Alejandra Sierra: «Para desconectar bien en vacaciones ayuda irse lejos y a un destino nuevo»

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Marcos Míguez

Los efectos calmantes de un buen descanso se mantienen hasta cinco semanas después de disfrutarlo, señala la experta, que recomienda tomarse un respiro antes del viaje: «Lo mejor es darte un par de días para bajar revoluciones antes de marchar»

04 ago 2022 . Actualizado a las 12:19 h.

Uno puede desconectar en vacaciones incluso quedándose en casa. Pero si queremos dejar la mente en blanco de verdad, la recomendación es poner tierra de por medio. Cuanta más, mejor. La psicóloga Alejandra Sierra (S&P Psicología) asegura que ese «esfuerzo» que el cerebro realiza para conocer sitios nuevos y adaptarse a otras culturas y horarios es ideal para dejar todo atrás. ¿Mejor irse de viaje el primer día o dejar un margen para bajar revoluciones? ¿Es preferible coger el mes entero del tirón o partirlo en varios períodos? La experta responde.

—Ya el hecho de tener que desconectar no es del todo buena señal, ¿no?

—Tal cual. En un mundo ideal, lo suyo sería no tener que desconectar, o al menos no de la manera en la que lo necesitamos en el mundo actual. Lo ideal sería tener jornadas más cortas de trabajo, menos carga, poder cogerte vacaciones en un estado de mayor tranquilidad y no sobrepasados, como muchas veces las cogemos... Pero para eso tendría que haber un cambio de paradigma total.

—Y una vez puestos a desconectar, ¿es posible hacerlo quedándonos en casa, sin irnos de viaje a ningún sitio?

—Es mucho más difícil, pero se puede. Lo importante es hackear nuestra adaptación hedónica.

—¿Qué significa eso?

—Es un término que quiere decir que cuando te presentas al mismo estímulo una y otra vez, ese pico de felicidad que te generaba al principio no va siendo tan elevado, y al final la actividad no te acaba dando tanto placer. Para hackearla, sobre todo, lo que se recomienda es variar, en vez de establecer la misma rutina. Por ejemplo, si te tienes que quedar en casa o has elegido hacerlo, ser un turista más en tu ciudad, volver a visitar museos o alguno nuevo que hayan abierto, plantearte hacer una excursión algún día… Intentar, de alguna manera, cambiar esa rutina y no seguir la pauta de todos los días. ¿Qué no has probado nunca aquí en A Coruña? ¿El surf? Pues puedes apuntarte a un curso de 15 días de una escuela. Se trata de no hacer lo mismo una y otra vez.

—Pero el hecho de mantener el escenario, en este caso la casa, ¿no dificulta romper con las costumbres y los tics?

—Aún así, si el día ya ha sido diferente, tampoco pasaría nada. Y también puedes, dentro de esas planificaciones, plantearte el visitar algún restaurante nuevo. Aquí también ocurre que anochece muy tarde, por lo que está la opción de salir a dar un paseo después de cenar… Es decir, no caer en ciertas rutinas que te dan esa sensación de ‘se me viene la casa encima’. Que no sea: ‘Ceno, serie y a dormir’.

—Es decir, que es más importante variar la rutina que la propia actividad.

—Si corres siempre por el mismo sitio a la misma hora, va a llegar un punto en el que no te va a apetecer tanto ir a correr. Ahí conviene cambiar de recorrido para que te siga apeteciendo hacerlo o te vuelva a resultar interesante. Sí, el cerebro necesita que seamos flexibles y le mostremos cosas nuevas, que variemos al menos la rutina dentro de una actividad, aunque sea la misma.

—También hay quien se va año tras año de viaje al mismo sitio. ¿Se desconecta igual de bien que en uno nuevo?

—En general, mejor que el cerebro tenga que esforzarse a la hora de algo nuevo. Cosas como ver dónde está el súper, o buscar tal sitio. Decir: ‘Mira, esta mantequilla no la hay en mi ciudad, o en mi país’. Todo ese tipo de esfuerzos impulsan la creatividad y la flexibilidad, te ayudan a tener momentos en los que tus problemas de casa acaban teniendo otra perspectiva… Es decir, todo lo que implique un esfuerzo en ese sentido va a ser muy positivo. Al final sí que es cierto que resulta muy tranquilo el hecho de ir al mismo sitio y tenerlo todo controlado, pero la variedad de lo nuevo va a ayudar a la mente. Si te gusta ir siempre al mismo lugar de vacaciones, genial. Si va contigo y te sirve de desconexión, perfecto, pero la recomendación es intentar cambiar de destino.

—¿E irse lejos? ¿Poner una barrera física de distancia, a veces incluso horaria, cultural e idiomática, ayuda a dejar la mente en blanco?

