Un río bajo el hielo de la Antártida

Xavier Fonseca Blanco
xavier fonseca REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Un iceberg en el mar de Weddell, en la Antártida.
Un iceberg en el mar de Weddell, en la Antártida. Naciones Unidas

Cada pequeño cambio que se percibe en el polo sur es una señal de que en el resto del planeta las cosas no están bien

14 nov 2022 . Actualizado a las 09:17 h.

La Antártida es un sitio único en el mundo. Cuando se observa un globo terráqueo hay que agacharse para dar con el continente helado. Está tan aislado geográfica y climáticamente que sigue siendo una zona donde los efectos de la actividad humana apenas se perciben. Es lo que la ciencia llama un lugar prístino. Por ello, cada vez que se percibe una huella del hombre suenan todas las alarmas. Cada pequeño cambio que se percibe en el polo sur es una señal de que en el resto del planeta las cosas no están bien.

Un grupo de investigadores del Imperial College de Londres han descubierto que un río más largo que el Támesis bajo la capa de hielo de la Antártida está acelerando la pérdida de hielo a medida que el clima se calienta.

La existencia de este río de 460 kilómetros de longitud demuestra que la base de la capa de hielo tiene un flujo de agua más activo de lo que se pensaba, lo que podría hacerla más susceptible a los cambios climáticos.

El científico Martin Siegert, del Instituto Grantham del Imperial College de Londres, recuerda que cuando descubrieron por primera vez lagos bajo el hielo antártico hace un par de décadas, pensaron que estaban aislados unos de otros. «Ahora empezamos a comprender que hay sistemas enteros ahí abajo, interconectados por vastas redes fluviales, tal y como podrían ser si no hubiera miles de metros de hielo encima», comenta. «La cantidad de este hielo que se derrite y la rapidez con la que lo hace, está relacionada con lo resbaladiza que es la base del hielo. El sistema fluvial recién descubierto podría influir mucho en este proceso», añade.

En Groenlandia, la superficie experimenta un fuerte deshielo en verano, cuando inmensas cantidades de agua se canalizan a través de profundas grietas llamadas moulins. En la Antártida, sin embargo, la superficie no se funde en cantidades suficientes para crearlos, ya que los veranos son todavía demasiado fríos. Se pensaba que esto significaba que había relativamente poca agua en la base de las capas de hielo de la Antártida.

El nuevo descubrimiento le da la vuelta a esta idea, demostrando que hay suficiente agua del deshielo basal para crear enormes sistemas fluviales bajo un hielo de kilómetros de espesor.