Rafael Doménech: «A lo largo del 2023 veremos una caída progresiva de la tasa de inflación»

María Meizoso REDACCIÓN / LA VOZ

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La Voz de Galicia

El responsable de análisis económico de BBVA Research dibuja un escenario con «señales de mejora incipiente»

18 sep 2022 . Actualizado a las 12:33 h.

La inflación sigue sin dar tregua a los bolsillos —en agosto se situó en el 10,5 %—, y el temido otoño caliente está cada vez más cerca. En el contexto actual, el responsable de Análisis Económico de BBVA Research, Rafael Doménech, avanza que «en general, ya

estamos viendo muchos precios en los que la tasa de crecimiento ha empezado a reducirse. Las subidas son menores o incluso hemos empezado a ver bajadas». No obstante, para percibirlo habrá que esperar al próximo año porque «la inflación la vemos en términos interanuales, comparando los precios en estos momentos con los que había hace un año, así que hasta que no empecemos a comparar, por ejemplo, precios de la primavera del 2023 con los que hemos tenido en 2022 mucho más elevados, no veremos una caída muy significativa de esas tasas».

—¿Cuánto tiempo estima que podría prolongarse esta situación?

—Hay mucha incertidumbre sobre cuánto puede durar este episodio de inflación elevada. Pero, con todas las cautelas, lo que estamos empezando a ver son algunas señales que adelantan que, a lo largo de los próximos meses, sí podríamos ver un punto de inflexión. Algunos precios de materias primas como petróleo, cereales o minerales ya han empezando a disminuir. No es el caso del gas, ahí es donde más incertidumbre y volatilidad hay y va a depender de lo que pase este invierno. También estamos viendo señales de mejora incipiente de todas las variables que utilizamos para testar lo que ocurre con estos cuellos de botella que han estado detrás del encarecimiento de las cadenas de producción a nivel mundial. También ahí estamos viendo mejoras. Por lo tanto, las previsiones apuntan que a lo largo de estos meses veríamos ya el punto de inflexión y, luego, a lo largo del 2023 veremos una caída progresiva de la tasa de inflación. Los precios seguirán siendo elevados, pero ya no aumentarán como lo hemos visto hasta ahora. Las previsiones que manejamos es que, a lo largo del próximo año, la tasa de inflación puede estar entre el 4-5%, que es la mitad de lo que estamos viendo en estos momentos.

— Alemania es uno de los países más vulnerables a cualquier corte en el suministro de energía. De hecho, el aumento de los costes ya está afectando a su producción. Si entra en recesión, ¿qué puede esperar Europa?

—Las expectativas que estamos manejando son que la recesión, al menos durante un par de trimestres, es inevitable. Algunos indicadores ya apuntan que, si no estamos en una situación de estancamiento, incluso podríamos estar ya en una de ligera recesión. De eso parece que hay pocas dudas. Lo que no se sabe es cuánto tiempo se va a prolongar esta situación de estancamiento o recesión y cuál va a ser la intensidad de la misma. Hoy por hoy, las previsiones que manejamos es que, más allá de lo que pase estos trimestres, el año 2023 va a ser de prácticamente estancamiento de la economía europea. El peso de Alemania es muy importante y nos va a condicionar.

—Con esos mimbres, en el caso concreto de España, ¿qué comportamiento espera que tenga su economía?

—Podríamos, en el conjunto del 2023, esquivar la recesión por algunos factores diferenciales que permitirán que España crezca algo más que Europa. Uno de ellos es lo que hemos visto el verano con el tirón por la recuperación del turismo. Y otro, la ejecución de los fondos Next Generation. Por lo tanto, aunque tengamos algún trimestre en negativo, el 2022 está prácticamente hecho. En el conjunto del año, el nivel de producción sobrepasará un 4 %. La inflación se quedará entre el 8 y el 9 %, pero hay señales que anticipan ese punto de inflexión en la última parte de este 2022. Y la tasa de paro no se moverá mucho, se creará empleo, pero no con el suficiente dinamismo.

«En indicadores de digitalización, en España, estamos mejor que la media europea»

Reconoce Doménech que con los fondos europeos Next Generation se generaron unas «expectativas demasiado optimistas».

