¿Por qué ganó con mayoría absoluta Juanma Moreno?

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

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Con Toby, su perro ciego, que adoptaron en su familia hace unos años.
Con Toby, su perro ciego, que adoptaron en su familia hace unos años. Álvaro Cabrera | EFE

El PP planteó la mejor estrategia y su inercia en campaña fue muy positiva

20 jun 2022 . Actualizado a las 18:35 h.

Los astros se alinearon para el PP en unas elecciones en las que todo les ha salido de cara. Desde el marco en el que se desarrolló la cita, hasta los pequeños detalles. Incluso el calor remitió algo el domingo para que los andaluces pudieran ir a votar.

La marca Juanma

Un liderazgo sólido. Juanma Moreno aprovechó muy bien sus casi cuatro años en la Junta para construir una imagen de presidente de todos los andaluces, lo que catapultó su imagen. Su gran estrategia fue atacar el centro político con un mensaje basado en la gestión, algo que el electorado ha premiado. Triunfó su discurso de serenidad y estabilidad frente a una posible coalición de tres listas de izquierda, pero también acabó llevándose mucho voto progresista al interpretar estos que la mejor forma de dejar a Vox fuera del Gobierno era escoger su papeleta. Además, con el permiso de Teresa Rodríguez, Juanma Moreno es el único líder que tiene autonomía. «Lo que pasa en Andalucía no se va a decidir a 550 kilómetros de aquí», presumía.

Voto de Castigo

Espadas pagó por Sánchez. Pese a que Ferraz hiciese ayer un gran esfuerzo para intentar circunscribir los resultados al ámbito autonómico, nadie duda la existencia de un importante porcentaje de voto de castigo a Pedro Sánchez. El precio de la gasolina y de la energía están disparados, la inflación descontrolada, y los andaluces penalizaron la política de pactos de Ferraz en los últimos años, donde EH Bildu o ERC se han convertido en socios preferentes.

Problemas orgánicos

División interna en el PSOE. La disputa entre Sánchez y Susana Díaz se saldó con unas primarias en las que Juan Espadas, la opción favorita del presidente, logró la secretaría general. Fue un proceso convulso que muchos todavía no han digerido y que provocó que socialistas históricos y con una gran ascendencia sobre determinados territorios, grandes feudos de la izquierda, no se involucraran como en otras ocasiones. Como derivada, si Moreno es visto como un líder que disfruta de una gran autonomía, Espadas no logró desprenderse en ningún momento del sambenito de satélite de Sánchez.

Fractura de la izquierda

Se invierte lo del 2018. La delicada situación por la que atraviesa Cs provocó que los votos del electorado conservador se concentraran en dos sacos. Mientras tanto, la izquierda se presentó en tres listas distintas. Justo al revés que en el 2018. Inma Nieto lamentó la misma noche electoral que por Andalucía y Adelante Andalucía sumaron los mismos votos que Vox. Y que mientras las dos listas de izquierda totalizaron siete escaños, Vox se fue a los 14.

Acierto con la campaña

Sin siglas y en verde. En ese intento por atraer a los socialistas desencantados, varios de los planteamientos de partida resultaron un éxito: las siglas del partido reducidas a la mínima expresión, en los 15 días de caravana no sonó ni una sola vez la música oficial del PP, el azul del partido dio paso al verde andalucista y, especialmente, ceder todo el protagonismo al líder autonómico. Muchos se extrañaron de que Feijoo y Moreno solo coincidieran en un acto de campaña y que el presidente nacional no acudiera a Sevilla al cierre del viernes para arropar a su amigo. Feijoo y Moreno replicaron el modelo instaurado en el 2009 por Rajoy y el propio Feijoo en Galicia, con dos caravanas paralelas, para peinar el mayor porcentaje de territorio posible, pero sobre todo para no robarle el protagonismo al candidato. Los dos grandes triunfadores de la noche del domingo son Moreno y Feijoo. Acertaron de lleno.

Además de los correctos planteamientos de partida, Moreno fue ganando muchos apoyos a medida que avanzaba una campaña en la que todo le salió bien. No cometió errores en los debates y discurrió plana, sin moverse en ningún momento de la centralidad, evitando las continuas provocaciones de Vox y de la izquierda, que buscaban que se polarizara para crecer. No lo consiguieron. El órdago de Macarena Olona advirtiendo de que exigirían entrar en el Gobierno no desencajó a los populares.

El esprint final

La ayuda de Mónica Oltra. Al inicio de la campaña en Génova contaban con tener un «muy buen resultado», pero siempre lejos de la mayoría absoluta, apuntando entre 47 o 49 escaños, lo que les permitiría sumar más que el conjunto de la izquierda, su gran objetivo. Pero con el paso de los días se fueron creciendo, y el resto de opciones, desinflando. Esto provocó que en la recta final los famosos trackings que maneja el partido internamente apuntaran a los 52-53, acariciando la absoluta con un Cs al que la demoscopia le concedía dos asientos. Según comentan en la presidencia del PP-A, entre el jueves y el viernes la absoluta empieza a convertirse en una posibilidad real. El viento a favor siguió entrando hasta el final. Los populares entienden que el baile de la vicepresidenta Mónica Oltra del sábado tras haber sido imputada en un caso de abusos a menores tutelados pudo haber movido a muchos indecisos. El domingo al mediodía reciben el sondeo a pie de urna de GAD 3, y aunque piden prudencia, ahí ya pusieron el fino y las cervezas a enfriar.