Erdogan afronta críticas por la gestión del desastre tras superarse los 20.000 muertos

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

Dos hombres se lamentan ante varios cadáveres en la ciudad turca de Kahramanmaras
Dos hombres se lamentan ante varios cadáveres en la ciudad turca de Kahramanmaras RONEN ZVULUN | REUTERS

El presidente turco promete castigar los saqueos y pide paciencia y unidad

10 feb 2023 . Actualizado a las 09:04 h.

Mientras que los equipos de rescate apuran el tiempo para encontrar a más supervivientes, aumenta la desesperación y la ira entre parte de la población por la lenta respuesta del Gobierno turco ante las consecuencias de los devastadores terremotos del lunes. El presidente de Turquía, el islamista Recep Tayyip Erdogan, prometió castigar a los saqueadores que han asaltado tiendas y, aunque reconoció algunos errores en la gestión del desastre, pidió paciencia y unidad.

El número de muertos superó este jueves los 20.000, de los cuales 17.134 se contabilizan en Turquía y 3.317 en Siria. En ambos países hay más de 75.000 heridos. En Turquía, más de 100.000 miembros de equipos de salvamento y del Ejército están movilizados para rescatar a los supervivientes, pero el tiempo invernal, el grado de destrucción y la amplitud de la zona afectada complican los trabajos. Una vez traspasado el límite de las 72 horas las esperanzas de encontrar a supervivientes se reducen.

«La gente entra a las tiendas para robar lo que hay porque no queda otra, nada está abierto, no hay ayuda ni servicios básicos», explicó a Efe Mehmet, que vive en una pequeña localidad a las afueras de Iskenderun. Aunque su casa sigue en pie, su familia no puede vivir en ella por miedo a derrumbes. Este conductor de excavadora de 40 años también está frustrado porque su empresa no tiene combustible y no puede usar esa maquinaria para ayudar en los trabajos de desescombro.

«Erdogan solo sale en televisión a decir cosas, pero no ayuda a las zonas del interior y menos a esta provincia de Hatay, porque aquí hay muchos alevíes», sostiene Mehmet. Los alevíes son una confesión cercana al islam aunque más abierta en el dogma y representan alrededor del 20 % de la población de Turquía, donde tienen un importante papel en los movimientos laicos y de izquierda.

Pese a que la tensión y el malestar se nota en el ambiente, no todos los turcos están dispuestos a hablar de política y prefieren centrarse en sobrevivir o en ayudar a los afectados.

Fondo para desastres

La oposición, liderada por el socialdemócrata CHP, pero también numerosos usuarios en las redes sociales, sí critica la gestión de las autoridades tras los seísmos. Después de que otro terremoto en el noroeste de Turquía matase a más de 18.000 personas en 1999, se introdujo un impuesto destinado a acumular fondos para desastres como el actual. «¿Dónde está ese dinero?», se pregunta el líder socialdemócrata Kemal Kilicdaroglu, que acusó a la burocracia gubernamental de ralentizar las ayudas a los damnificados.

Erdogan afronta el 14 de mayo unas elecciones cruciales que valorarán sus 20 años al frente de Turquía. La elevada inflación, de casi el 58 % en enero, había desinflado su popularidad, y la gestión de esta catástrofe puede sellar su suerte en las urnas.

El Parlamento de Turquía aprobó este jueves el estado de emergencia propuesto por el presidente, que entró en vigor en las diez provincias más afectadas por el seísmo.

El noroeste de Siria recibe su primera ayuda, pero aún le falta lo más básico

n. jabois

Las áreas opositoras del noroeste de Siria recibieron este jueves su primer cargamento humanitario desde el seísmo de hace cuatro días, entre críticas a que el envío no incluye comida ni maquinaria para las labores de rescate, que los socorristas locales llevan a cabo con muy pocos recursos.

Tras 81 horas de emergencia en la región, seis camiones de la ONU cargados con tiendas de campaña, mantas, colchonetas, kits de higiene y productos de limpieza llegaron al mediodía al paso fronterizo de Bab al Hawa, que une la provincia noroccidental siria de Idlib con Turquía.

