El heredero de Samsung ya se sienta en el trono

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Jay Y. Lee ostenta al fin la presidencia ejecutiva del gigante fundado por su abuelo, cargo al que accede después de un pasado salpicado de escándalos, que incluso le llevaron a la cárcel

06 nov 2022 . Actualizado a las 17:02 h.

El príncipe ya es rey. Lee Jae-yong, más conocido en el universo económico como Jay Y. Lee (Washington, 1968), ya tiene en sus manos las riendas de Samsung. Por fin preside el gigante surcoreano. Una misión— la de ocupar el trono de la gran empresa familiar que fundó su abuelo (Lee Byung-Chul) en 1938 — para la que lleva toda la vida preparándose. Desde la cuna. Como el heredero que es.

Y eso que a punto ha estado, al menos sobre el papel, de no llegar nunca al destino para el que fue educado. Y todo, por culpa de los sobornos. Pero por partes. Estudió Jay Y. Lee Historia en la Universidad Nacional de Seúl. Y, como su padre y su abuelo (ambos presidentes en su día del negocio del clan), cursó un máster en administración de empresas en la nipona Universidad de Keio. La guinda a su currículo académico la puso un doctorado en Harvard.

Fue en 1991 cuando se incorporó a la empresa. Durante los primeros años pasó por diferentes puestos dentro de la compañía, rodeado siempre, eso sí, de un nutrido equipo que lo asesoraba en todo, mostrándole hasta el último detalle de los entresijos del negocio.

No faltó en esos primeros años del hoy alto ejecutivo el consabido traspié de los principiantes que se creen que lo saben todo. Un tropiezo que sirvió para bajarlo de aquella nube. Después vendrían más, pero aquel primero con el que no le quedó otra que posar sus divinos pies en la tierra donde moran los mortales, tuvo mucho que ver con el estallido de la burbuja de las puntocom y el naufragio del proyecto e-Samsung a cuyo frente había sido colocado el delfín. Con todo, durante muchos años su principal misión en el seno de la compañía no fue otra que la de convertirse en la sombra de su padre — Lee Kun-hee, considerado el verdadero artífice del hoy gigante tecnológico— y aprender de él para cuando le llegase el momento de tomar el testigo y estar a la altura de tamaño desafío. Y eso ocurrió en el 2014, después de que su padre sufriera un infarto que lo dejó inhabilitado hasta su fallecimiento, seis años después.

Ahora, el delfín ya es presidente ejecutivo. Por el camino, dos años y medio de prisión. Los que cumplió Jay Y. Lee por sobornar a la expresidenta de Corea del Sur, Park Geun-hy. Logró la libertad condicional en agosto del 2021. Pero no le bastada con ser libre para volver a la compañía y retomar las cosas donde las dejó. Para eso tenía que ser indultado. Y, adivinen... lo fue. Un año después de dejar atrás la celda, llegó el perdón del presidente del país. Fue uno de los 1.700 afortunados que lo lograron con motivo del aniversario de la victoria sobre Japón en 1945, el Día de la Liberación.

Un indulto que le restituyó todos los derechos y que le permite ejercer actividades profesionales sin ninguna restricción. Lo que no ha conseguido, sin embargo, es apartarse de los focos. Los mismos de los que durante años se mantuvo alejado. Tanto, que lo único que se conocía de su vida personal antes de los escándalos era que está divorciado y tiene dos hijos con su exmujer. Eso, y que le apasionan el golf y montar a caballo. Algo más sabemos ahora de cómo se las gasta el heredero.

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