Amaia Aberasturi: «Hay que saber usar las redes sociales con equilibrio»

b. pallas REDACCIÓN / LA VOZ

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Amaia Aberasturi (izquierda), junto a Ana Mena en «Bienvenidos a Edén»
Amaia Aberasturi (izquierda), junto a Ana Mena en «Bienvenidos a Edén» LUCIA FARAIG NETFLIX

La actriz, nominada al Goya, protagoniza «Bienvenidos a Edén», serie juvenil que llega a Netflix este viernes

06 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El Edén no es el paraíso en Bienvenidos a Edén, nueva serie juvenil que este viernes llega a Netflix. En ella, un grupo de jóvenes muy activos en redes sociales son convocados a una fiesta secreta en una isla solitaria y organizada por la marca de una bebida misteriosa. Algunos de ellos serán reclutados por una organización liderada por visionarios. La actriz Amaia Aberasturi, candidata al Goya a la mejor actriz por Akelarre, afronta su primer papel protagonista de una serie. Amaia Salamanca, Belinda Peregrín, Sergio Momo, Ana Mena y Berta Vázquez también están en el reparto. 

—¿Cuáles diría que son los puntos fuertes de «Bienvenidos a Edén»?

—Es una serie que tiene muchos estímulos. Ocurren muchas cosas en muy poco tiempo. Tiene mucho exterior, una imagen muy potente, muchos personajes y muchas tramas importantes que surgen al mismo tiempo. Es un cóctel muy poderoso.

—Todo empieza con un grupo de jóvenes que reciben por redes sociales una pregunta: «¿Eres feliz?». Ellos no lo son.

—Es una pregunta que parece muy simple, pero la felicidad en sí es un término muy complejo. Es gente con diferentes problemas que se plantean que no son tan felices como deberían y por eso mismo deciden darse un regalo que es esta fiesta. No piensan que nada es lo que parece.

—Este Edén es lo contrario al paraíso.

—Sí, aunque depende de a qué personaje se lo preguntes. Si se lo preguntas a Zoa, ella claramente no se esperaba un Edén así.

—Zoa es su personaje. ¿Quién es realmente?

—Es un personaje que sufre un arco muy potente. Tiene una historia muy dura y una familia desestructurada. La Zoa del principio y la del final no tienen nada que ver y eso me llama mucho la atención como actriz, porque al final es construir un arco y una lógica. En ocho capítulos tienes que empezar y terminar de maneras muy diferentes. Esta era mi primera serie como protagonista y era para mí era un reto, porque yo he estado trabajando en el cine y no es lo mismo crear un arco dramático de una hora y media que de ocho capítulos, porque hay que sostenerlo más en el tiempo. Había cosas de Zoa que nunca había hecho.

—Una fiesta, una bebida misteriosa. ¿Son ganchos a medida de la gente joven?

—Son componentes que atraen. Creo que la imagen de la serie en sí misma es muy atractiva, también el elenco, el hecho de que todo sea azul, que haya acción, intriga, romance, thriller, que aparezcan subtramas constantemente... Todo va a hacer que el espectador se sienta atraído. Bienvenidos a Edén no está dirigido a los jóvenes al 100 %, es para todo el público, aunque sí es preferentemente para ellos. Es una serie para divertirte y que se te pasen los capítulos de golpe.

—¿Cree que el auge de las series juveniles responde a que este es un público preferente para las plataformas?

—Creo que las plataformas empezamos teniéndolas la gente joven, pero a raíz de la pandemia se han abierto a más gente. El hecho de ver una serie cuando quiero me da una libertad de horarios que antes no tenía. Aunque es cierto que a veces echo de menos aquello de sentarnos todos juntos en familia y ver lo que ponían en la tele ese día. Y luego esperar una semana entera para el siguiente capítulo. Pero es otra época.

—¿Qué series la marcaron en aquella otra época?

—Me acuerdo mucho de UPA Dance. Me impactó. Cuando la vi la daban en Neox sobre las 4.30 de la tarde y yo venía corriendo del cole y me sentaba en el sofá para verla. También he visto Física o química, con mis abuelos veía Cuéntame cómo pasó...

—La serie apunta también una doble cara de las redes sociales.

—Las redes sociales nos aportan cosas superpositivas, pero hay que saber hacer un buen uso de ellas. Ahí esta el trabajo, en saber utilizarlas con equilibrio. En Edén se da un mensaje de que podemos vivir sin redes sociales, dejar los móviles en casa y centrarnos en la naturaleza, en las relaciones sociales, en observar nuestro alrededor. En realidad, la teoría de Edén es muy bonita, pero lo que hay detrás no lo es tanto.

—Viendo «Bienvenidos a Edén» resuenan títulos como «Los 100», «El juego del calamar» o el documental sobre el polémico Fyre Festival. ¿Cree que se ha inspirado en ellas de algún modo?

—El hecho de que tengamos acceso a tantas cosas y podamos ver de todo hace inevitable que encontremos parecidos y que nada sea 100 % novedoso. Todo lo que creamos se basa en lo que ya hemos visto y a partir de ahí surge nuestra propia creatividad y una idea nueva. Pero no creo que la serie se haya basado en algo en concreto, sino que han buscado crear algo diferente a todo lo que hayamos visto antes.