Los enormes errores de los países en la gestión del covid, según «The Lancet»

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

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Santi M. Amil

De España los expertos critican la tardanza en cancelar vuelos internacionales

16 sep 2022 . Actualizado a las 09:00 h.

Con la luz asomando al final del túnel, llega el tirón de orejas. Tras dos años de trabajo, la Comisión Lancet sobre el covid-19 —creada en julio del 2020 para ayudar a los gobiernos, la sociedad y las instituciones de la ONU a responder efectivamente ante la pandemia— ha concluido que la gestión mundial de la crisis sanitaria estuvo plagada de errores garrafales. Aunque los balances oficiales hablan de casi 7 millones de muertos, los expertos de la prestigiosa revista científica estiman que el virus se habría cobrado más de 17 millones de vidas, una «profunda tragedia», pero también «un fracaso global masivo en distintos niveles».

Suma de fallos

Millones de muertes evitables. Los 28 especialistas en políticas públicas, relaciones internacionales, epidemiología, vacunación, economía y salud mental que firman el informe creen que la mayoría de los gobiernos no estaban preparados para afrontar una amenaza sanitaria como la que se desató en China a finales del 2019: fueron demasiado lentos en responder y prestaron poca atención a los más vulnerables. Todos los esfuerzos por combatir la crisis se vieron obstaculizados, además, por la falta de cooperación internacional, recalcan, y por el rechazo de la población a las precauciones básicas, en el que mucho tuvo que ver la desinformación.

Asia y Oceanía

Los que mejor reaccionaron. Cuando el brote de Wuhan se hizo público a nivel mundial, la mayoría de los gobiernos tardaron demasiado en reconocer su importancia y en ponerse en marcha. Fueron los países de la región del Pacífico Occidental de la OMS, «preparados por su experiencia con el síndrome respiratorio agudo severo», los que reaccionaron con mayor urgencia, recoge el texto. Asia y Oceanía siguió una estrategia de control que condujo a una mortalidad acumulada mucho menor.

ESPAÑA

Debió cancelar vuelos antes. El informe ahonda en las estrategias particulares que los distintos países llevaron a cabo para protegerse. Advierte que Europa nunca tuvo entre sus planes neutralizar la pandemia, que su objetivo fue desde el principio frenar la transmisión. Sin embargo, países como España tardaron demasiado en cancelar los vuelos internacionales, opinan los expertos. Reprochan las pocas pruebas que se hicieron durante los primeros meses del 2020 y lo rápido que, tras la primera ola, se levantaron las restricciones. Sin embargo, si algo ha llamado la atención al grupo de trabajo ha sido la «irresponsabilidad» de los líderes políticos, con respuestas «improvisadas», que en ocasiones, rozaron «el absurdo». Censura el texto la cantidad de declaraciones imprudentes que se hicieron durante las primeras semanas de pandemia, «descuidando la evidencia científica y arriesgando innecesariamente vidas humanas con miras a mantener abierta la economía».

La OMS

«Actuó con demasiada cautela». El documento subraya también la respuesta «demasiado cauta y lenta» de la Organización Mundial de la Salud (OMS), concretamente a la hora de advertir sobre lo contagioso que era el virus, de reconocer que se transmitía a través de aerosoles, de declarar la emergencia de salud pública internacional, de respaldar el uso de las mascarillas y de apoyar los protocolos de viajes diseñados para frenar la propagación del agente infeccioso.

DESINFORMACIÓN

Redes sociales, malas compañeras. La pandemia ha sido la primera crisis mundial contada a través de las redes, malas compañeras de lo riguroso y lo fiable. Especialmente poderosas a la hora de difundir ideas, por su alcance y su inmediatez, permearon entre la población la mentira y la desconfianza, dando el mismo peso a las opiniones individuales que a la evidencia. Todos los países, concluye el informe, demostraron ser altamente vulnerables a la desinformación.

VACUNACIÓN

Falta de solidaridad. El texto critica además la falta de cooperación entre gobiernos para financiar y distribuir productos sanitarios, incluidas las vacunas, y el elevado coste de los recursos para su desarrollo y producción en países de bajos ingresos.

La OMS, molesta: en el informe hay «omisiones» y «malas interpretaciones»

Nada bien ha sentado en las filas de la OMS esta evaluación independiente que, además de ponerle los puntos sobre las íes a la agencia, le reclama que se reforme y se refuerce de cara al futuro.

El informe «no transmite el arco completo de la respuesta inmediata, plurianual y salvavidas» que se ha llevado a cabo desde el principio de la pandemia, replica el organismo sanitario de la ONU, destacando fechas clave como el 30 de diciembre del 2019, momento en el que recibió las primeras alertas de casos de neumonía de causa desconocida en Wuhan (China), o el 12 de febrero del 2020, cuando se dirigió un Foro mundial de investigación e innovación sobre el nuevo virus para hacer un balance de lo que se sabía y establecer la agenda a seguir.

«Advertimos repetidamente sobre el potencial de transmisión asintomática de persona a persona —defiende la OMS—, especialmente de la transmisión presintomática, incluso ya a finales de enero con la publicación de una guía de vigilancia. Emitimos orientación y protocolos al principio de la pandemia para identificar contactos entre personas antes del desarrollo de síntomas (...) y desempeñamos, y seguimos haciéndolo, un papel vital en la actualización de los últimos conocimientos sobre el virus y en el despliegue de herramientas para todos aquellos países que las necesiten». Insiste este organismo en que en el informe de The Lancet hay «omisiones clave» y también «malas interpretaciones», especialmente en lo relativo a la declaración de la emergencia de salud pública y a la velocidad y el alcance de las acciones llevadas a cabo.