Un estudio desvela además que los temporales son cada vez más violentos en el hemisferio austral
10 dic 2022 . Actualizado a las 10:22 h.En los diarios de los primeros navegantes que adentraron en el hemisferio sur ya quedó constancia de la hostilidad de sus temporales. De hecho, el Mar de Hoces, entre la Antártida y la costa sur de América, está considerado como el más peligroso del planeta por los fuertes vientos que soplan. Ahora, un estudio publicado en la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences confirma que el hemisferio austral es un 24 % más tormentoso que el boreal.
El trabajo científico dirigido por la climatóloga Tiffany Shaw de la Universidad de Chicago señala que la mayor inestabilidad atmosférica en la mitad sur del planeta se debe a la circulación oceánica y las grandes cadenas montañosas del hemisferio norte. Utilizaron un modelo numérico del tiempo de la Tierra basado en las leyes de la física que reprodujo las observaciones. Luego eliminaron diferentes variables una a la vez y cuantificaron el impacto de cada una en las borrascas.
La primera variable que probaron fue la topografía. Las grandes cadenas montañosas interrumpen el flujo de aire de una manera que reduce las tormentas, y hay más cadenas montañosas en el hemisferio norte. De hecho, cuando los científicos allanaron todas las montañas de la Tierra, desapareció aproximadamente la mitad de la diferencia de tormentas entre los dos hemisferios.
La otra mitad tiene que ver con la circulación oceánica. El agua se mueve alrededor del globo como una cinta transportadora muy lenta pero poderosa. Se hunde en el Ártico, viaja por el fondo del océano, se eleva cerca de la Antártida y luego fluye cerca de la superficie, llevando energía consigo. Esto crea una diferencia de energía entre los dos hemisferios. Cuando los científicos intentaron eliminar esta cinta transportadora, vieron desaparecer la otra mitad de la diferencia en la tormenta.
La investigación también desvela que esta asimetría tormentosa ha aumentado desde el comienzo de la era de los satélites en la década de 1980. Es decir, el hemisferio sur se está volviendo aún más tormentoso, mientras que el cambio en el hemisferio norte ha sido insignificante. Se demostró que el aumento es consistente con los pronósticos de cambio climático de modelos basados en la física.