—Estaban llamados a facilitar el cambio de modelo económico. ¿Cómo evalúa su ejecución?

—Una vez que, en el 2020, se aprobaron los fondos, se esperaba que en el 2021 estuvieran entrando en la economía real. Se generó la expectativa de que en el 2021 la economía española iba a ejecutar unos 27.000 millones de euros y que esto nos podría aportar más de dos puntos de crecimiento. Luego hemos visto que la realidad es otra y que la ejecución de los fondos es mucho más lenta. Lo importante es que los fondos se utilicen para maximizar su objetivo que es el de la transformación de la economía española. En lo relativo a la transparencia, es muy importante contar con datos de ejecución y, lamentablemente, sobre esto hay menos información, pero esperamos que sea una cuestión de tiempo y que termine llegando.

—Entre sus objetivos, destaca el impulso de la digitalización o la transición energética. ¿Se ha ido consiguiendo?

—Las ayudas van llegando. Las empresas están realizando inversiones en energías renovables para poder facilitar esa transición y están haciendo uso de esos fondos. Lo que va lento es la concesión de ayudas. Pero todo esto va a ir en aumento. En este sector, se está generando mucha demanda, pero también se crean cuellos de botella. Y, en lo relativo a la digitalización, es muy importante que esa transformación la lideren las Administraciones públicas para acortar los tiempos de diseño y la ejecución de estos fondos europeos. A la economía española esta revolución digital la pilla mejor, todos los indicadores así lo confirman. España está con una renta per cápita por debajo de la media, pero en lo que son indicadores de digitalización estamos mejor que la media europea. Destacamos en infraestructuras, pero estamos peor en capital humano.

—Y en el ámbito de la sostenibilidad, ¿a qué reto se enfrentan las empresas?

—Tenemos que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sin renunciar al crecimiento. Y, por lo tanto, tenemos ahí un compromiso a nivel europeo para que nuestras economías tengan una emisión neta cero en el año 2050. Es uno de los grandes retos que tenemos y para eso hay que ir cambiando el mix energético, sin renunciar a la mejora de nuestro bienestar.

«En pocos meses, los tipos de intereés estarán en el 2,5 %»

El Banco Central Europeo (BCE) anunció a principios de este mes la mayor subida de tipos de su historia.

—Tres cuartos de punto para tratar de controlar la inflación. ¿Es una medida acertada o llega tarde?

—Una vez que evaluamos ex post es más fácil decir que estas subidas se deberían haber hecho antes. En cualquier caso, más vale tarde que nunca y desde luego que más vale hacerlo ahora que posponer esas decisiones al año que viene. Por lo tanto, bienvenidas son porque, aunque es cierto que las subidas de tipos de interés tienen un efecto restrictivo sobre la actividad económica y encarecen los costes de financiación de los hogares y de las empresas, también necesitamos que la política monetaria lance un claro mensaje de que la inflación se va a controlar. En caso contrario, la inflación por su si sola no va a volver a niveles que hemos decidido que son aceptables, en torno al 2%. Por tanto, ese mensaje de que el BCE va a hacer todo lo que está en su mano para garantizar ese objetivo es muy importante. Puestos a minimizar el daño, es preferible empezar a subir los tipos de interés cuanto antes.

—¿En qué porcentaje?

—De acuerdo con nuestras previsiones, todo apunta a que esos aumentos van a ser bastante rápidos. La última subida fue de 0,75 % y vamos a llegar en pocos meses al 2,5%. Y esto es lo que ha empezado a descontar el euríbor que determina el tipo de interés de las hipotecas que están a tipo variable, pero también de la financiación de las empresas. Esos tipos de interés son en general aceptables, no son elevados. En una situación normal, el BCE tendría los tipos en el 1,5 o 2%. Las dudas están en si va a ser suficiente con ese 2,5%. Con las previsiones que hay sobre la mesa, sí, pero no hay que descartar, dadas las incertidumbres, que nos cueste más tiempo volver a los niveles anteriores.

—¿Este endurecimiento de la política monetaria multiplica el riesgo de recesión?

—La recesión en Europa no va a venir determinada por el endurecimiento de la política monetaria del Banco Central Europeo, sino por el encarecimiento de las materias primas, en especial, de la energía. Y la manera de minimizar costes es actuar de manera temprana.