La ultraderecha alemana celebra su décimo aniversario con subidas en los sondeos

Juan Carlos Barrena BERLÍN

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El rostro más conocido de AfD es Björn Höcke, presidente del partido en el Estado de Turingia, que calificó el Memorial del Holocausto en el corazón de Berlín de «monumento de la vergüenza».
El rostro más conocido de AfD es Björn Höcke, presidente del partido en el Estado de Turingia, que calificó el Memorial del Holocausto en el corazón de Berlín de «monumento de la vergüenza». FILIP SINGER | Efe

Alternativa para Alemania, en sus inicios una formación euroescéptica, acoge ahora a ultranacionalistas, populistas y xenófobos. Un 40 % de sus afiliados son ultraderechistas, neonazis o «reichsbürger», los llamados ciudadanos del Reich

07 feb 2023 . Actualizado a las 09:01 h.

En solo una década, la polémica Alternativa para Alemania (AfD) ha registrado una transformación total que de formación euroescéptica la ha llevado a convertirse en un partido ultranacionalista, antisemita, populista y xenófobo. «Nos daban por muertos en solo dos o tres años, pero nuestro éxito continúa», declaraba este lunes su presidente, Tino Chrupalla, al celebrar el décimo aniversario del partido más radical, pero también más aislado, del espectro político alemán.

Prueba del giro ideológico hacia el neonazismo es el hecho que de los 18 fundadores de AfD que hace diez años crearon el partido en la pequeña localidad de Oberusel, en el céntrico estado federado de Hesse, 13 lo han abandonado, dos han fallecido y solo 3 siguen afiliados. Los padres de Alternativa para Alemania eran mayoritariamente catedráticos, políticos y expertos en economía críticos con la política de la Unión Europea y su central en Bruselas.

«Fundamos el partido en el 2013 porque la Unión Europea quería romper los Tratados de Lisboa. Porque el euro fue introducido bajo condiciones erróneas y con la intención de hacer una oferta electoral a quienes se encontraban insatisfechos con las medidas del Gobierno federal para el rescate de la moneda única», explica Markus Keller, nieto de un judío asesinado en el campo de exterminio nazi de Auschwitz, que abandonó hace años AfD ante la «insoportable» deriva ideológica del partido.

«Lamento en lo que se ha convertido»

Preguntado si fundaría de nuevo Alternativa para Alemania, el que fuera primer tesorero de la formación, Norbert Stenzel, responde hoy que «de ninguna manera. Es más, ahora supone una amenaza para la democracia y eso es lo más lamentable». Y su primer presidente, el catedrático de Economía de la Universidad de Hamburgo, Bernd Lucke, no ha querido ni tan siquiera hacer declaraciones por el aniversario redondo de su creación. «Lamento en lo que se ha convertido», dijo lacónicamente en una entrevista hace cinco años.

Lucke fue el primer líder de Alternativa para Alemania que vivió en propia carne lo que supuso la infiltración masiva de su formación por elementos de extrema derecha. Durante el congreso federal del 2015 en Essen, tan solo dos años después de su creación, perdió la lucha por el poder y fue desplazado de la presidencia por Frauke Petry, una ambiciosa política del ala moderada, que también fue devorada por la ultraderecha de AfD en el 2017. Jörg Meuthen, su sucesor al frente del partido, sucumbió en el 2022. Tres presidentes en nueve años que tiraron la toalla y abandonaron Alternativa para Alemania al verse superados por el ala más radical.

AfD se muestra sólida en las encuestas

Pese a ello, AfD se muestra sólida en las encuestas electorales. El Politbarometer, el barómetro político de la cadena pública de televisión ZDF, les concedía un 15 % de votos en un sondeo a nivel nacional a finales de enero. Son cinco puntos más que en los comicios generales de otoño del 2021. El miedo a la inflación, los altos precios de la energía y la guerra en Ucrania han vuelto a dar alas a una formación que ganó electores durante la crisis de los refugiados en el 2015 y el 2016.

Sin embargo, continúan marginados por el resto de las fuerzas políticas. Todos los partidos con representación parlamentaria en el Bundestag respetan el pacto de no apoyar ni aliarse con Alternativa para Alemania a nivel nacional, regional o local.

Pese a todo, su actual líder en la Cámara baja alemana, Alice Weidel, es optimista ante futuras elecciones. Especialmente fuerte en el este del país, en el territorio de la extinta República Democrática Alemana, AfD espera triunfar en Sajonia, Brandeburgo y Turingia en el 2024. «Es algo estratégicamente relevante, ya que apuntamos por primera vez a asumir la responsabilidad de gobierno en un estado germano oriental», señaló Weidel en una entrevista reciente. Un sueño que difícilmente se hará realidad. De ser necesario el resto de los partidos, conservadores, socialdemócratas, liberales, verdes y La Izquierda, formarán coaliciones que eviten la constitución de un ejecutivo de extrema derecha.

El rostro más conocido entre los extremistas de derechas de AfD es, sin duda, Björn Höcke, presidente del partido en el estado de Turingia. En el 2017 calificó el Memorial del Holocausto en el corazón de Berlín de «monumento de la vergüenza». Esta y otras declaraciones en el mismo tono que minimizan los crímenes del nazismo le han valido ser observado permanentemente por la Oficina Federal para la Protección de la Constitución, los servicios de inteligencia interiores de Alemania.

Ciudadanos del Reich

Quienes han abandonado la formación espantados por ese tipo de desvaríos calculan que un 40 % de los afiliados son ultraderechistas, neonazis o «reichsbürger», los llamados ciudadanos del Reich que niegan la existencia de la República Federal y defienden la legalidad de la época imperial, hace más de un siglo. Y aunque reiteradamente se ha afirmado que se trata de un partido efímero, lo cierto es que Alternativa para Alemania se ha consolidado en el panorama político germano. Sus líderes actuales, Chrupalla y Weidel ven en ello un «éxito considerable» y esperan que su formación continúe cosechando triunfos gracias a los insatisfechos y el voto protesta.