Javier Licandro, encargado de seguir la misión desde la Tierra: «En los asteroides vemos los ladrillos con los que se hicieron los planetas»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

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Odisea estrena el documental «El viaje de Lucy», sobre la primera sonda que se envió a los misteriosos troyanos

27 jun 2022 . Actualizado a las 11:25 h.

El canal Odisea estrena esta noche (22.30 horas) el documental El viaje de Lucy, escrito y dirigido por la gallega Ruth Chao y que llega a la pequeña pantalla con el aval de varios premios internacionales. Producido por Somadrome y la propia Odisea, el trabajo, en el que también participa la TVG, sigue paso a paso los preparativos, la cuenta atrás y el lanzamiento desde Cabo Cañaveral de la misión Lucy de la NASA, una sonda espacial que va a estudiar a unos misteriosos asteroides: los troyanos. El documental humaniza esta aventura dando protagonismo a los científicos que participan en ella, entre ellos Javier Licandro, coordinador de investigación del Instituto Astrofísico de Canarias (IAC), encargado de seguir la misión desde la Tierra. Licandro ha dedicado su vida a observar, estudiar y analizar los asteroides troyanos de Júpiter desde el telescopio de La Palma.

—El documental convierte a los científicos en protagonistas. ¿Cómo fue su experiencia?

—Muy interesante. Se interesaban por cómo trabajamos y nos acompañaron en una observación de las que hacemos de soporte de misiones. Esto hace que exista un interés por el trabajo que realizamos y siempre es algo que incentiva, claro.

—Estos formatos, ¿contribuyen a acercar al público a la ciencia?

—Creo que son extremadamente necesarios, sobre todo porque acercan a la gente a cómo trabajamos de verdad. Parece que los científicos somos un poco cerrados y que nuestra actividad es casi como esotérica. Pero ver realmente lo que hacemos y que nuestra actividad es normal, muy humana, creo que puede acercar la ciencia a la gente. Es muy bueno, sobre todo para que la gente entienda cómo funciona la ciencia y cómo la ciencia puede aportar a la sociedad. Como ha pasado, por ejemplo durante la pandemia, que hemos visto casi que en directo, día a día, como la ciencia plantea preguntas, respuestas y se corrige a sí misma constantemente.

—Los humaniza.

—Exactamente, los científicos no somos bichos raros. Muchas veces se tiene esa visión de que el científico es ese señor que va con túnica, que está metido en el laboratorio y que vive en un mundo paralelo. Pero la realidad está muy lejos de eso.

—Y a nivel personal, ¿cómo se sintió al ser seguido por las cámaras?

—Me sentí muy cómodo. La verdad es que lejos de entorpecer el trabajo lo enriquecieron. Me pareció que estábamos haciendo algo muy interesante y útil, que es mostrar el trabajo de los astrofísicos con el estudio de este tipo de cuerpos, los asteroides troyanos.

—Nunca una nave espacial viajó hasta los asteroides troyanos.

—Sí, es una zona que permanece inexplorada por las naves espaciales. Es la primera vez que se van a estudiar con naves. Sí fue ampliamente estudiada con telescopios espaciales y desde los de la Tierra, pero ahora vamos a poder estudiarlos con un nivel de detalle muchísimo mayor, lo que nos aportará un conocimiento sobre eses objetos muy, muy extenso. Y lo que haremos desde la Tierra es complementario y muy necesario para el resultado final de la misión.

—Los asteroides son los fósiles del universo, pero qué tienen en particular los troyanos.

—Los asteroides en general son el residuo de lo que quedó de la formación de los planetas. Es como si estuviéramos viendo los ladrillos con los que se construyeron los planetas, tal cual estaban hace 4.000 millones de años cuando esto se formó.

—Sí, pero ¿qué nos puede aportar el estudio de los troyanos?

—Los asteroides que se formaron más allá de la región interna del sistema solar, en Júpiter, Saturno, Urano o Neptuno son objetos completamente distintos porque es una región donde el agua permanecía congelada y se puede sumar a la estructura de un asteroide. Estos objetos tienen una alta composición en hielo, que no los ves en los asteroides del cinturón principal, que son básicamente rocas.

—¿Nos ayudarán entonces a entender con más detalle cómo surgió el agua en la Tierra?

—Está clarísimo que en el agua de la Tierra tiene un componente importante, no menor, el agua proveniente de cometas y asteroides. Pero ¿hasta qué punto? Esa es parte de la discusión, porque entre otras cosas no sabemos exactamente cuánta agua hay en la Tierra. Sabemos la que hay en los océanos, pero en el magma terrestre, por debajo de la corteza, es un tema que todavía se discute. Todo esto nos va a dar más datos. En definitiva vamos aportando granitos de arena al conocimiento para entender mejor cómo se formó nuestro planeta y cómo nació la vida en él.