Colombia elige entre el populismo y la izquierda su cambio político

HÉCTOR ESTEPA COLOMBIA / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

SANTIAGO ARCOS | REUTERS

Hernández y Petro llegan hoy a la cita con las urnas empatados en los sondeos

19 jun 2022 . Actualizado a las 09:07 h.

El exguerrillero progresista Gustavo Petro y el acaudalado constructor populista, Rodolfo Hernández, llegan hoy a la segunda vuelta con un empate técnico en los sondeos. Son candidatos muy diferentes, pero ninguno de los dos forma parte de las 40 familias que han gobernado el país durante 200 años, según una investigación de la BBC.

Lograron derrotar a Fico Gutiérrez, candidato de los partidos tradicionales —liberales, conservadores y uribistas— muy afectados por el desprestigio del actual presidente, el derechista Iván Duque, que dejará el poder en agosto con menos del 30% de aprobación, después de las masivas protestas antigubernamentales del 2019 y el 2021, que dejaron, al menos, 66 muertos, según Naciones Unidas.

«Hoy veo con esperanza que hemos despertado como nación, porque sabemos que tantos años de un sistema dirigido por los mismos, y que no funciona para la mayoría, han sido más que suficientes», dijo Petro en un mensaje en redes sociales publicado esta semana. El candidato progresista ganó la primera vuelta con un 40% de los sufragios, pero partió con desventaja en los primeros sondeos de cara a la segunda vuelta debido a que la práctica totalidad de los votos de los rivales eliminados el 29 de mayo se endosó, en un principio, a Hernández.

Petro, de 62 años, es un político de larga trayectoria. Militó en la guerrilla del M-19 hasta su desmovilización, a finales de los 80, y entró, como la mayoría de sus compañeros, en política activa. Ya como senador, a mediados de los 2000, se hizo popular por denunciar el escándalo de la parapolítica, es decir, la relación entre decenas de congresistas y los grupos narcoparamilitares.

Entre el 2012 y el 2015 fue alcalde de Bogotá. Logró reducir la pobreza en la capital, pero parte de sus aliados le acusaron de despotismo. Su candidatura genera tanta pasión como odio. Una mitad de Colombia censura su pasado guerrillero y está en contra de su programa, y por este sentir ‘antipetrismo' es por lo que Hernández es capaz de aglutinar en bloque millones de votos. 

Un constructor adinerado

«La mafia política en Colombia tanto de derecha como de izquierda nos está robando desde hace décadas», señaló esta semana el constructor, que posee una fortuna de unos 100 millones de dólares y obtuvo su primer cargo público de importancia en el 2016, convirtiéndose durante tres años en alcalde de Bucaramanga.

Hernández, de 77 años, ha logrado llegar a segunda vuelta con un directo mensaje anticorrupción, a pesar de que él mismo tendrá que ir a juicio por presunta corrupción a finales de julio. Al candidato le persigue la polémica, tras haber amenazado con pegar un tiro a un opositor, haber abofeteado a un concejal que le contradecía o haberse declarado seguidor de Adolf Hitler, aunque después puntualizó que se refería a Albert Einstein. Su apoyo en las encuestas ha menguado en los últimos días, después de su negativa a acudir a debates. Mantiene, eso sí, intactas sus opciones de ser el próximo presidente de Colombia.

Gustavo Petro, un giro hacia la socialdemocracia sin alarmar a las grandes fortunas

Gustavo Petro quiere ser el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia y sus propuestas son rupturistas, enmarcadas en la socialdemocracia. El exalcalde de Bogotá propone una reforma fiscal progresiva que grave especialmente «a las 4.000 más grandes fortunas» de Colombia, acabando, al mismo tiempo, con algunos beneficios tributarios. 

Quiere también avanzar hacia sistemas de salud y pensiones públicos, desmontar la policía antidisturbios, acabar con el servicio militar obligatorio y promover que las mujeres ocupen el 50 % «de todos los cargos públicos, en todos los niveles y las ramas del poder». Pondría en marcha, asimismo, una reforma agraria, asunto muy espinoso en Colombia, un país donde el campo ha sido el gran generador del conflicto armado.

En cuestión de paz, apuesta por cumplir los pactos del 2016 con las FARC, y negociaría con el Ejército de Liberación Nacional, ahora la mayor guerrilla de Colombia. Una de sus propuestas más polémicas es un cambio en la matriz energética, poniendo fin al extractivismo en un país que basa parte importante de la economía en la exportación petrolera.

Rodolfo Hernández, poca concreción y una declaración de guerra a la casta política

Rodolfo Hernández ha llegado a segunda vuelta con un programa poco detallado y basado en la lucha contra la corrupción y la «politiquería». El constructor propone una reforma del poder judicial priorizando la meritocracia en el acceso de los magistrados a sus cargos.

Reduciría impuestos a las empresas y también bajaría el IVA del 19 % actual al 10 %, asegurando que conseguiría un equilibrio fiscal. Propone también que la cobertura universitaria llegue al 100 % de la población, mediante una reforma del sistema de estudios superiores. 

De cara a esta segunda vuelta ha introducido propuestas marcadamente progresistas para enfrentarse a su rival, como el visto bueno a la adopción de niños por parejas del mismo sexo, una abominación para el conservadurismo colombiano más duro que probablemente le votará igualmente por antipetrismo. Por eso Hernández busca al centroizquierda. Una de sus propuestas más polémicas es crear una «ciudad resocializadora» en el área rural para 200.000 presos con tobilleras, para evitar su fuga, que trabajen en fábricas establecidas por firmas internacionales de manufactura.