María José Abad, especialista en educación digital: «Un error muy frecuente es regalar el móvil en la comunión»

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En equipo con Rocío García, José Martín Aguado y Luisfer Martínez, saca a la luz una guía esencial sobre los hijos y la tecnología

01 nov 2022 . Actualizado a las 18:55 h.

Es un constante motivo de preocupación, cómo poner límites a nuestros hijos en el uso de la tecnología. Casi todos los padres anda perdidos en ese aspecto. Por eso es tan necesario la guía que este equipo de expertos acaban de publicar. Te ayudará a tener las cosas claras. María José Abad, coordinadora de «Empantallados», nos explica qué errores más comunes cometemos.  

—El libro es el resultado de un lustro de trabajo.

—Empantallados nació en el 2017 como plataforma sin ánimo de lucro de publicación de contenidos. El libro es resultado de escuchar a muchísimos padres y madres, miles, e investigar junto a la consultora GAD3 el impacto de las pantallas en la vida familiar y trabajar con expertos en salud, educación y tecnología.

—¿Cuáles serían las secciones clave?

—Una parte, los retos educativos por edades porque hay gente que se piensa que hay que esperar a la adolescencia. Se educa desde que nacen. No puedes darle a tu hijo una pantalla como un ‘apaganiño' o ‘niñera digital' y luego pretender que cuando crezcan haga un uso saludable. Otra, las preguntas más frecuentes que nos hicieron padres y madres. Y respuestas.

—Casi haría falta otra guía para adultos...

—Todos estamos «empantallados»: los padres, los hijos, los abuelos... Hay una parte en el libro para los adultos. Son un ejemplo importante. Se puede decir que los sábados en casa no se usen móviles, quitar las notificaciones, permitir un tiempo determinado y ciertos contenidos, pero que haya criterios comunes entre padres y otras personas que educan a nuestros hijos, como abuelos o cuidadores. Si no, no avanzamos. Algún profesor nos ha comentado que hay alumnos que se duermen en clase; muchas veces eso viene ocasionado porque están por la noche jugando a videojuegos, viendo series o contenidos inadecuados. Eso es una pérdida de tiempo y hace que no rindan. Que los móviles estén fuera de la habitación mientras se duerme es muy importante.

—¿Cómo educar en lo que no nos educaron?

—Tus hijos no han elegido nacer ahora, pero tú tienes la responsabilidad de acompañarlos. No hay una tradición familiar en esto. Nos costará, pero es el reto que nos ha tocado. Tampoco nos parece que focalizar solo los riesgos sea bueno; al final la pantalla también puede ser una oportunidad para educar. Con ella podemos trabajar las tres aes: autoestima, atención y aburrimiento.

—¿Cuál sería el «lado bueno» de la pantalla?

—Esta es la generación del «todo ya» y la gratificación instantánea. Hay que fomentar actividades que necesitan un medio plazo, como campeonatos deportivos, aprender un instrumento o un voluntariado. Tenemos en el bolsillo una herramienta poderosa, si la tecnología se usa bien.

—¿Cómo compaginar con el libro escolar digital?

—Hay que hacer algo para «desempantallar» a los niños de vez en cuando, como leer en papel. No se trata de cuánto tiempo, sino qué están haciendo con la pantalla: no es lo mismo hacer un trabajo en un ordenador que navegar sin rumbo, que es muy peligroso.

—¿Cómo ve regalar el móvil en la comunión?

—Es uno de los errores más frecuentes, que llegue como regalo de un familiar. Animamos a que sea una decisión de los padres. No hay una edad para todos, depende del grado de madurez, si está preparado. Y debe ser progresivo, no «barra libre». Los datos en España son: a los 10 años ya lo tienen el 20 %, a los 12 casi el 70 % y a los 14 más del 90 %.

—¿Somos conscientes de prevenir una adicción?

—Me encantaría dar una fórmula mágica. Podemos fomentar alternativas. En el libro contamos un truco para el trayecto en el bus: llevar en un bolsillo un móvil y en el otro una libreta para escribir, dibujar... Puedes descubrir talentos. La pantalla es como el rellenador de huecos muertos. Lo que sembremos, cosecharemos. Y en hábitos, hay que empezar cuanto antes.