Jennifer Aniston revela por primera vez que intentó ser madre durante años por fecundación «in vitro»

Martín Bastos LA VOZ / REDACCIÓN

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La actriz Jennifer Aniston en una imagen de archivo.
La actriz Jennifer Aniston en una imagen de archivo.

«Que Dios perdone a la mujer que tiene éxito y no tiene un hijo», afirma en una entrevista con la revista «Allure»

10 nov 2022 . Actualizado a las 18:22 h.

Bajo el título de For The Record, Jennifer Aniston escribía en el 2016 una carta abierta a The Washington Post en la se desahogaba sobre el acoso de los medios que juzgaban a diario su aspecto buscando la noticia de su embarazo. La actriz, que no tiene ni redes sociales, escribía: «La objetualización y el escrutinio a los que sometemos a las mujeres es absurda y preocupante». Durante su carrera, la protagonista de Friends ha tenido que hacer frente a las especulaciones sobre su posible maternidad. También a lo que explicaría su decisión de no serlo. Ahora, a sus 53 años, la actriz habla por primera vez del tema.

«Años y años de especulaciones... Fue realmente duro. Estaba sometiéndome a FIV (fertilización in vitro), tomando tés chinos, de todo. Estaba dándolo todo por ello. Habría dado lo que fuera si alguien me hubiera dicho: "Congela tus óvulos. Hazte un favor". Simplemente no lo piensas. Así que aquí estoy hoy. El barco ha partido», reveló la actriz en una entrevista con la revista Allure publicada este miércoles.

No obstante, la actriz que saltó a la fama por interpretar a Rachel en la serie Friends (1994-2004), asegura que tiene «cero remordimientos» por no haber sido madre e incluso siente «un poco de alivio» al no tener que pensar en la posibilidad de quedarse embarazada, algo que en su caso define como «un camino muy difícil». Al mismo tiempo, Aniston señala que fue muy doloroso enfrentarse a la «narrativa» esgrimida por los tabloides de que «era egoísta» y que solo le importaba su carrera para especular sobre su vida personal, ante lo que apostilla: «Que Dios perdone a la mujer que tiene éxito y no tiene un hijo».

Recuerda aquellas especulaciones que se difundieron tras su ruptura con Brad Pitt. Aseguraban que el motivo de la separación, con un mediático divorcio de por medio, residía en que había priorizado su carrera sobre tener hijos con él: «Y la razón por la que me dejó mi marido, por la que rompimos y acabamos nuestro matrimonio, era porque no le daba un hijo. Mentiras completas. No tengo nada que esconder en este punto». «Ese relato de que yo era simplemente egoísta, y de que solo me importaba mi carrera… Dios no permita que una mujer tenga éxito y no tenga un hijo», ironiza.

A esa etapa de su vida parece referirse cuando defiende que se siente más a gusto consigo misma a los 53 años que cuando era más joven, ubicando su peor momento a finales de su década de los 30 y principios de los 40. «Por eso tengo tanta gratitud por todas esas cosas de mierda. Si no, me habría quedado siendo una persona con miedo, nervios y e insegura sobre quién era», agrega la intérprete, que zanja con un «ahora me importa un pito».

«Pasé muchos años protegiendo mi historia con la FIV. Soy muy protectora con estas partes porque siento que hay muy poco que puedo guardar para mí misma. (El mundo) crea narrativas que no son verdad, así que yo puedo contar la verdad. Es como si estuviera saliendo de hibernar. No tengo nada que esconder», recalca,

Además, reconoce que no tiene «ningún interés en volver a casarse: «Me encantaría tener una relación, ¿quién sabe? Hay momentos en los que me haría un ovillo, me abrazaría a alguien y le diría: "Necesito apoyo". Sería estupendo volver a casa y caer en brazos de alguien: "Ha sido un día duro”».

Aniston, acompañada de sus perros en su casa de Los Ángeles, revela también haber hecho las paces con su madre, con quien tuvo una relación complicada, fruto de un esfuerzo personal por resolver asuntos que arrastraba desde su infancia y que influyeron en su visión de las relaciones. «No quería emparejarme con alguien hasta que parte de ese trabajo estuviera hecho. No sería justo», comenta al respecto, comparando esa situación con «mudarse a una casa en la que no hay paredes» y describiéndose preparada para una relación, pero sin interés en casarse de nuevo.