El Gobierno, de coalición a tripartito

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La ruptura entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz fractura a Unidas Podemos

27 nov 2022 . Actualizado a las 09:56 h.

La relación entre el exvicepresidente segundo del Gobierno Pablo Iglesias y la que él nombró como su sucesora al frente de Unidas Podemos en el Gobierno, Yolanda Díaz, se ha ido deteriorando hasta llegar a la ruptura. Como consecuencia de ese distanciamiento político, actualmente la coalición de Gobierno se parece más bien a un Ejecutivo tripartito formado por el PSOE, Podemos, y el espacio que representa la ministra de Trabajo con su plataforma Sumar, que por ahora no se ha concretado en el registro de una marca electoral, pero al que respaldan Izquierda Unida y los comunes de Ada Colau. ¿Pero como se ha llegado a esta situación?

La elección de Yolanda Díaz

Pablo Iglesias dejó la vicepresidencia segunda del Gobierno para presentarse como candidato de Unidas Podemos a las elecciones madrileñas. Él mismo designó a Yolanda Díaz como su sustituta en el cargo y como referente de Unidas Podemos en el Gobierno. Tras el rotundo fracaso en aquellos comicios, Iglesias abandonó también todos sus cargos en Podemos y propuso a Yolanda Díaz como candidata a las elecciones generales, pidiendo a todos los miembros de Podemos que la ayudaran en el objetivo de convertirse en la primera mujer presidenta del Gobierno.

Pese a su renuncia, Iglesias mantiene una influencia capital en todo lo que sucede en Podemos a través de su programa La Base y de sus intervenciones en tertulias, donde fija la estrategia del partido y lanza consignas que luego son asumidas por los dirigentes de Podemos.

La cita de mujeres en Valencia

El primer punto de fricción entre Iglesias y Yolanda Díaz llegó cuando la ministra de Trabajo decidió acudir a la reunión convocada en Valencia por la entonces líder de Compromís, Mónica Oltra, en la que solo participaron mujeres. A esa cita acudieron también la portavoz de Más País en Madrid, Mónica García, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Iglesias reprochó a Díaz que no fueran invitadas la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, ni la ministra de Igualdad, Irene Montero. Esa cita fue vista como el acto fundacional de la plataforma impulsada por Díaz, que luego tomó el nombre de Sumar. Ahí comenzó una ruptura que ha sido imposible de reconducir.

El siguiente punto de fricción llegó cuando Pedro Sánchez decidió enviar armas a Ucrania. Podemos se opuso, pero Díaz evitó pronunciarse rotundamente sobre esa cuestión. Y tampoco secundó la oposición frontal de Podemos a la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid. Díaz marcaba así su propio espacio, evitando un choque con el PSOE.

El escaño de Alberto Rodríguez

La situación se agravó con la suspensión del acta del diputado de Unidas Podemos Alberto Rodríguez, condenado e inhabilitado por agredir a un policía. Podemos anunció su intención de querellarse contra la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Yolanda Díaz se opuso a esa querella y desde el partido se la acusó de no defender a un diputado que era tratado injustamente. Rodríguez acabó dándose de baja en Podemos y fundando su propia plataforma electoral, pero es partidario de adherirse a la espacio de Sumar impulsado por Yolanda Díaz para las generales.

Elecciones andaluzas

El siguiente choque se produjo en las elecciones andaluzas. Allí se formó una confluencia en la que entre otros estaban Podemos, Más País e IU. Pero la candidatura estaba encabezada por IU, leal a Yolanda Díaz. Podemos, que apenas tiene implantación en Andalucía, se oponía. La disputa provocó que no se llegara a tiempo al registro de la coalición. Todo acabó en fracaso político y el grupo parlamentario está hoy dividido en dos: Podemos por un lado e IU por otro.

La renovación del CGPJ

El último motivo de enfrentamiento que confirmó la ruptura fue la negociación para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Podemos puso como condición inexcusable que la jueza Victoria Rosell fuera una de las vocales. Pero, ante la oposición del PP, que la vetaba, Díaz, a través de su negociador, el secretario general del PCE, Enrique Santiago, acabó aceptando la excusión de Rosell. Finalmente el PP se echó atrás y no llegó a consumarse la renovación.

Los ataques de Iglesias a la vicepresidenta amenazan con dos listas en las generales

La relación entre Pablo Iglesias y Yolanda Díaz estaba ya rota, hasta el punto de que no habían hablado desde hacía meses, pero ese enfrentamiento personal se había mantenido solo de puertas adentro. Sin embargo, el exvicepresidente del Gobierno estalló públicamente ante la decisión de Díaz de no concurrir a las elecciones municipales y autonómicas y ante su intención de que Podemos se integrara en su plataforma Sumar renunciando a sus siglas y como una más de las fuerzas que se subsumirán en su candidatura a las generales.

Durante un acto organizado por Podemos, Iglesias exigió «respeto» para su partido. «Ay de aquel o de aquella que se atreva a faltarle el respeto a la militancia de Podemos», afirmó, diciendo que hay que ser «estúpido» para pensar que si a Podemos le va mal en las municipales le irá bien a una plataforma de izquierdas en las generales.

Aunque portavoces de Podemos negaron que se refiriera a ella, el propio Iglesias confirmó al día siguiente que sus críticas iban dirigidas a Díaz. Pero el ataque final llegó tras el fiasco de la ley del sí es sí, que provocó la reducción de condenas a acosadores y violadores. Cuando arreciaron las críticas a la ministra de Igualdad, Irene Montero, Iglesias y los dirigentes de Podemos salieron en su defensa, negándose además a cualquier reforma de la ley. Díaz, tras un largo silencio, admitió que es necesario esperar y dejar trabajar al Supremo para saber si es necesaria la reforma.

Iglesias estalló y dijo que «ponerse de perfil cuando machacan a una compañera no solo es miserable y cobarde, sino políticamente estúpido». Yolanda Díaz respondió diciendo que Sumar «no es el complemento de nadie» y que es «imparable». Tras ello, la única duda es si Podemos y Sumar concurrirán juntos o por separado a las generales.