—Sí, eso puede llegar a ser superpositivo. Al tener esa barrera, aunque tuvieras el impulso, ya no puedes estar tan pendiente. También hay quien es capaz de quedarse despierto en los horarios correspondientes para poder ver algo o hablar, aunque eso ya habría que mirarlo. Pero si aprovechas para hacer los horarios del sitio donde estás y lees los wasaps de casa en cualquier otro momento, eso ayuda. Y luego conocer otras culturas, a veces hacer el esfuerzo de intentar hablar otro idioma y descubrir cosas diferentes, ayuda un montón a dejar la mente en otro sitio. Recomiendo irse lejos y a un destino nuevo para desconectar bien. Pero tampoco hay que pretender verlo todo a las horas previstas con miedo a no llegar. Recordemos que estamos de vacaciones, que no hay que tener todas las horas ya ocupadas de antemano.

—¿Es mejor irse enseguida o tomarse unos días libres antes del viaje? ¿Y la vuelta, de golpe o gradual?

—Lo más recomendable es el punto medio, por no subir los niveles de estrés. Al final, el estrés es tener más tareas de las que puedes gestionar en un día. El cuerpo te da una energía extra que te permite responder a esa carga de más. Entonces, claro, si tengo unas vacaciones y me las pongo justo pegadas al día que me voy, a esa carga laboral que ya tengo, le tengo que sumar la carga de hacer maletas, alguna compra que debo hacer antes de irme, de tener que dejar ciertas cosas listas… Estoy aumentando esos niveles de estrés. A veces nos puede compensar, y en otros casos quizás no tanto. Lo mejor es darte un par de días para ir bajando revoluciones antes de irte. En el cerebro, más o menos, a los dos días de desconectar del trabajo ya se empieza a ver una bajada bastante drástica de los niveles de estrés. Y a la vuelta también conviene tener un par de días para volver un poco a la rutina y a los horarios.

—¿Es preferible cogerse el mes entero o partirlo en varios períodos?

—Con tal de garantizar que vas a tener al menos dos semanas seguidas en alguno de los períodos vacacionales, ya está. Lo importante es eso. Lo de partir o coger el mes entero ya es conocerse, y va también en función de las características de tu trabajo. Según los últimos estudios, el beneficio de las vacaciones se mantienen hasta cinco semanas después de las vacaciones, los niveles de estrés se mantienen a raya en ese período. Por tanto, si te coges el mes entero, tienes un montón de tiempo de tranquilidad garantizado.

—¿Hay que desconectar las apps del trabajo? ¿No vale ojear?

—Hay que desactivarlas, incluso en el día a día hay que hacerlo al salir del trabajo. En vacaciones la recomendación es eliminar el correo del teléfono, incluso del ordenador, y dejar el típico mensaje de ‘estoy de vacaciones, vuelvo en esta fecha, contestaré lo antes posible’. Lo mismo con las redes sociales. Sus efectos en la salud mental no suelen ser positivos, entonces hay que intentar también visitarlas con muy poca frecuencia o, incluso, eliminarlas directamente durante el período. Lo mismo para el teléfono, hay que reducir su uso a lo imprescindible.

—¿Y si estás en el sitio perfecto pero no acabas de limpiar la mente?

—Si no hay manera de que desconectes del trabajo o de situaciones, hay que plantearse que hay algo que nos está costando gestionar o que no funciona. Si tenemos ese tipo de síntomas, probablemente tengamos los niveles de estrés muy elevados y habría que preguntar a un profesional, porque tenemos una ansiedad que ni las vacaciones te ayudan.

—¿Y al contrario, la gente que siempre está deseando volver?

—Si realmente están a gusto y se encuentran bien… Pero habría que ver por qué siempre quieren volver. Nos podemos acostumbrar al estrés y no darnos cuenta del nivel al que estamos expuestos, porque nos hemos habituado a ese ritmo y ya forma parte de nuestro estilo de vida. Si no hay nada detrás y realmente les gusta su rutina y no les genera malestar, puede no ser negativo. Para gustos colores. Pero también habría que valorar si no te estás dando cuenta, como quien ha normalizado 12 o 14 horas de jornadas laboral, porque has normalizado algo que a la larga te va a dar problemas, aunque tú ahora mismo no seas consciente.

—¿Hay que encontrar un tiempo para uno y para la pareja cuando hay niños?

—Sí, para ti ya sea leyendo, dándote un baño… No es necesario que sean grandes momentos, o sí. Por ejemplo, hay quien se va con otros de vacaciones y aprovecha la mañana para darse una vuelta, o espera a la familia tomándose un café en equis sitio… Luego hay gente a la que le encanta estar siempre con los demás y ya no se plantea ese hueco, pero sí es recomendable buscarlo. El tiempo para ser pareja es superimportante, tanto de vacaciones como en el día a día, porque además de familia somos pareja. Existe la fórmula incluso de irse de nuevo de viaje unos días sin los niños tras las vacaciones familiares, y si les sirve, perfecto. Lo que habría que preguntar es la motivación que hay detrás. Si es: ‘Los niños son un trabajo, estoy harto’, habría que ver si hay algo que quizás no se está gestionando bien.

A los dos días de irte del trabajo empieza una bajada drástica del estrés”