Di Maio, de militante anticasta a promotor de un partido de centro al servicio de Draghi

vALENTINA SAINI VENECIA / LA VOZ

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Tras la marcha de Di Maio, Cinco Estrellas ha dejado de ser la principal fuerza en la Cámara de Diputados.
Tras la marcha de Di Maio, Cinco Estrellas ha dejado de ser la principal fuerza en la Cámara de Diputados. MICHELE TANTUSSI | Reuters

Aspira a un papel clave tras su salida, el pasado martes, del M5E

26 jun 2022 . Actualizado a las 10:28 h.

El 8 de septiembre del 2007, el humorista Beppe Grillo organizó el V-Day, una jornada para movilizar a los muchos ciudadanos indignados con la política italiana. El evento, cuyo nombre completo era Vaffanculo-Day, escandalizó a la clase política y a muchos analistas del país transalpino, pero fue un éxito. El Movimiento 5 Estrellas (M5E), nacido oficialmente en el 2009, empezó a tomar forma aquel mismo día.

Por su énfasis en cuestiones como la democracia directa y su fuerte crítica anticasta, Cinco Estrellas fue comparado con los llamados partidos piratas, fuerzas de protesta surgidas en Europa del norte a principios de la década del 2000. Muchos políticos y tertulianos aseguraban que sería flor de un día. Se equivocaron.

Gracias a su cofundador y experto en informática Gianroberto Casaleggio, el M5E tuvo un alma digital desde el principio y supo aprovechar la web, los blogs y las redes sociales. La popularidad de Grillo, que fue el cómico más famoso del país en los ochenta, hizo que millones de italianos lo conocieran inmediatamente.

En marzo del 2012, el M5E consiguió una de sus primeras alcaldías en Parma, una acomodada ciudad del norte. A partir de ahí fue a más: en el 2014 obtuvo más del 21 % de los votos en las elecciones europeas; cuatro años después, en las generales, más del 32 %, situándose como el primer partido de Italia, y tras años en la oposición cerró un Gobierno con la Liga, la ultraderecha liderada por Matteo Salvini.

El impulsor de la alianza con la Liga fue el entonces líder del M5E, Luigi Di Maio, un joven del sur de Italia sin experiencia política, pero militante desde el 2007, y deseoso de hacer realidad el grito de guerra de Grillo: «Abrir el Parlamento como una lata de atún». La coalición entre el M5E y la Liga llevó al entonces desconocido abogado, Giuseppe Conte, a la jefatura del Gobierno.

Pese al colapso de la coalición en el verano del 2019, y a la formación de un nuevo Ejecutivo, formado por el M5E, el Partido Demócrata y otras pequeñas fuerzas de izquierda, Conte logró mantenerse como primer ministro y convertirse en una estrella, tanto del M5E como de la política italiana. Ni siquiera el fin de su segundo Gobierno en febrero del 2021, y el nombramiento de Mario Draghi en su lugar, debilitó su tirón sobre el M5E. Es más: el abogado se convirtió en presidente del partido. Esto molestó a Di Maio, aunque consiguió mantener su cargo de ministro de Exteriores en el Gobierno de Draghi.

Cuando Di Maio dejó el M5E el pasado martes, sus tensiones con Conte no eran nada nuevo pero habían ido a más. Tras su marcha, se ha desplazado a la derecha, convirtiéndose en gran partidario de Draghi. «Creo que los objetivos de Di Maio son puramente personales. Quiere mantener su puesto de ministro hoy e intentar mantener el de diputado tras las elecciones del año que viene. Pero es algo muy difícil», afirma Andrea Ceron, profesor asociado de Ciencias Políticas en la Universidad de Milán.

Di Maio salió del M5E llevándose unos setenta diputados, y creó el grupo Juntos para el Futuro, otra pequeña fuerza centrista para las elecciones generales del 2023. Antonella Seddone, profesora asociada de Ciencias Políticas en la Universidad de Turín, observa: «Me parece que se están apiñando en el centro muchas fuerzas muy parecidas, y no sé si hay espacio para todas». Por eso parece que están dialogando para crear un único partido centrista pro-Draghi. Di Maio aspira a un papel clave.