Bruselas pedirá a los países reducir un 10 % el consumo de electricidad

C. P. REDACCIÓN / LA VOZ

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FERNANDO ALVARADO | EFE

El Ejecutivo europeo propondrá este miércoles un impuesto mínimo sobre los beneficios extraordinarios de petroleras y gasísticas

14 sep 2022 . Actualizado a las 08:15 h.

Desde que Alemania abrió la puerta a limitar los precios de la electricidad, la cotización del gas TTF a un año -el de referencia en Europa- ha caído un 45 %. 

La señal vino acompañada de otro movimiento: la Comisión Europea anunció la elaboración de un plan de emergencia para intervenir los precios en el mercado mayorista y aliviar así las facturas de los hogares y empresas europeos, que afrontan el invierno más crudo de las últimas décadas. 

Las cancillerías acordaron el pasado viernes unas directrices mínimas para orientar al Ejecutivo europeo en la elaboración de la propuesta legislativa que presentará este miércoles su presidenta, Ursula von der Leyen, ante el plenario de la Eurocámara. 

¿Qué pidieron los países de la UE? Cinco actuaciones.

La primera tiene que ver con fijar un techo a los beneficios extraordinarios que obtienen las eléctricas cuando vierten energía eólica, hidráulica, solar o nuclear a la red. Estas cobran el megavatio hora (MWh) al mismo precio que las plantas de ciclo combinado, que utilizan gas (su precio alcanzó cotas históricas en agosto), aunque sus costes de producción son muy inferiores. 

La segunda demanda se orienta a la fijación de una «contribución solidaria» a las empresas petroleras, gasísticas y de carbón, con el objetivo de que ayuden a sufragar los costes de la crisis energética con los beneficios récord que están anotando este año. 

La tercera actuación pactada por los Estados fue la de articular una estrategia para incentivar la reducción coordinada del consumo de electricidad en todos los países de la UE, para hacer frente a una posible escasez y a los altos precios del mercado. Se habla de incentivos, no obligatoriedad. 

La cuarta medida tiene que ver con el despliegue inmediato de un mecanismo de liquidez de emergencia para las comercializadoras. Muchas de ellas se encuentran al borde de la quiebra o han tenido que ser rescatadas porque tienen operar a pérdidas -compran gas a precios que no pueden trasladar a sus consumidores según los contratos vigentes o no tienen liquidez suficiente en caja para adquirir hidrocarburo y seguir manteniendo el servicio a sus clientes-. 

La quinta y más controvertida actuación tiene como protagonista el propio precio del gas. Teniendo en cuenta que es el principal componente energético que está empujando al alza los precios, y que su cotización está expuesta a la manipulación de Rusia y de intermediarios, los países pidieron a la Comisión que diseñe un mecanismo para limitar su precio en el mercado. Ahora bien, no se ponen de acuerdo sobre la conveniencia de aplicar el tope a todo el gas importado o solo al ruso. 

¿Qué respuesta dará este miércoles la Comisión? 

El equipo comandado por Von der Leyen está teniendo problemas para poder atender esta última demanda. No solo por la variedad de criterios entre cancillerías, también por las consecuencias que podría acarrear la imposición de un precio máximo al gas natural que se importa de países «aliados», como el GNL de Estados Unidos o Noruega, que han permitido en buena manera reducir la dependencia del hidrocarburo ruso desde el 40 % antes de la guerra en Ucrania al 9 % actual. «Un precio máximo no resolvería el problema fundamental, y es que hay escasez de gas en Europa», advirtió el primer ministro noruego, Jonas Gahr Støre. 

Lo cierto es que el tope al hidrocarburo aplicado en la península ibérica -considerada una isla energética por sus deficientes interconexiones con la red europea- no ha conducido, hasta el momento, a una situación de desabastecimiento. Y eso se debe a que los importadores están siendo compensados. 

En lo que respecta a limitar los beneficios extraordinarios de renovables, carbón y plantas nucleares, Bruselas sí estaría dispuesta a introducir un precio máximo en el mercado mayorista de entre 180 y 200 euros el MWh.

En torno a la «contribución solidaria» de petroleras y gasistas, la Comisión baraja la introducción de un impuesto mínimo del 33 %, según revela Contexte, a partir de un umbral de beneficios que se calculará tomando como referencia la media de todos los ejercicios desde el 1 de enero del 2019. Apunta Efe que su aprobación solo requeriría el apoyo de una mayoría de países, sin necesidad de que haya unanimidad. Esto permitiría sortear cualquier posible veto, como el que comprometió el embargo al petróleo ruso (Hungría se opuso). 

¿Qué hay de la demanda? No cabe duda de que, por mucho que se limiten los precios, habrá problemas en el invierno del 2023 si no se ahorra energía. Por eso la Comisión propondrá reducir la demanda eléctrica de empresas y hogares un 10 %, según Efe. La mitad de ese ahorro deberá concentrarse de forma obligatoria en las franjas horarias donde hay picos de consumo o donde las renovables -más baratas- apenas están vertiendo energía a la red. 

La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, explicó este martes que todas estas medidas son necesarias para abaratar las facturas de los hogares: «Cuanta menos demanda eléctrica colectiva haya en cada hora del día, menos cuesta el kilovatio hora en esa hora del día porque hay menos necesidad de hacer uso de la energía más cara que entra en el sistema en el último momento. Solo entra cuando la demanda se dispara y hay que tirar de lo que resulta más caro, que es lo que consume gas, en este momento. El precio de la energía en cada tramo horario será más bajo si ahorramos más colectivamente», explicó. 

En cualquier caso, la propuesta no estará lista para entrar en vigor, como pronto, hasta principios del mes de octubre. Según confirmó este martes la presidencia checa de turno de la UE, los ministros de Energía se volverán a reunir el próximo 30 de septiembre para cerrar el acuerdo de intervención del mercado.