La historia de amor de Olalla y Tania: «Estaba casada con mi marido, me enamoré de ella y cambié mi vida»

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MARCOS MÍGUEZ

Esta es una historia de amor a primera vista. De una persona que cambió su vida siguiendo su instinto y que tiene un final feliz. Olalla y Tania se casaron este verano y se convirtieron en emprendedoras juntas

30 ene 2023 . Actualizado a las 09:19 h.

Es posible que al escuchar la historia de Olalla y Tania te quedes con la boca abierta. Se acuerdan perfectamente del primer día que se cruzaron, hace de eso ocho años, y de cómo sus vidas cambiaron por completo. Se casaron este verano y crearon juntas una marca de joyas, Almadiversa, que representa muchos valores, entre ellos su historia de amor. Pero antes de llegar a este punto hay que rebobinar hasta el 2015, a ese verano que les cambió la vida para siempre. Olalla y Tania tenían caminos muy distintos. Olalla estaba casada y tenía dos hijos. «Nunca me había sentido atraída por una mujer». Y Tania no quería líos: «Acababa de salir de una relación y estaba tranquila, no quería meterme en problemas». «Me casé muy joven, con 23 años, y tenía una perspectiva de la vida muy idealizada. A los 21 tenía piso y a los 24 ya era madre, así que siempre digo que viví la adolescencia a los 29, cuando conocí a Tania. Fue en ese momento cuando empecé a reír, a viajar y a disfrutar. ¡Y ya van ocho años! Fíjate que si disfruté que engordé 30 kilos, no sabía lo que era salir a cenar, disfrutar de la vida y vivirla pensando que esto son dos días». Para Olalla ese día que se cruzó con Tania, que en ese momento tenía 36 años, lo cambió todo. Fue en una clase de pádel dónde se encontraron por primera vez. Tania era jugadora habitual y Olalla fue por primera vez porque una amiga le pidió que la acompañase para compartir los gastos de las clases.

AMOR A PRIMERA VISTA

«Era mi primera clase de pádel, nunca había jugado porque no me gustaba. Me llevó una amiga de mi hermana, que quería una compañera para que las clases no le saliesen tan caras. Me dijo: ‘Vente, que el pádel mola mucho’ y pensé: ‘Bueno, pues voy’. En la primera clase estaba tan tranquila y, no me digas cuál fue el motivo, pero Tania pasó por delante y me hizo crash la cabeza». Un flechazo de cupido. «En mi vida me gustó una mujer, nunca. Esto me pasó solo con Tania», recuerda Olalla, que no podía quitarse de la cabeza a esa persona tan especial que se había cruzado en su camino. Buscó una amiga con la que desahogarse: «Hablé con la profesora que tenía en ese momento, era la única lesbiana que yo conocía. Seguía pensando en ella y buscaba en clubes de pádel en Facebook para encontrar su nombre. Fue mi profesora la que me dijo que era Tania, enfermera y superbuena jugadora de pádel. Y ahí lo tuve claro y me dije: ‘Pues yo quiero estar con ella’». Para Olalla fue un flechazo total: «La gente no puede entender lo del amor a primera vista y yo creo que existe». 

POR FACEBOOK

Su amiga ejerció de celestina y se puso en contacto con Tania, que recuerda que fue un lunes de madrugada cuando recibió un mensaje de la amiga para hablarle de Olalla. «Yo hacía cuatro meses que lo había dejado con mi exnovia y estaba a gusto en mi casa, con mi trabajo y mi pádel. No me apetecía estar con nadie. Esta chica me escribió y me contó que Olalla quería conocerme. Me dijo que solo tenía un defecto: estaba casada y tenía dos hijos». Tania le puso cara a Olalla y se lo pensó unos días hasta decidirse a enviarle una solicitud de amistad por Facebook. Las dos recuerdan su primera conversación. «Cuando vi el mensaje —cuenta Olalla— le puse: ‘Qué sorpresa’, a lo que Tania me respondió con: ‘Sorpresas te da la vida, la vida te da sorpresas’, la canción de Rubén Blades». Estuvieron un tiempo hablando hasta que decidieron verse en persona. «La primera vez que nos vimos fue en Arteixo, en un bar que ya cerró. Yo iba tan nerviosa que cogí la Tercera Ronda y acabé en Carballo. Llegué tarde el primer día», recuerda Olalla. Y desde ese día hasta hoy, ocho años después. «En ese momento no hizo falta decir nada: todo el mundo sabía que con la cara con la que yo miraba a Tania era amor», cuenta Olalla, a la que la vida le dio un vuelco total: se separó de su marido y se fue a vivir con Tania. El momento decisivo fue cuando su hijo, con 5 años, quiso grabarle un vídeo para mandarle un mensaje a Tania: «Le decía que nunca habían visto a su madre tan sonriente, tan feliz». «No es una situación fácil y es muy criticable y en este tiempo ha habido muchos momentos, pero estamos juntas y el 18 de junio nos casamos y nos fuimos con los niños de luna de miel diez días a un hotel de toboganes. Todo lo hago por y para los niños. No admito que me digan que soy una mala madre por dejar a su padre y estar con una mujer», dice Olalla.

DOS ESCORPIO

Comparten el mismo signo y hasta el mismo día de cumpleaños: las dos cumplen el 26 de octubre. «Cuando nos conocimos y me dijo que cumplía el mismo día no me lo creía. Le pedí a Olalla que me enseñase el DNI». Son escorpio, pero, aunque se parecen, también hay cosas que las diferencia y las hace complementarias: «Olalla salta más rápido y yo analizo más las cosas, observo y después hablo». «Conmigo todo puede ser o muy bueno o muy malo, no hay término medio, pero nos compenetramos muy bien», cuenta Olalla.

Además de casarse y de disfrutar de la vida juntas, Olalla y Tania también se unieron en un proyecto en común: una firma de joyas. La bautizaron como Almadiversa, una referencia al espíritu libre de las personas y su propia historia de amor. «Siempre tuve muchos sueños, uno de ellos era tener mi propia marca. Sentía que necesitaba hacer algo propio, construir mi propio camino. Siempre cuento que hay un bolso que me gusta mucho, uno de Marc Jacobs, que digo que me lo compraré cuando la marca triunfe. Ese u otro, pero quiero sentir que las cosas las consigo por mí misma». Para Olalla es otro reto más en su cambio de vida. La idea de formar la marca les llegó de la forma más bonita: el padre de Tania tenía una joyería, se iba a jubilar y en ese momento Olalla decidió proponerle quedarse las dos con todo y lanzarse al mundo de la joyería. «Nos hace mucha ilusión porque es un proyecto de las dos, algo que estamos construyendo juntas». Un pasito más en su historia de amor a primera vista: «Con 23 años no pensé que mi vida sería así. Para mí fue ver el mundo, empezar de nuevo y no parar de sonreír».