Desde el terremoto inicial de la madrugada del lunes, no habían llegado suministros a las zonas de las provincias de Idlib y Alepo en manos de la oposición, rodeadas de territorio controlados por actores rivales y solo accesibles de forma directa desde el otro lado de la divisoria turca.

Un responsable del cruce de Bab al Hawa que pidió el anonimato aseguró a Efe que el convoy no transportaba alimentos, agua ni materiales médicos, ya que se trata de un envío rutinario de la ONU cuya llegada había quedado pospuesta a causa de los seísmos.

Los cascos blancos, un grupo de rescatistas que lidera las operaciones en las zonas opositoras y que ha alertado de la falta de maquinaria para el desescombro, entre otros materiales, lamentó que el cargamento no incluyese tampoco «equipamiento especial para los grupos de búsqueda».

«Esto nos hace sentir una gran desilusión, en un momento en el que lo que más necesitamos es equipamiento que nos ayude a salvar vidas de debajo de los escombros», denunció en su cuenta de Twitter la organización, que estima que todavía hay «cientos» de atrapados.

Los materiales fueron enviados desde un almacén de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en la localidad turca de Gaziantep, el principal núcleo para la ayuda al noroeste de Siria y que también ha sido fuertemente golpeado por los seísmos.

La OIM confirmó en un comunicado que los camiones llevaban a bordo principalmente materiales de refugio y artículos de primera necesidad, con los que esperan ayudar a unas 5.000 personas en estos bastiones opositores con una población de más de 4 millones de personas.

La gran mayoría de los residentes en estas zonas ya precisaban asistencia humanitaria antes de la catástrofe, que ha sumado a sus desgracias 1.970 muertos, casi 3.000 heridos y 418 derrumbes totales a poco de que Siria cumpla doce años sumida en la violencia y el conflicto el mes próximo.

Otros puntos de acceso

Los retrasos en la llegada de ayuda a Idlib y Alepo han vuelto a poner sobre el tapete las limitaciones que presenta el mecanismo de las Naciones Unidas para el envío de asistencia a las zonas opositoras del país sin pasar por las manos del Gobierno de Bachar al Asad.

En el 2014, con la guerra en pleno auge, el Consejo de Seguridad aprobó la utilización de dos pasos fronterizos con Turquía, uno con Irak y otro con Jordania para estos fines, pero en la actualidad solo permanece activo el cruce de Bab al Hawa debido a los vetos de Rusia, aliada de Damasco.

Su oposición hace que la continuación del mecanismo tenga ser sometida a votación en el órgano cada seis meses, o en el mejor de los casos, una vez al año.

La única otra alternativa para suministrar al noroeste son los denominados envíos «translineales» desde áreas en manos del Gobierno de Al Asad, una opción que presenta muchas limitaciones y que la ONU planea utilizar para al menos un convoy de ayuda en los próximos días.

Este jueves, el secretario general de la ONU, António Guterres, respaldó la idea de que el Consejo de Seguridad considere abrir más cruces fronterizos entre Turquía y las zonas de Siria bajo control rebelde, un plan ya propuesto la víspera por la Secretaría General del organismo.

Algunas oenegés han demandando también más vías de entrada a Idlib y Alepo, que podrían ser accesibles de forma directa a través del cruce de Bab al Salam, en la divisoria turca y cerrado en los últimos años a consecuencia de la campaña rusa en el órgano de las Naciones Unidas.

Por ahora, también han fracasado los intentos de las autoridades kurdas del nordeste de Siria, zona que apenas se ha visto afectada por los seísmos, para hacer llegar suministros al noroeste, controlado por una miríada de grupos rebeldes enemigos de los kurdosirios.

Las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos, denunciaron en un comunicado que durante los últimos cuatro días las milicias apoyadas por Turquía han estado bloqueando el paso a sus convoyes con destino a Afrín, en Alepo, y a Idlib.

Pese a las limitaciones, la entrada del convoy de este jueves ha dado esperanzas de que pronto comience a entrar ayuda específica para el terremoto, una idea alentada por el enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, quien indicó que «obviamente» después de estos camiones vendrán otros.