Alejandro del Valle: «La soberanía y las bases en Gibraltar son temas pendientes»

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Alejandro del Valle, especialista en Gibraltar
Alejandro del Valle, especialista en Gibraltar

Afirma que los gobiernos no han sido firmes con Londres ni con la ampliación del Peñón ni con las instalaciones militares

31 ene 2023 . Actualizado a las 08:01 h.

Catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad de Cádiz, director del Centro de Excelencia Jean Monnet, Alejandro del Valle (Málaga, 1960) es uno de los mayores expertos en Gibraltar. Entre sus libros y estudios, figuran varios dedicados a este contencioso, el último, en colaboración con la profesora Inmaculada González, es España y Gibraltar tras el brexit: Nuevo tratado y marco de relación con la Unión Europea (Marcial Pons, 2022).

—¿Por qué no se llega a concretar un acuerdo sobre Gibraltar a pesar de haberse anunciado varia veces?

—Hubo un acuerdo entre España y el Reino Unido hace más de dos años, en Nochevieja del 2020; y en octubre del 2021 se inició la negociación. El pacto implica la desaparición de la Verja y que en Gibraltar se debe aplicar la normativa del espacio Schengen, bajo la responsabilidad de España. Pero existe el problema de cómo se llevan a cabo los controles en las fronteras que antes se hacían en la Verja y ahora se deberán hacer en el puerto y el aeropuerto. Los británicos y los gibraltareños no quieren que esa función la hagan la Policía Nacional y la Guardia Civil y Madrid propone que la lleven a cabo funcionarios europeos de Frontex, coordinados por las fueras de seguridad españolas. Hay otra cuestión, cómo va a afectar a las importantísimas bases militares, navales, aéreas y de inteligencia que el Reino Unido tiene en el Peñón.

—Con respecto a las bases, ¿cuál es la posición española?

—El Gobierno se centra en resolver las cuestiones de convivencia transfronteriza, lo que llamo modus vivendi entre las comunidades a uno y otro lado de la Veja, y dejar al margen la soberanía. Las bases militares son uno de los grandes problemas que la democracia española nunca ha afrontado. Tenemos unas bases militares en Gibraltar que son absolutamente desconocidas por el pueblo español y tienen sus peligros. Ni este gobierno ni los anteriores han querido afrontar el elefante en la habitación que es la presencia de submarinos de propulsión y de carga de misiles nucleares que hay o pasan por Gibraltar ni el tema del aeropuerto militar ni las bases de inteligencia. España no quiere cuestionar la presencia de las bases, pero su régimen tienen que cambiar, porque si vienen militares desde el Reino Unido tendrán que pasar el control de fronteras y la responsabilidad de si entran o no será de España.

—¿Cuando se firme el tratado significará la renuncia española a la soberanía de Gibraltar?

—Hay dos caras de la moneda, la soberanía y la cooperación transfronteriza. Los gobiernos conservadores han puesto más el acento en la soberanía y los socialistas en la cooperación transfronteriza. Todos apoyan e intentan solucionar ambas cuestiones. Pero si hay acuerdo y convivencia normalizada y, como propone España de manera muy razonable, se logra un mayor equilibrio y convergencia económica en la zona, un área de prosperidad compartida, puede que en veinte o veinticinco años veamos otro panorama totalmente distinto y que todos aprovechemos las oportunidades que nos da una ciudad internacionalizada como es Gibraltar en una zona estratégica. Quizá en ese momento se puedan plantear otras cuestiones. Yo he propugnado una soberanía simbólica española o una ciudad de las dos coronas, la española y la británica, una ciudad internacionalizada bajo bandera de la Unión Europea.

—Gibraltar lleva años ampliando su territorio mediante construcciones y rellenos, en aguas que Madrid considera españolas. ¿Cuál es su valoración?

—Gibraltar tiene, por así decirlo, una cara de poniente, donde está el puerto, y otra de levante. En el poniente ha habido una expansión desde hace mucho tiempo, el mismo aeropuerto fue un relleno. Ahí España no ha tenido una actitud de protesta ante esos rellenos en el interior de la bahía, en la parte del puerto. Lo más problemático son los rellenos en la parte de levante que da al Mediterráneo abierto. Ahí ha habido denuncias ecologistas, porque se está produciendo una expansión impresionante, pero hay que reconocer que la Comisión Europea ha dicho que no había razones para iniciar un procedimiento contra Reino Unido por quebrantamiento de la normativa medioambiental Es claro que esa ampliación, que es enorme, junto al aeropuerto, afecta a las corrientes marinas, los sedimentos, del hábitat de la zona, pero España tampoco ha tenido una actitud de protesta firme.

—¿Por qué lo han permitido los gobiernos españoles?

—Lo mismo que con las bases militares, España no ha cogido el toro por los cuernos en la etapa democrático, con los rellenos tampoco ha tenido una actitud constante de protesta o de ponerse firme con las autoridades británicas y gibraltareñas. Ha habido alguna protesta puntual, pero no una actitud de hacerlo valer en todo momento en las negociaciones.