El partido de Bolsonaro se convierte en la mayor fuerza política de Brasil

Héctor Estepa RÍO DE JANEIRO / E. LA VOZ

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Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en la noche electoral.
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil, en la noche electoral. UESLEI MARCELINO | REUTERS

El resultado enfría el optimismo de Lula, pero sigue siendo el favorito a ganar

04 oct 2022 . Actualizado a las 09:00 h.

Victoria agridulce para Lula da Silva en Brasil. El expresidente izquierdista ganó la primera vuelta de las elecciones con el 48,4 % de los votos, pero su rival, el mandatario ultraderechista, Jair Bolsonaro, remontó 14 puntos de desventaja que le daban los sondeos hasta alcanzar el 43,2 % de los sufragios. Confirma así que su movimiento político ha llegado para quedarse y que mantiene las opciones de victoria en la segunda vuelta del próximo 30 de octubre.

«Vencimos a la mentira», señaló Bolsonaro, refiriéndose a las encuestas, mientras importantes miembros de su equipo de campaña sacaban pecho. Han logrado posicionar como la mayor fuerza política en el Congreso al Partido Liberal (PL), siglas a las que se adhirió Bolsonaro en el 2021, y que hasta entonces era una formación de tamaño medio en el Legislativo.

Ahora, impulsado por el líder ultraderechista, el PL contará con 98 de los 513 representantes de la Cámara de los Diputados, convirtiéndose en la mayor bancada de un hemiciclo tradicionalmente muy fragmentado.

El Partido de los Trabajadores (PT) de Lula fue segundo y tendrá 68 diputados a partir del 2023, cifra muy alejada de los 91 que consiguió en el 2002, cuando registró de la mano del entonces presidente izquierdista su mejor resultado electoral. Un resultado que sirve también para mostrar la magnitud del porcentaje obtenido el domingo por un PL liderado por Bolsonaro.

La formación del presidente ultraderechista también se convierte en el principal partido del Senado, tras doblar su presencia en este al alcanzar los 14 escaños.

 

El Congreso más conservador

Los resultados obtenidos por el centroderecha y la extrema derecha, como el Movimiento Democrático Brasileño (MDB) y la Unión —partido por el que llega al Senado Sergio Moro, el juez que encarceló a Lula— dan como resultado el Congreso más conservador desde el regreso de la democracia a Brasil, en 1985, algo que complicará la vida parlamentaria de Lula, si logra hacerse con la presidencia, y facilitará la de Bolsonaro. El presidente confirmó que su movimiento político es el más importante del país en la actualidad y que buena parte de Brasil se ha colocado, por un motivo u otro, en el bando de la derecha dura.

Hay dos focos que polarizan el país. Por un lado Bolsonaro, criticado por sus ademanes autoritarios, y por el otro el Partido de los Trabajadores, señalado por los numerosos escándalos de corrupción en el pasado.

Lula da Silva había planteado estas elecciones como una diatriba entre democracia y autoritarismo. Se presentó como la solución demócrata y para ello se alió con políticos de centro y centroderecha, como Gerardo Alckmin, su principal rival en las elecciones del 2006 y ahora candidato a convertirse en su vicepresidente.

El resultado del domingo confirma que el PT logra aumentar su base de votantes —Lula consigue en primera vuelta casi 20 puntos más que Fernando Haddad en el 2018—, pero también que el antipetismo sigue siendo muy fuerte en Brasil y un foco fundamental de polarización. «Esto es apenas una prórroga», dijo el líder izquierdista, refiriéndose a la segunda vuelta y a sus posibilidades de victoria, que considera intactas. Es el favorito, ya que necesita millones de votos adicionales menos que Bolsonaro para volver a la presidencia, pero el resultado del líder ultraderechista enfrió considerablemente los ánimos en su cuartel de campaña.

Hasta ahora todas las encuestas de intención de voto daban, por varios puntos de diferencia, a Lula como ganador en una segunda vuelta contra Bolsonaro, pero el patinazo de los sondeos este domingo pone en duda esas cifras. Nadie en la historia de Brasil, tras la salida de los militares del poder, perdió la segunda vuelta tras ganar la primera.

Simone Tebet, senadora del Movimiento Democrático Brasileño (MDB).
Simone Tebet, senadora del Movimiento Democrático Brasileño (MDB). ADRIANO MACHADO | REUTERS

La senadora centroderechista Simone Tebet, la sorpresa de la cita electoral

La política de 52 años  supera al veterano izquierdista Ciro Gomez

 

La senadora Simone Tebet (Tres Lagoas, 1970) dio el domingo la campanada en la cita electoral, al situarse en tercera posición, superando a un político progresista de larga trayectoria como Ciro Gomes. Esta política de origen libanés reunió el 4,2 % de los votos, casi cinco millones de sufragios, después de haber destacado en los debates televisados, en los que criticó a Lula pero también a Bolsonaro, por no ocuparse de los asuntos importantes y centrarse solo en criticar al exmandatario izquierdista.

Tebet es considerada la candidata de los terratenientes agrarios, algo que ella mismo admite, tras haber representado en el Senado a Mato Grosso del Sur, uno de los estados donde el sector agrícola tiene más relevancia. Era una senadora desconocida hasta que, en el 2021, participó en la comisión parlamentaria de investigación del papel del Gobierno en la pandemia del covid-19. Tebet destacó en los debates de esa comisión, que acabó recomendando que Bolsonaro fuese imputado por la administración de la crisis.

De ella puede depender la suerte final de los dos candidatos el próximo día 30.

Bebeto se queda sin escaño de diputado y Romario es reelegido senador 

A las presidenciales concurrían conocidos deportistas y personas del mundo del espectáculo. Entre los primeros destacan dos campeones del mundo de fútbol, que tuvieron una suerte dispar. Romario de Souza, exjugador del Barça, fue reelecto senador por Río de Janeiro, al obtener 2,3 millones de votos bajo las siglas del Partido Liberal (PL), de Bolsonaro. En cambio, Bebeto, exdelantero del Deportivo, no revalidó su escaño de diputado por Río, al que se presentó por el Partido Social Democrático (PSD). Sí fue electo diputado el campeón de voleibol Maurício Souza, como candidato del PL.

En las elecciones brasileñas es habitual que se presenten famosos que cuentan con más posibilidades de ser reconocidos y votados por el gran público que candidatos más desconocidos, una práctica criticada por parte de los analistas, que consideran que empobrece el nivel del Legislativo.