Tumba de reyes y villa olímpica

Asunción Serena PARÍS

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Obras de construcción en Saint-Denis del centro acuático para los Juegos Olímpicos de París 2024.
Obras de construcción en Saint-Denis del centro acuático para los Juegos Olímpicos de París 2024. CHRISTOPHE PETIT TESSON | EFE

Saint-Denis restaura su catedral y se prepara para los Juegos del 2024

26 dic 2022 . Actualizado a las 12:34 h.

Saint-Denis se prepara para acoger la villa olímpica de los Juegos del 2024 y convertirse en Capital Europea de la Cultura en el 2028. La ciudad en la que reposan los restos mortales de los reyes de Francia quiere borrar la huella que dejó la final de la Liga de Campeones entre el Real Madrid y el Liverpool. Pero las escenas de los hinchas del equipo británico agolpados a las puertas del estadio de Francia, recibiendo gases lacrimógenos y siendo asaltados por jóvenes delincuentes dieron la vuelta al mundo, y no dejan ver más allá. Sin embargo, los dionisianos, que así se llaman sus habitantes, se esfuerzan por mejorar la seguridad de sus calles y ponen en evidencia la riqueza de su patrimonio humano y arquitectónico.

Saint-Denis es una especie de torre de Babel en la que viven personas de 135 nacionalidades, que se cruzan cada día en su mercado de abastos, situado a cinco minutos a pie de la catedral. La iglesia está mutilada porque un rayo desestabilizó la torre gemela que soportaba la flecha que se levantaba a 86 metros del suelo, y hubo que desmontar uno a uno los 20.000 bloques de piedra, que fueron cuidadosamente catalogados y guardados.

Ahora, gracias a los generosos donativos para reconstruir Notre-Dame de París, hay dinero sobrante para devolver a Saint-Denis su aspecto original. La catedral se levanta sobre un cementerio galo-romano donde fue enterrado San Denis, el primer obispo de París, que llegó para cristianizar a los galos que estaban bajo dominio romano, y acabó siendo decapitado a mediados del siglo III sobre la colina de Montmartre. La leyenda cuenta que, una vez decapitado, se levantó, cogió su cabeza bajo el brazo y anduvo siete kilómetros hasta llegar a donde hoy se halla la catedral.

Su fama se extendió rápidamente y acudían peregrinos de todas las regiones. Las excavaciones arqueológicas han permitido descubrir el sarcófago de la reina merovingia Aregunda. «Pudo ser identificada porque había sido enterrada con sus joyas», comenta Dominique Gandolfi, encargada de promoción de proyectos culturales en la oficina de turismo de la región, «y eso ha permitido saber que existía ya un cementerio de la aristocracia antes de que San Luis decidiera oficializar el lugar como panteón real». Desde Dagoberto I hasta Luis XVIII, 43 reyes y 32 reinas han encontrado reposo en sus sarcófagos medievales o en espectaculares tumbas renacentistas.

En paralelo a las obras de la catedral, continúan los proyectos de construcción de la villa olímpica para acoger a los atletas en el 2024 y del Centro Acuático Olímpico, en el que se desarrollarán distintas pruebas, igual que en el Estadio de Francia.

Olas de inmigración

Pero los dionisianos no quieren quedarse ahí. Leyla Temel teniente alcalde de Saint-Denis, espera convertir su ciudad en «la próxima Capital Europea de la Cultura del año 2028». Considera que existe un contexto de repliegue sobre sí mismo tanto en Francia como a nivel europeo, y que es necesaria una candidatura como la de Saint-Denis, «que muestre que la mezcla de personas y el multiculturalismo es la Europa de mañana».

La ciudad no solo es tumba de reyes. Su fisonomía se ha ido forjando gracias a las diferentes olas de inmigración que se han ido instalando: españoles, portugueses, italianos y, más recientemente, procedentes del África subsahariana, «gente venida de todas partes han contribuido a constituir la identidad cultural de Saint Denis».

Temel y su equipo esperan seducir con «todo un relato de la historia de Francia a través de la basílica, los reyes y las historias individuales y colectivas de sus habitantes». Están convencidos de que Saint-Denis tiene grandes cosas para ofrecer a sus visitantes, «aunque desgraciadamente a veces solo se conoce por sucesos que no hay que minimizar, porque existen, pero que pueden ser reductores».