Los suicidios se incrementan un 4,4 % respecto a antes de la pandemia

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La Universidad Complutense de Madrid analiza la evolución de las estadísticas en los últimos dos decenios

27 ene 2023 . Actualizado a las 08:16 h.

En el 2021, el último año con datos consolidados, se quitaron la vida en España 4.003 personas, lo que supone un incremento del 4,4 % respecto a antes de la pandemia de covid-19. Tres cuartas partes eran hombres y más de la mitad del total tenían entre 40 y 64 años. La subida de la incidencia se percibe especialmente entre los inmigrantes y las provincias gallegas —Lugo, sobre todo— se encuentran por encima de la media mundial.

Son cifras de vigilancia epidemiológica obtenidas del Instituto Nacional de Estadística (INE) por la Plataforma Nacional para el Estudio y la Prevención del Suicidio que investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Autónoma de Barcelona han sistematizado para elaborar el mapa del suicidio en España.

El panorama no resulta para nada alentador. Las cifras marcan una tendencia alcista —iniciada a partir del 2018, pero que va en aumento— y los primeros datos adelantados por el INE respecto al 2022 que acaba de terminar tampoco apuntan ninguna mejoría.

En el 2021, al margen del grupo de mediana edad, que concentra la mayor parte de los suicidios, el 31 % se registraron entre mayores de 65 años, el 13,8 % en la franja de 25 a 39 y nada menos que un 5 % en el grupo de 10 a 24. Únicamente no hubo casos entre los niños pequeños, los menores de 10 años.

Llama la atención, como destacan los científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam) del Instituto de Salud Carlos III, el incremento de casi el 25 % registrado entre las personas migrantes. Los nacidos fuera de España representan el 12,7 % de los episodios cuando suponen el 15,8 % de la población, con lo que, pese a la subida, siguen teniendo una menor incidencia que los nacidos en España.

En las series temporales, este estudio encabezado por Alejandro de la Torre Luque muestra cómo los meses de verano registran «un claro aumento de la mortalidad». De hecho, 400 de estas muertes del 2021 se produjeron solo en el mes de julio.

A nivel territorial hay 27 provincias —entre ellas todas las gallegas— que superan los diez suicidios por cada 100.000 habitantes, situándose por encima de la media indicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que fija la tasa en el conjunto del globo en nueve casos por cada 100.000 personas. Las más afectadas son Lugo (15,6) Zamora (14,2) y Jaén (13,1). En cambio, las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, Guadalajara y Madrid presentan las cifras más bajas.

Uno de los indicios fundamentales que le permiten a los autores de la investigación relacionar esta evolución con la pandemia es el «crecimiento claro en residentes de grandes ciudades y capitales de provincia», donde se han registrado el 32 % de los suicidios durante el año 2021.

Los datos no se contienen

«Los efectos de la pandemia combinados con niveles altos de aislamiento social y soledad pueden tener una relación con este aumento», dice Laura Alejandra Rico-Uribe, investigadora de la Universidad Internacional de La Rioja citada por el instituto Science Media Center. Y eso que, a su juicio, «aún no terminamos de ver los efectos de este momento histórico, ya que seguimos en un estado de pospandemia el cual continúa teniendo graves repercusiones tanto en la conducta suicida como en el resto de patologías de la salud mental y aspectos sociales», como la soledad.

«La Organización Mundial de la Salud advierte sobre la falta de iniciativas por parte de muchos países occidentales, entre ellos España, en medidas efectivas para hacer frente al suicidio. Por desgracia, España hoy en día no cuenta con una legislación que proporcione pautas de actuaciones para la prevención», se queja la profesora para quien «urgen recursos y políticas de corte nacional para investigar, prevenir y tratar la conducta suicida a diferentes edades».

«El informe no sorprende, pero sí alarma que la tendencia en el mejor de los casos sea estable», añade Enrique Baca García, jefe de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid.

«Lo más importante es que, a pesar de tener una sociedad con cultura, factores protectores y un buen sistema sanitario con inversiones crecientes en salud mental, el suicidio no se contiene. Hay que tener en cuenta que, en el norte de Europa y el Bálticos, las cifras han bajado en estos años», resume el también profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

Facilitar el ocio saludable y combatir la soledad no deseada 

Marta Miret

Aunque es habitual encontrar ligeras variaciones anuales en las tasas de suicidio, se observa una tendencia al alza de las tasas desde el 2018. Este aumento coincide, en el 2020 y el 2021, con la pandemia por covid-19. Se puede, por tanto, hipotetizar que algunos de los cambios sociales producidos a causa de la pandemia puedan haber contribuido a este incremento de suicidios.

Para mejorar la salud mental de la población y prevenir el suicidio se requiere una mayor inversión en servicios de salud mental. Hacen falta más profesionales de la salud mental para poder ofrecer una atención con menor demora y de forma más continuada, y para poder realizar una detección y tratamiento precoz de los problemas de salud mental. Se necesita, además, un plan nacional para la prevención del suicidio.

La prevención y el tratamiento de los problemas de salud mental requiere, no obstante, un abordaje no solo desde el ámbito estrictamente sanitario, sino también desde otros sectores. Reducir las desigualdades sociales, atender a las necesidades de las personas más vulnerables, facilitar el acceso a oportunidades recreativas y de ocio saludables, y fortalecer los lazos sociales y combatir la soledad no deseada son algunas medidas que contribuyen a mejorar la salud mental de la población.