El rey emérito vuelve a España tras casi dos años en Abu Dabi

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

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La infanta Elena y su amigo Pedro Campos recibieron en Peinador a Juan Carlos I

28 jun 2022 . Actualizado a las 23:58 h.

Juan Carlos l ya está en España. Tras ocho horas de vuelo exactas desde Abu Dabi, el rey emérito pisó el suelo del aeropuerto de Vigo a las 19 horas y 15 minutos de este jueves para pasar el fin de semana en Sanxenxo en su primer retorno al país en el que fue jefe de Estado y del que salió en agosto del 2020 tras la controversia generada por la procedencia de parte de sus ingresos y la disputa que la titularidad de estas abierta con la que fuera su amiga Corina Larsen.

El rey emérito fue recibido a pie de la escalerilla del avión contratado a la aerolínea de Angola Bestfly por su hija la infanta Elena y por su amigo y anfitrión en los próximos días, Pedro Campos. El deportista gallego fue quien condujo el coche en el que como copiloto viaja Juan Carlos l, mientras que en los asientos traseros les acompañaban la hija mayor del emérito y la esposa de Campos. El Volvo de tipo SUV abandonó Peinador en menos de cinco minutos tras la llegada del jet, en medio de una comitiva formada por unidades de la Guardia Civil de la provincia de Pontevedra y agentes de la misma Casa Real.

Decenas de periodistas llegados de todas las comunidades de España, fundamentalmente de Cataluña, y también de Portugal conformaron la primera escena que pudo ver el rey emérito a su regreso a España. Campos bajó su ventanilla y Juan Carlos I respondió saludando con una sonrisa a la pregunta lanzada a lo lejos por la prensa interesándose cómo estaba viviendo su regreso al país en el que reinó entre 1975 y el 2014. Decenas de curiosos se agolparon también en el exterior de la terminal aérea para intentar ver al anterior monarca, tarea que les resultó imposible. Miembros de la Policía Nacional destacados en el aeropuerto tomaron la filiación a dos jóvenes que se encontraban entre el público.

La infanta Elena fue la primera en llegar a Peinador para recibir a su padre. El avión de Iberia en el que viajaba desde Madrid tocó tierra sobre las 16:55 horas. La hija mayor del anterior jefe de Estado fue conducida en furgoneta desde el pie del avión de la aerolínea española hasta la sala de autoridades de Peinador, donde fue recibida por la directora del aeropuerto, Ana Molés.

La comitiva formada ya con el emérito se dirigió tras su llegada al domicilio de Pedro Campos, en Sanxenxo, y entró sin detenerse sobre las 20.15 de la tarde. Allí lo esperaban periodistas y vecinos. El monarca bajó la ventanilla del coche nuevamente para saludar con la mano.

Jet privado

La aeronave en la que viajó el emérito es un jet privado que pertenece a la compañía aérea fijada en Angola Bestfly, anunciada como la mejor aerolínea privada de la excolonia portuguesa, y que cuenta con una antigüedad que supera los diez años. El avión fue construido en el 2006 y tiene una configuración para 14 pasajeros, estando dotado con un diván para el descanso de alguno de ellos.

Juan Carlos I ya partió del aeropuerto de Vigo en agosto del 2020 cuando emprendió su retiro a Abu Dabi. Entonces partió a las 10 horas de la pista de Peinador en un Global 6500 alquilado a la empresa TAG Aviation con base en Malta, que había partido de París el día anterior para despistar los posibles pasos del exjefe de Estado. Para ese desplazamiento eligió el exclusivo aeropuerto Ejecutivo Al Bateen en el que prácticamente ninguno de sus vuelos queda registrado en las plataformas de seguimientos de vuelos públicos. 

El emérito estará alojado y pernoctará en casa de su amigo Pedro Campos tuvo ocasión de hablar con Juan Carlos I este miércoles y reconoció que este último tiene «mucha ilusión por volver a España». La vivienda, que se ubica en la parroquia en Nanín y dispone de dos plantas, destaca por su rápida conexión por carretera con las instalaciones del puerto deportivo de Sanxenxo, ofrece tranquilidad y dispone de vistas sobre la ría de Pontevedra. Además, es más sencilla de controlar por el dispositivo de seguridad que otras localizaciones en las que tradicionalmente se venía alojando el monarca durante sus estancias en la capital turística de las Rías Baixas.