Alarma en Alemania: aprueba un plan de ahorro de gas para sobrevivir al invierno

Cristina Porteiro
C. Porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

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Wolfgang Rattay | REUTERS

El Gobierno acepta quemar más carbón y subvencionar a las electrointensivas tras la restricción del suministro ruso

20 jun 2022 . Actualizado a las 18:50 h.

«La situación es grave», reconocía este domingo el ministro alemán de Economía y Energía, Robert Habeck, tras anunciar un plan de emergencia para reducir el consumo de gas en hogares e industrias. 

El país tiene sus reservas casi al 57 %, más que a estas alturas del año pasado, pero hay un fenómeno que preocupa al Gobierno del canciller Olaf Scholz: el suministro del hidrocarburo ruso que bombea Gazprom se ha desplomado un 60 % esta semana. El gas ya no fluye igual por el Nord Stream, y lo que antes era un escenario hipotético de desabastecimiento, ahora va cogiendo forma.

A Berlín le preocupa que el consumo desaforado pueda mermar las reservas que tanto le está costando llenar, no solo en términos económicos, también por la búsqueda de proveedores alternativos.

Para sobrevivir al próximo invierno, ha dicho Habeck, necesitan llegar con los tanques al 65 % de su capacidad en agosto, al 80 % el 1 de octubre, al 90 % el 1 de noviembre y no bajar del 40 % el 1 de febrero del 2023. Solo esa hoja de ruta puede garantizar que no habrá racionamiento. «De lo contrario, las cosas se pondrán realmente difíciles en invierno», ha admitido. 

Pero solo con llenar las reservas no vale. Por eso su ministerio ha elaborado un ambicioso plan con tres medidas para ahorrar hidrocarburo. ¿En qué consiste?

1. Expulsar el gas de la generación eléctrica

La primera propuesta que ha puesto sobre la mesa es la de marginar el gas en la generación de energía. Y la única manera que hay de desplazarlo es permitir que más centrales térmicas quemen mucho más carbón. Este domingo, por ejemplo, el gas apenas suministra a Alemania el 4,5 % de la electricidad generada, frente al 20 % del carbón. En España la cosa es bien distinta. El gas natural es la fuente de la que procede el 13 % de la energía producida. El carbón apenas aporta un 3 %, tras el cierre masivo de plantas en los últimos años. 

«Esto significa, para ser honestos, más centrales eléctricas de carbón en los próximos años, durante un período transitorio. Es duro, pero es necesario [...] Debemos hacer lo posible por almacenar la mayor cantidad de gas en verano y otoño. Los tanques de almacenamiento de gas deben estar llenos en invierno. Eso tiene máxima prioridad», deslizó el ministro. 

Alemania tenía previsto decir adiós al carbón en el 2038, pero admitió en mayo, después de ver los estragos de la guerra en Ucrania, que necesitarían alargar la actividad de sus plantas más allá del calendario fijado. 

2. Reducir el consumo industrial 

Este mismo verano, Alemania lanzará un nuevo modelo de subastas de gas industrial que pretende compensar a aquellas empresas que liberen hidrocarburo cuando se produzcan cuellos de botella en el suministro. «Esto crea un incentivo para reducir el consumo en la industria y hacer que haya más gas disponible para almacenar. Se necesita con urgencia», reconoció Habeck. La propuesta se parece mucho más a los mecanismos de interruptibilidad existentes con los que se solía remunerar a las electrointensivas al reducir su demanda en los picos de consumo en la red. 

3. Crédito para almacenar gas

Los 11 operadores encargados de gestionar las reservas están obligados a cumplir con los umbrales de almacenamiento de gas de cara al invierno. Para proporcionar liquidez suficiente, el Gobierno alemán ha anunciado el despliegue de líneas de crédito con garantías estatales para comprar hidrocarburo. 

A estas tres nuevas medidas se suman las que ya ha ido aprobando el Gobierno en los últimos meses, entre ellas los subsidios a las empresas electrointensivas para sufragar de forma temporal los sobrecostes de la energía o la nacionalización y rescate de la filial rusa de Gazprom, Gazprom Germania, a la que le ha extendido un préstamo de entre 9.000 y 10.000 millones para poder hacer uso de sus instalaciones. 

Berlín también apura los plazos para tener a su disposición el mayor número de estaciones de regasificación flotantes, debido a que no tiene plantas en tierra donde tratar el gas natural líquido (GNL) que le pueden ofrecer otros proveedores, como Estados Unidos.