El teléfono de prevención del suicidio 024 ya está disponible

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

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La ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante la presentación de la línea 024
La ministra de Sanidad, Carolina Darias, durante la presentación de la línea 024 SERGIO PÉREZ | EFE

Es gratuito, confidencial y está atendido por profesionales de Cruz Roja. Con cobertura en todo el territorio nacional, está planteada para personas con pensamientos, ideaciones o planes de conducta suicida, pero también para orientar a los que le rodean y no saben cómo ayudarles

10 may 2022 . Actualizado a las 16:03 h.

El primer año de pandemia se suicidaron en España 3.941 personas, un récord histórico que de media supone 11 muertes al día, una cada dos horas. Las cifras son particularmente altas en Asturias y Galicia, y en el tramo de edad de 50 a 54 años, pero en el último año los intentos de suicidio y las autolesiones se han duplicado entre los adolescentes. Por cada persona que se quita la vida lo intentan otras 20, un problema urgente que Pedro Sánchez se había comprometido a abordar en su plan de acción de salud mental el pasado octubre. Anticipó entonces un teléfono de prevención del que nada más se supo hasta ayer, un día antes de que se cumpliese el plazo fijado en el BOE que hizo público el operador designado. La línea está disponible desde hoy, martes 10 de mayo.

El 024 es un servicio gratuito, anónimo y accesible, que funciona las 24 horas del día, todos los días del año. Al otro lado de la línea, un equipo multidisciplinar da soporte y apoyo emocional a personas con pensamientos, ideaciones o planes de conducta suicida, pero también a los que les rodean, sin herramientas para actuar, y a los que deben lidiar con actos consumados. «Después de un suicidio, los supervivientes nos quedamos destrozados, solos y estigmatizados, con un duelo atroz que no sabemos gestionar, necesitamos ayuda», explicó ayer durante la presentación del teléfono Dolors López, madre de una víctima. La acompañaban la ministra Carolina Darias; el presidente de la Confederación de Salud Mental de España, Nel González; el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo; y Fátima Caballero, subdirectora del Área de Conocimiento de Salud de Cruz Roja, encargada de la gestión del servicio.

024 Las llamadas a este teléfono son gratuitas y no quedan registradas en la factura 

Bajo el lema «Llama a la vida», el Gobierno afronta una demanda social, la de hablar del suicidio y, sobre todo, la de actuar contra «una amenaza silenciada desde hace mucho tiempo que se ha visto exacerbada por la pandemia», en palabras de Darias. «No hay que dejar solo a nadie. La persona que se suicida no quiere morir, quiere dejar de sufrir», señaló López. «Este no es un problema individual, familiar, es un problema social, y como sociedad nos concierne a todos —añadió—. Es un problema complejo, pero en la mayoría de los casos se puede prevenir. Debemos empezar a crear redes que nos sujeten cuando nos fallen las fuerzas, porque a todos nos pueden empezar a fallar en cualquier momento». Comenta Nel González, por su parte, que nadie nos ha enseñado «a cuidar nuestra salud mental, a conocernos, a manejar nuestras emociones». El presidente de la Confederación de Salud Mental está convencido de que la línea será desde este mismo instante un soporte importante para los que lo están pasando mal. En Finlandia, recuerda, los suicidios cayeron un 38,5 % tras implantarse un teléfono similar.

Niveles según el riesgo

Los detalles más concretos sobre el servicio los aportó ayer Cruz Roja. Se trata de una línea que da cobertura a todo el territorio nacional y, abierto a reajustes, está organizado de tal manera que ninguna llamada quede sin contestar. Se filtran según el riesgo y de responderlas se encarga un equipo multidisciplinar y presencial, personal cualificado y con experiencia en atención telefónica y asistencia al suicidio que en casos extremos alertará a los servicios de emergencia.

«Queremos que el 024 sea un recurso sobre el que pivote una real cultura de prevención y de asistencia a las necesidades de la población, sobre todo a lo relacionado con el bienestar y con cuidar la salud mental —amplía Nel González—. Si el bienestar pincha, lo siguiente que pincha es la salud mental de las personas, y cuando pincha la salud mental estamos muy desorientados y somos muy vulnerables. Hay que prevenir, hay que hablar de ello, porque nos implica absolutamente a todos, nadie es indemne a esta problemática, a encontrarse en una situación así. Puede pasar en cualquier momento de la vida».

En Galicia hay siete unidades de atención, que serán ocho este año 

A día de hoy hay en la comunidad gallega siete unidades de atención a personas en riesgo de suicidio. La del área sanitaria de Ourense fue la pionera, a la que se sumaron el año pasado las de A Coruña, Lugo, Pontevedra, Vigo y Ferrol. Santiago, actualmente con un circuito de derivación rápido, tendrá también este 2022 su propio equipo de especialistas.

Andrea Prieto, psiquiatra, está al frente de la unidad coruñesa, un servicio escuálido que completan una psicóloga y una enfermera y que, de momento, no atiende derivaciones de atención primaria. Los pacientes les llegan desde urgencias, unidades de hospitalización, hospitales de día o de las propias unidades de salud mental. «Para que los médicos de cabecera puedan derivar, primero tienen que hacer formación específica y aquí aún no han empezado», se explica Prieto. Atiende una media de ocho casos al día: dos primeras consultas y seis revisiones. Sus dos compañeras, a seis. Además, están disponibles telefónicamente toda la mañana, de nueve a dos, por si algún paciente está mal y necesita hablar con ellas. Y a mayores de las consultas presenciales hacen intervenciones telefónicas programadas o para seguir casos especialmente sensibles.

Detalla el protocolo. Si una persona acude a su médico de cabecera con ideación suicida, la primera línea de la sanidad valora el riesgo: si es moderado o alto se deriva a urgencias, donde un psiquiatra decide el abordaje. La suya es una unidad de «alta intensidad», que ve a los pacientes casi una vez a la semana, sobre todo al principio. «Durante el primer contacto, se valora si tiene indicación [si tiene un criterio para hacer un seguimiento de alta intensidad] a través de una entrevista clínica: con quién vive, antecedentes, exploración de la ideación autolítica o de las conductas autolíticas que haya tenido», cuenta. También se sopesa si hacer un ajuste de tratamiento.

A continuación, se coordinan las citas. Si se decide incluir al paciente en el programa, saldrá de allí con tres nuevos encuentros programados: uno con la enfermera —se encarga de hábitos de cuidados y vida saludable, de técnicas de relajación y de las autolesiones, tanto de las curas como de herramientas para prevenirlas—, otra con la psicóloga y otra con la psiquiatra. «El paciente se va con la garantía de que va a ser seguido —asegura Prieto—. Normalmente a la semana volvemos a verlos y pueden llamarnos cuando quieran».

¿Qué le diría a alguien que no encontrase salida, que no supiese dónde buscar ayuda, a quién acudir? «Que fuese al médico de cabecera y le contase lo que le pasa, es un profesional que va a escucharle y va a poder ofrecerle alguna solución. Si se ve en una situación límite, los hospitales están abiertos 24 horas, los servicios de urgencias están para atender cualquier tipo de casos y cualquier tipo de crisis, y un problema como este es tan importante como un dolor fuerte de barriga susceptible de ser una apendicitis. Existen soluciones y existe la ayuda, y se puede pedir. Nadie va a reñirle en el hospital, la sanidad es pública y está para dar cobertura a todo el mundo que lo necesite, y eso incluye tanto la salud física como la salud mental».