Yaiza Rubio: «Tener mil amigos en redes sociales no es positivo a ciertas edades»

b. pallas REDACCIÓN / LA VOZ

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Yaiza Rubio, experta en ciberseguridad y directora para el metaverso de Telefónica
Yaiza Rubio, experta en ciberseguridad y directora para el metaverso de Telefónica

La experta publica el libro «Las aventuras del equipo ciber», que explica las claves de la ciberseguridad a niños y jóvenes

19 jun 2022 . Actualizado a las 09:17 h.

Cómo protegerse de virus, troyanos y malware, cómo resguardar la identidad en la red y cómo navegar por internet de forma segura son trucos elementales para la vida digital, pero no todo el mundo los domina. Los niños y los jóvenes pueden aprenderlo incorporando a sus lecturas de este verano el libro Las aventuras del equipo ciber (Shackleton Books), escrito por Yaiza Rubio, experta en ciberseguridad y nueva directora para el metaverso de Telefónica. El objetivo no es tener miedo a la tecnología, sino convivir con ella de forma responsable.

—Creemos que niños y jóvenes son nativos digitales, pero aprenden a manejarse a tientas. ¿Tienen la ayuda que necesitan?

—Los niños conocen los dispositivos. No entienden aquellos que no sean táctiles y en los que la interacción no se produzca de determinada manera, pero eso no significa que conozcan la tecnología o sepan cómo usarla para el bien o para el mal. No conocen los riesgos que tiene internet ni las aplicaciones que se construyen sobre internet. Han nacido con los dispositivos y el acceso a la red, pero no son conscientes de todos los peligros que supone.

—Y los padres que deberían guiarlos también progresan sobre la marcha.

—Ni siquiera los adultos conocemos los riesgos y las implicaciones. En el mundo de la ciberseguridad el usuario final, el que usa la tecnología, es el eslabón más débil de toda la cadena. Los cibercriminales conocen cómo comprometer a un usuario de forma muy sencilla. En un mundo ideal serían los padres los que ayudaran a sus hijos a entender cómo funciona la tecnología, pero por eso existen organismos públicos como Incibe, que trabaja muy bien la concienciación con programas específicos para colegios donde gente como yo, que conoce un poco la tecnología, sabe cómo transmitir a pequeños y mayores esa responsabilidad que se necesita. Se está haciendo una labor muy importante por parte de estos organismos públicos para tapar esas deficiencias que tenemos. Los profesores no tienen por qué conocer en profundidad un problema que es complejo para todos.

—¿Cuáles son los riesgos específicos para niños y jóvenes?

—Uno de los asuntos pendientes más importantes es cómo configurar las plataformas que usan nuestros niños. Es muy importante la identificación de las personas. En muchas plataformas sociales una persona puede hacerse pasar por alguien que realmente no es. Es cierto que muchas han evolucionado en este aspecto, pero todavía es posible que cualquiera pueda crearse un perfil pseudoanónimo y contactar con público joven que no haya protegido bien su cuenta y tenga su perfil expuesto a todo el mundo y no solo a sus amigos. También es muy importante hacer un uso responsable de la navegación y ver a dónde nos estamos conectando, si son páginas fiables o no. Los dominios de dudosa reputación pueden contener información falsa o difundir malware, aplicaciones maliciosas que te instalas sin querer o queriendo, porque piensas que es una aplicación buena. Por último también hay que tomar conciencia de la viralidad que tiene el contenido en internet. A lo mejor suben algo comprometido pensando que solo lo van a ver tres personas, pero hay que asumir que esa información se puede difundir a un círculo mayor o ser utilizada para hacer chantaje.

—Para proteger la identidad, ¿las cuentas de los menores deben ser siempre privadas?

—En el caso de nuestros hijos debemos asegurarnos de que la gente que puede contactar con ellos sean solo sus amigos. Y recomendarles que miren quién les pide solicitud de amistad, si conocen a esa persona o está en su círculo de confianza. Eso se soluciona siempre con la configuración de la cuenta. Otro dato relevante es ser consciente de que exponemos mucha información sobre nosotros mismos en internet.

—Limitar los contactos a personas reales se contradice con el valor que puntúa en redes sociales de tener cuantos más seguidores mejor.

—Si lo que queremos es limitar el riesgo para nuestras personas más queridas, estas tienen que darse cuenta de que el hecho de tener mil amigos en redes sociales no significa nada, ni ser más o menos popular. Hay que ver los pros y los contras. Tener mil amigos a ciertas edades cuando no se conocen los riesgos de la tecnología no es algo positivo.

—¿El momento de darle un móvil a un niño supone dejarlo volar solo y darle una autonomía tecnológica más difícil de controlar?

—Hay dos variables en ese aspecto. Una es el tiempo de uso y otra son los riesgos a los que están sometidos. En cuanto al tiempo de uso, hay herramientas para limitarlo y evitar así tener que discutir a ciertas horas en las que están muy enganchados al móvil. Nos ocurre a todos. Es importante ser conscientes del número de horas que pasamos con el móvil. A mí me ha pasado. Yo he llegado a desinstalarme la aplicación de Instagram al tomar conciencia del tiempo que pasaba en ella. Por otro lado está el tema de los riesgos. Hay soluciones de control parental muy avanzadas para que los padres gestionen su dispositivo y sepan qué hace su hijo, qué información consume, qué páginas visita, qué aplicaciones se descarga. Hay que combinar el uso de esas herramientas con la concienciación.

—¿Control parental hasta qué edad?

—Tal vez con 17 años no tiene sentido un control parental, pero es necesario haber hecho esa concienciación en los años anteriores y haber inculcado buenos hábitos respecto a internet precisamente para que cuando llegue ese momento por lo menos estén ellos preparados.

—¿Existirán mayores riesgos en ciberseguridad en ese mundo nuevo que es el metaverso?

—El metaverso, entendido como esa interfaz de usuario superinmersiva a la que podremos trasladar parte de nuestra vida, no creo que vaya a suponer que vayamos a desligarnos de nuestra vida física ni que vaya a acrecentar ni los riesgos. Los mundos virtuales que van a funcionar son los que ya tenían previamente una red social. Facebook ha apostado por eso, cambiando incluso su marca, precisamente porque ya tiene muchos usuarios. TikTok también está viendo cómo apostar por la realidad aumentada, igual que Microsoft.