Biden resiste, Trump se queda corto

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

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Donald Trump habla con la prensa en Mar-a-Lago, durante la noche electoral.
Donald Trump habla con la prensa en Mar-a-Lago, durante la noche electoral. RICARDO ARDUENGO | REUTERS

09 nov 2022 . Actualizado a las 18:45 h.

En Estados Unidos, las elecciones de mitad de mandato presentan una característica singular: la oposición, para ganar, tiene que arrasar; todo lo que sea ganar por poco se considera una derrota. El caso es que a la hora de escribir este análisis todavía estaba en el aire el control de ambas cámaras del Congreso, y sin embargo ya se podía decir con bastante confianza que el resultado ha sido un sonoro fracaso del Partido Republicano, incluso si al final lograse una mayoría en la Cámara.

Más concretamente, estaríamos ante un fracaso personal de Donald Trump, cuyas esperanzas de volver a la presidencia dentro de dos años han sufrido un duro golpe, a pesar de que él, en teoría, no participaba en esta contienda electoral.

Por su parte, para los demócratas, que han resistido mucho mejor de lo que ellos mismos esperaban, los resultados son un alivio, pero solo temporal, puesto que no significan un apoyo al presidente Joe Biden, que sigue muy abajo en la valoración de los votantes.

De hecho, esta paradoja es la razón de que los encuestadores y observadores (y los propios demócratas y republicanos) se hayan equivocado tanto en sus expectativas respecto a estas votaciones. Hay dos índices que casi siempre predicen el resultado de las midterms: el nivel de aceptación del presidente y la respuesta a la pregunta «¿está usted satisfecho con la dirección que lleva el país?».

En los dos casos, los números pintaban muy mal para Joe Biden y su partido. ¿Qué ha ocurrido entonces? Los demócratas atribuyen mucha importancia a la polémica en torno a la legislación del aborto, y es posible que esta haya jugado un papel a la hora de movilizar voto demócrata en algunos estados, si bien en otros los candidatos antiabortistas han ganado con facilidad.

Pero la explicación de fondo está en otra parte: el votante republicano ha rechazado en muchos casos la elección de candidatos de los militantes del partido en las primarias. La lista estaba llena de figuras asociadas a Donald Trump y sus teorías de la conspiración. Esto es un reflejo del dominio que el expresidente mantiene sobre el partido. Pero una cosa es el militante y otra el votante. Estos candidatos pro-Trump, muchos de ellos realmente estrafalarios (incluido uno que participó en el asalto al Congreso de enero del 2021), no solo se han visto rechazados por buena parte de los votantes republicanos tradicionales; sobre todo, han hecho imposible que los votantes demócratas descontentos cambiasen de papeleta. 

Lo lógico ahora sería que Donald Trump, que ha insinuado que anunciará pronto su candidatura a las primarias republicanas para luego buscar la presidencia, dejase el camino libre a su rival dentro del partido Ron DeSantis, cuyo resultado en Florida le muestra como una alternativa más aceptable para el electorado en general. Obviamente, de Trump no siempre se puede esperar lo lógico. Si decide presentarse a pesar de todo, estará allanando el camino de la victoria de los demócratas dentro de dos años, pero este es precisamente el tipo de comportamiento destructivo, alimentado por impulsos de orgullo herido, que ha caracterizado la carrera política de Trump.