La electricidad vuelve a precios récord pese al mecanismo que topa el gas

F. Fernández LA VOZ

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ALBERTO LÓPEZ

Alcanza este miércoles su cuarta mayor cotización histórica por el coste del hidrocarburo

24 ago 2022 . Actualizado a las 09:02 h.

La electricidad al por mayor escala este miércoles hasta su cuarto mayor precio medio diario: 436,25 euros el megavatio hora. Solo estuvo más alto los días 7, 8 y 9 de marzo pasado, poco después de la invasión rusa de Ucrania. Pero la gran diferencia es que a las puertas de la primavera todavía no se aplicaba en el mercado mayorista el mecanismo denominado tope al gas y ahora sí. De hecho, está en vigor desde el 15 de junio. Pero de poco parece servir esa fórmula de contención de precios cuando la cotización del gas natural en el mercado ibérico roza máximos (en el entorno de los 200 euros por megavatio hora), como ocurre estos días.

Y es que ese mecanismo, autorizado de forma excepcional por la Comisión Europa, lo que hace es imponer un techo al precio del hidrocarburo que pueden incorporar las centrales de ciclo combinado en sus ofertas de venta de energía eléctrica. ¿Por qué solo al gas? Porque es la tecnología que marca el precio medio diario al tratarse de la más cara. Así, conteniendo sus ofertas, se limita también el resultado final de mercado.

Ese tope es, de momento, 40 euros por megavatio hora. A partir de esa cantidad, los dueños de las centrales calculan cuánto les cuesta producir, sumando también el precio de la tonelada de CO2 en el mercado europeo —como estas plantas son emisoras, deben comprar derechos—, que está un 56 % más cara que hace un año. Luego añaden otros costes operativos más el beneficio que esperan obtener y realizan su oferta al mercado eléctrico. Lo cierto es que, con esta fórmula, los precios medios finales en julio y agosto no llegaron a los 150 euros por megavatio hora, según datos del operador del mercado ibérico de electricidad, OMIE.

Pero esa cifra no es real. Porque a los ciclos hay que compensarlos por ofertar muy por debajo de sus costes y ese ajuste se incorpora al precio final de mercado. Por ejemplo, de los 436 euros de cotización prevista para hoy, casi el 60 % (249,30) es la indemnización para esas plantas.

Sin tope sería aún peor

Pese a esto, si no se aplicase el mecanismo, el coste final de la electricidad alcanzaría este miércoles los 502 euros el megavatio hora, el segundo mayor precio tras el alcanzado el 8 de marzo. ¿Dónde está ese abaratamiento? En que, con el tope, solo las centrales de gas cobran lo que cuesta el gas, como le gusta repetir a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera. Ya no todas las restantes demás tecnologías, que se beneficiaban de un sistema marginalista de casación de precios eléctricos que, hasta que se implantó el mecanismo, hacía que todas cobrasen el precio medio final fijado por las centrales más caras. Obtenían lo que se conoce como beneficios caídos del cielo.

Ribera avanzó hace unos días que ese ahorro de dinero en los dos meses de aplicación del mecanismo rondaba los 1.400 millones de euros. Ese es el principal efecto positivo del tope al gas. Ese y una contención final de las cotizaciones de un 20 % de media.

Pero el mecanismo no evita que la electricidad toque máximos cuando el hidrocarburo también lo hace. Además, el precio final también se encarece más cuanto más gas se utilice para generar electricidad. Y se usa el doble de combustible que antes del tope. Según datos del gestor del sistema gasista, Enagás, la demanda de hidrocarburo para el sector eléctrico aumentó en julio un 126 % en comparación con el mismo mes del año anterior; mientras que la producción de los ciclos combinados se disparó en ese mismo período un 157 %, de acuerdo con las estadísticas de Red Eléctrica.

Esta tecnología cubre las carencias de las renovables. Carencias como la intermitencia provocada por la imprevisible disponibilidad del recurso. Mientras los ciclos aumentaban su producción el mes pasado, la de la hidráulica se reducía un 53 % menos y crecía la eólica (un 6,3 %).

Reforma del mercado

El Gobierno tiene previsto seguir peleando para que la Comisión Europea acepte la que considera verdadera solución al problema de precios eléctricos: suprimir el sistema marginalista para desvincularlos del coste del gas. Hasta la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, parece apostar por esa reforma.