Juicio por el asesinato de Marta Calvo: la primera semana en el banquillo de un «depredador letal de tendencia homicida»

m. c. c. REDACCIÓN / LA VOZ

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Rober Solsona | EUROPAPRESS

Jorge Ignacio Palma, el presunto asesino de Marta Calvo, se enfrenta a 130 años de cárcel por agredir sexualmente a ocho mujeres y acabar con la vida de otras dos

07 mar 2023 . Actualizado a las 10:56 h.

 Jorge Ignacio Palma es un colombiano de 40 años de complexión fuerte. El pasado lunes se sentó por primera vez en una sala de la Audiencia Provincial de Valencia. Como si no fuera con él, durante cinco días escuchó relatos escalofriantes que perfilaban el perfil de un «depredador letal de tendencia homicida», como definió un perito que presentó una de las acusaciones particulares.

Palma está acusado de asesinar a tres mujeres, Arliene Ramos, Marta Calvo y Lady Marcela Vargas, y de haber agredido sexualmente a otras ocho. Escuchó con frialdad el relato de algunas de sus víctimas que lograron sobrevivir a sus prácticas mortales. «Es un monstruo», llegó a decir entre lágrimas la primera de las mujeres a las que sometió. La Fiscalía pide para este hombre 130 años de cárcel. Las acusaciones particulares, prisión permanente. Palma todavía no ha testificado. Lo hará ya en julio. Y hay pocas esperanzas de que revele dónde se encuentran los restos de Marta Calvo, la mujer a la que primero reconoció haber asesinado y de la que luego dijo no saber nada. 

Los hechos

Once víctimas. Entre el 25 de julio del 2018 y el 7 de noviembre del 2019, Jorge Ignacio Palma agredió a once mujeres en Valencia con el resultado de tres muertes. Arliene Ramos, una brasileña de 32 años fue su primera víctima mortal. Contactó con ella en abril del 2019 y agonizó durante nueve días en el hospital tras un encuentro sexual con el acusado en una casa de citas de Valencia. «Tras verla convulsionar, Palma se marchó del lugar sin prestarle ayuda», según relató la Fiscalía. Lady Marcela V. R. fue la siguiente. Como en el otro caso, utilizó grandes cantidades de cocaína de gran pureza, que introdujo vaginal y analmente, para hacerla convulsionar hasta la muerte. Marta Calvo fue su víctima número once. Palma reconoció ante la Guardia Civil que la descuartizó después de que falleciera de manera accidental. No quiere decir dónde dejó sus restos. 

El «modus operandi»

El mismo patrón en todas sus agresiones sexuales. Las ocho mujeres que lograron sobrevivir a Jorge Ignacio Palma relataron primero a la Guardia Civil y esta semana en el juicio en Valencia como el acusado utilizó el mismo patrón con todas ellas. Les proponía supuestas fiestas blancas, encuentros sexuales que consisten en poner cocaína sobre una superficie plana o en el cuerpo de una mujer y esnifarla. Pero Palma iba mucho más allá de eso. Les introducía dosis letales en la vagina y en el ano. También en la bebida, según los datos de la investigación, hasta que llegaban a perder el conocimiento y en tres casos —el de Arliene Ramos, Lady Marcela y Marta Calvo— la vida. Jorge Ignacio Palma siempre tenía coca de gran pureza, algo muy difícil de conseguir a no ser que haya una relación con el narcotráfico. La defensa de Palma insiste en que todas las relaciones fueron consentidas y reconoce que su cliente es un consumidor habitual de drogas. Pero los doctores del Instituto de Medida Legal de Valencia, que declararon ante el tribunal, sostienen que las jóvenes que sufrieron intoxicaciones estuvieron expuestas a alguna otra sustancia además de la cocaína. «El investigado repitió esas prácticas sexuales conociendo sus consecuencias letales y asumiendo el posible resultado de ellas», sostiene la Fiscalía. 

Intencionalidad

Conocedor de lo que hacía. Los testimonios de las víctimas que se escucharon esta semana en la Audiencia de Valencia ratifican esta conclusión del ministerio público. Palma evita en sus encuentros beber o drogarse, según las mujeres que testificaron. Todas lo definieron como una persona fría, pero con las ideas claras sobre lo que quería hacer.

La madre coraje que posibilitó la celebración del juicio

«Hoy estamos aquí y este señor en el banquillo gracias a una madre coraje, la de Marta Calvo, que peleó e investigó para encontrar a su hija». Este reconocimiento de la Fiscalía al inicio del juicio contra Jorge Ignacio Palma revela la dura lucha de Marisol Burón para encontrar una explicación a lo que le había pasado a su hija. Pero su insistencia no solo ha llevado a los juzgados a Jorge Ignacio Palma. Su trabajo ha trascendido. Apoyada por los familiares de Diana Quer y Marta del Castillo llevó una iniciativa popular al Congreso. Durante cuatro horas, Burón habló de Marta, de sus sentimientos y de su lucha «para hacer justicia». Un largo camino de más de dos años con frutos. El pasado 29 de marzo salía adelante una propuesta para la modificación del artículo 140 del Código Penal, ampliando la prisión permanente revisable al reo que «hubiere hecho desaparecer el cadáver de la víctima o no diere razón de su paradero», o cuando «el autor hubiere sido condenado con anterioridad como reo de delito de asesinato». Mientras el PSOE votó a favor (en un giro inesperado de su ideario, ya que llegó a propugnar derogarla), Podemos votó en contra. Un triunfo para Burón que comenzó su lucha con una casualidad. Su hija le había enviado la ubicación de donde se encontraba antes de desaparecer en la localidad valenciana de Silla. Palma le llegó a abrir la puerta y le dijo que no sabía nada de su hija. Le mentía y ella lo supo.