CNI. Y la superespía española no se salió del carril. Enseñó a sus interlocutores unas órdenes judiciales para justificar el seguimiento a los teóricos cerebros del mal llamado Tsunami Demòcratic y apuntó «a una potencia extranjera» como responsable del supuesto espionaje al resto de infectados. Incluidos el presidente del Gobierno y la ministra de Defensa.

Tres horas después del inicio, Gabriel Rufián detalló buena parte de las explicaciones y otros de los 12 asistentes a la reunión demostraron que los prejuicios sobre la inclusión de los independentistas en la Comisión de Gastos Reservados, conocida popularmente como la de secretos oficiales, estaban más que fundados. Por mucho que los portavoces no pudieran grabar o fotografiar las pruebas, pocas cuestiones quedan por revelar de lo que se habló en el salón del Congreso.

El daño reputacional a la seguridad nacional está hecho. La credibilidad del CNI, que, conviene recordarlo, fue incapaz de encontrar 10.000 urnas el 1-O, está por los suelos y la pelea entre el PSOE y sus aliados no cesa. Un día más en el caos de la política española.