Cospito, el preso anarquista que echa un pulso al Gobierno de Meloni

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

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MOURAD BALTI TOUATI | EFE

Desde hace más de cien días está en huelga de hambre en protesta por estar sometido al 41 bis, el régimen carcelario más duro que Italia aplica a mafiosos y terroristas.

05 feb 2023 . Actualizado a las 09:16 h.

El caso del líder anarquista Alfredo Cospito y los altercados protagonizados por sus seguidores en Italia y en el extranjero han revolucionado el debate público en el país transalpino. «Hay una amenaza anarquista contra el Estado italiano, y la última viene de Caracas», declaró el jueves el ministro de Exteriores, Antonio Tajani. Hacía referencia a la protesta convocada por un exdiputado del régimen de Maduro y ahora locutor de radio en las sedes diplomáticas italianas en el país sudamericano para apoyar a Cospito.

Pero ¿quién es Alfredo Cospito? El líder la Federación Anarquista Informal (FAI) permanece en prisión, tras ser condenado a diez años y ocho meses por disparar a un directivo de una empresa nuclear en el 2012 y a cadena perpetúa sin beneficios penitenciarios por un atentado contra una academia de los carabineros en el 2006, que aunque no dejó víctimas, el Tribunal Supremo de Casación lo calificó de masacre contra la seguridad del Estado.

Desde hace más de cien días está en huelga de hambre en protesta por estar sometido al 41 bis, el régimen carcelario más duro que Italia aplica a mafiosos y terroristas. El objetivo de ese régimen es limitar los contactos con el exterior del anarquista, quien, según se estableció, enviaba mensajes a sus camaradas a través de revistas especializadas.

Su peso como líder del movimiento anarquista explica las numerosas protestas que se han registrado en el país en las últimas semanas, así como los destrozos en los consulados italianos de Barcelona, Berlín y Atenas, entre otras ciudades. También han recibido amenazas la jefa de Gobierno, Giorgia Meloni; el ministro de Defensa, Guido Crosetto, y numerosos jueces. Las fuerzas de seguridad han extremado las precauciones ante el riesgo de que se produzca un atentado, especialmente en caso de que Cospito acabe falleciendo en prisión y se convierta en un mártir del anarquismo. Pese a las presiones, el ministro de Justicia, Carlo Nordio, ha repetido que el Estado no va a ceder, asegurando que «no se toca» el régimen carcelario.

El caso ha propiciado además acalorados debates en el Parlamento, donde el diputado Giovanni Donzelli, miembro de Hermanos de Italia, el partido de Meloni, aseguró incluso que la mafia estaría «utilizando» a Cospito para intentar que cientos de capos encarcelados puedan abandonar el 41 bis. La oposición llegó a pedir la dimisión de Donzelli, vicepresidente del comité parlamentario que controla los servicios de inteligencia, y del subsecretario de Justicia, Andrea Delmastro, acusándolo de revelar informaciones confidenciales sobre el caso Cospito.

El Gobierno insiste en que Cospito está echando un pulso al Estado italiano para intentar acabar con el 41 bis. La respuesta de Meloni ha sido firme: «El Estado no negocia con la mafia y no negocia con el terrorismo».