Dan la incapacidad permanente a una enfermera que se torció un tobillo trabajando

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

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Trabajadores en los pasillos del Cunqueiro
Trabajadores en los pasillos del Cunqueiro M.MORALEJO

El Tribunal Superior condena al INSS, que no quería reconocer la baja por accidente laboral, y establece que el esguince provocó una depresión a la sanitaria que le impide desempeñar su función

22 dic 2022 . Actualizado a las 23:20 h.

La imprevista lesión de tobillo que sufrió una enfermera cuando paseaba por el Hospital Álvaro Cunqueiro se complicó tanto que le ha valido para que la Justicia resuelva que tiene derecho a una incapacidad permanente total por un accidente laboral. El Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) tendrá que abonarle una pensión vitalicia, según acaba de sentenciar el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, que considera que a raíz del esguince quedó inhabilitada para realizar su trabajo. El caso ha durado siete años.

La historia comienza poco después de la apertura del Hospital Álvaro Cunqueiro. La enfermera, de 39 años, camina por un pasillo del hospital durante su jornada de trabajo. Es noviembre del 2015. Tropieza y se tuerce el tobillo derecho. Una compañera comprueba que lo tiene inflamado. Le hacen una radiografía, observan que no hay nada roto y le diagnostican un esguince de tobillo. Como no puede trabajar, le dan una baja laboral (incapacidad temporal). Se prolonga siete meses. Evoluciona bien, le hacen pruebas y se reincorpora al trabajo.

Pero al cabo de un año sigue sufriendo. El dolor no mejora ni con la fisioterapia ni con las infiltraciones. Sufre una recaída y vuelve a estar de baja. Los médicos deciden operarla. Está un año en lista de espera. Durante este tiempo ya hay un pleito. El Sergas le pide al INSS que la baja sea considerada por enfermedad común, no por accidente laboral, ya que han transcurrido casi dos años desde el esguince y la enfermera ha trabajado durante uno. El INSS hace caso al Sergas, pero la enfermera recurre y tanto el juez de primera instancia como el Tribunal Superior le dan la razón: lo que le ocurre es una recidiva de su accidente laboral original.

La mujer pasa un año y medio de baja. El máximo permitido es de un año, pero al cabo de este tiempo la Seguridad Social puede dar una prórroga por seis meses si se prevé que el paciente se vaya a curar. El siguiente paso es el alta o la incapacidad permanente. Esta enfermera cumple el tope, pero le deniegan la permanente.

Del esguince a la depresión

Así que vuelve a trabajar. Pero ahora el dolor de tobillo se ha convertido en un cuadro depresivo diagnosticado y, cuando lleva pocas semanas trabajando, la enfermera coge su tercera baja larga. Padece entonces un cuadro depresivo grave que la ha llevado a pensar en autolesionarse. Dice la sentencia que se siente sobrepasada, emocionalmente desbordada, obsesionada con la muerte, agotada y apática.

Esta tercera baja dura un año. El INSS le concede la incapacidad permanente. Es ya la primavera del 2020. Pero de nuevo, el INSS considera que esa incapacidad se debe a una enfermedad común, la depresión. La mujer recurre, porque considera que todo deriva del accidente laboral en el tobillo. Las incapacidades permanentes totales dan derecho a una pensión del 55 % de la base reguladora, en este caso 2.370 euros al mes, lo que le deja una paga de 1.300 euros. Si se considera derivada de un accidente laboral, entonces se incrementa entre un 30 y un 50 %.

La argumentación del Instituto Nacional de la Seguridad Social se basa en que el esguince de tobillo (2015) y el cuadro depresivo (2017) no tienen nada que ver. El INSS sostiene que la profesión de enfermera «tiene una alta exigencia de estrés y responsabilidad» y que su afección psíquica la limita para hacer ese trabajo. Añade que la mujer ya había estado en tratamientos psiquiátricos veinte y diez años antes, por problemas personales.

Pero el juzgado de lo social de Vigo, primero, y el Superior de Galicia, ahora, dan la razón a la enfermera. «El cuadro depresivo tiene como causa exclusiva el accidente de trabajo por ella padecido en el año 2015», puesto que el diagnóstico psiquiátrico del 2017 ya decía que su cuadro depresivo de larga duración se debía a «acontecimientos estresores vitales de índole médico».