Johnson presentará el lunes al Parlamento la norma que anulará parte del protocolo del «brexit» para Irlanda del Norte

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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El primer ministro británico, Boris Johnson, en la estación londinense de Paddington, el pasado 17 de mayo
El primer ministro británico, Boris Johnson, en la estación londinense de Paddington, el pasado 17 de mayo TOBY MELVILLE | REUTERS

El primer ministro británico reaviva las disputas con la UE para tratar de recuperar el apoyo de los euroescépticos y enterrar el escándalo del Partygate

11 jun 2022 . Actualizado a las 10:28 h.

Enterrar el Partygate y recuperar el apoyo de parte de los diputados conservadores que en la noche del lunes votaron a favor de destituirlo, en especial de los euroescépticos. Estos son los objetivos que Boris Johnson persigue con sus planes de reavivar la disputa con la Unión Europea mediante la aprobación de la ley que le permitirá reescribir o anular parte del protocolo del brexit para Irlanda del Norte. Sin embargo, el primer ministro británico corre el riesgo no solo de no lograr ninguna de esas metas, sino de paso provocar otra tormenta entre los tories que termine debilitando aún más su ya endeble liderazgo.

El proyecto de ley que el Gobierno someterá a discusión del Parlamento este lunes ya ha puesto en pie de guerra a los sectores más moderados dentro de la formación gobernante, que consideran que la jugada del premier representa una violación del derecho internacional y dañará la imagen del Reino Unido en el exterior.

«No creo que se deba permitir al Ejecutivo romper, casi de inmediato, un tratado que él mismo negoció, que vendió a los ciudadanos como bueno y cuya ratificación defendió en el Parlamento», afirmó Ken Clarke, exministro de Economía y actual miembro de la Cámara de los Lores, en una entrevista al diario londinense Daily Mirror. Clarke dio por descontado que una mayoría de los lores (una especie de senadores no electos) votarán en contra de la norma. Una situación similar auguraba The Guardian, que en su edición de este viernes adelantó que los diputados tories afiliados a One Nation, una asociación centrista conservadora, tratarían también de evitar que el texto sea aprobado en la Cámara de los Comunes.

Pero los sectores moderados no son los únicos que no ven con buenos ojos el proyecto de ley. Los euroescépticos y los unionistas norirlandeses tampoco están conformes. Los eurófobos del Grupo de Estudios Europeos (ERG, por sus siglas en inglés) piden que el instrumento faculte al Gobierno británico a romper totalmente el protocolo y no solo a modificarlo. Una postura extremista a la que Downing Street parece no estar dispuesto a llegar. «Queremos recalibrar, no romper el protocolo», aseguró en las últimas horas Conor Burns, subsecretario para el Úlster.

Esta semana la ministra de Exteriores, Liz Truss, y el propio premier se reunieron con Bill Cash y otros miembros del ERG para intentar conseguir su apoyo. Entre los 148 legisladores conservadores que el lunes votaron contra Johnson se cree que había varios euroescépticos.

Pérdidas millonarias

Pero mientras Johnson continúa con sus planes para desbaratar el protocolo norirlandés, un estudio asegura que el brexit está detrás de una parte sustancial de los 36.600 millones de euros que la economía británica perdió en el 2021 respecto al 2019.

En su estudio el Centro para la Reforma Europea (CEF, por sus siglas en inglés) admite que la pandemia del covid-19 golpeó seriamente a la economía británica, pero sostiene que el divorcio de la UE lo hizo en mayor medida.