Rebelo de Sousa da un año de margen a Costa

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO/E. LA VOZ

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Rebelo de Sousa en Lisboa.
Rebelo de Sousa en Lisboa. RODRIGO ANTUNES | EFE

El presidente rechaza la propuesta de Costa para crear un mecanismo de verificación de gobernantes

09 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En la primera gran cita en la Asamblea de la República de este año, el día 5 de enero, António Costa debía hacer frente a una moción de censura destinada a fracasar, pero también a un debate que acabó con las vergüenzas del Ejecutivo sobre la mesa. No tanto por la habilidad argumentativa de la oposición como por el desarrollo de los hechos.

La sesión llegaba tras la dimisión de uno de los hombres más fuertes del Gobierno, Pedro Nuno Santos, a causa de la indemnización que había recibido la exsecretaria de Estado del Tesoro para abandonar la administración de TAP, a cargo de Santos. Argumentando «degradación política», Iniciativa Liberal propuso una moción de censura, en cuyo debate Costa asumió que no se deben «normalizar situaciones anómalas, aunque sean casos y 'casitos'» y que hay que garantizar «transparencia y confianza».

Empezaba a hacer propósito de enmienda y para ello prometía establecer con el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, «un circuito entre mi propuesta y el nombramiento de los miembros del Gobierno que permita evitar desconocer hechos que no estamos en condiciones de conocer». Es decir, un mecanismo de escrutinio de los futuros gobernantes.

La víspera acababa de ratificarse una reorganización del Gobierno: la cartera de Santos se dividía en dos, lo que abría la puerta a dos nuevos ministros y seis secretarios de Estado. João Galamba pasaba a liderar el Ministerio de Infraestructuras con una investigación en su contra por tráfico de influencias y corrupción. Pero, además, el marido de la nueva secretaria de Estado de Agricultura, Carla Alves, resultó estar imputado en una investigación criminal por prevaricación y corrupción. Costa se excusó al momento: «ella me dijo que no tenía ingresos no declarados». Un testimonio insuficiente para la opinión pública, que no tiene tan claro que la actual ministra de Agricultura no estuviera al tanto del caso.

Y mientras esto ocurría en la Asamblea, ya salvada la moción de censura y renovadas las aspiraciones de transparencia, Marcelo Rebelo de Sousa aparecía en público para alargar la velada, cuestionando a Costa y abriendo la puerta a la dimisión de la nueva secretaria de Agricultura. Solo 25 horas después de ser nombrada, esta dejó su cargo. Duodécima dimisión en nueve meses, lo que empieza a normalizar la trituradora que es el Gobierno y relegar este tipo de anormalidades a las segundas páginas.

Al día siguiente, según lo prometido, Costa tomó la iniciativa para iniciar el mecanismo de control de los nuevos gobernantes, pero el contacto con el jefe de Estado no fue el más habitual: por carta escrita, según apuntan medios lusos, solicitó a Rebelo de Sousa el circuito de verificación desde que el candidato es propuesto hasta que es nombrado.

Rebelo de Sousa rechazó esa responsabilidad, asegurando que la investigación de eventuales problemas «debe ser antes de que el Gobierno presente la propuesta» al presidente, «y no después». En esa línea, expresó que el Gobierno tiene un año para asegurar su legislatura y, apuntó: «no lo vean como un ultimátum, véanlo como lo contrario»; es decir, un período de gracia. Añadió que solo convocaría elecciones «en caso de que haya una alternativa fuerte y evidente».