El aborto libre, blindado por ley frente a protocolos disuasorios como el del latido

María Viñas Sanmartín
maría viñas REDACCIÓN / LA VOZ

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Concentración de Provida ayer frente al Congreso para que los diputados escuchasen el latido fetal
Concentración de Provida ayer frente al Congreso para que los diputados escuchasen el latido fetal

El Congreso aprueba definitivamente la reforma de la norma y la ley trans

16 feb 2023 . Actualizado a las 18:23 h.

Día histórico el de hoy en el Congreso, donde tras dos intensas tramitaciones paralelas salieron adelante definitivamente la reforma de la ley del aborto y la ley trans, ambas —particulares cruzadas del Ministerio de Igualdad, encabezado por Irene Montero (Unidas Podemos)— con el apoyo de una amplia mayoría de la cámara. España se convirtió este jueves en punta de lanza en derechos feministas.

«Aborto seguro y en la pública para no morir, anticonceptivos para no abortar y educación sexual integral para decidir», subrayaba la ministra a primera hora de la mañana, repasando el espíritu de la nueva ley de interrupción del embarazo antes de encarar un pleno del que, además, el aborto libre salió blindado frente a protocolos disuasorios, como el del latido fetal impulsado por Vox, en Castilla y León y también a nivel nacional. La nueva norma, que actualiza la ley de plazos de Zapatero del 2010, puso rumbo al Boletín Oficial del Estado con los votos a favor — 185 respaldos— de los socios de Gobierno, unidos en esta ocasión, y el rechazo de los de Santiago Abascal y los de Alberto Núñez Feijoo — 154 «noes»—. El PP sí apoyó, sin embargo, la enmienda introducida en el Senado para proteger de coacciones a la mujer. El retoque al texto estipula que las administraciones deben velar por «evitar que la solicitante sea destinataria de prácticas que pretendan alterar, ya sea para afianzar, revocar o para demorar, la formación de su voluntad sobre la interrupción o no de su embarazo».

Por su parte, la ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans y para la garantía de los derechos de las personas LGTBI obtuvo 191 votos a favor —PSOE, Unidas Podemos y el bloque de la investidura—, 60 en contra y 91 abstenciones, entre ellas, la de la exvicepresidenta del Gobierno y actual presidenta de la Comisión de Igualdad el Congreso, la socialista Carmen Calvo, que volvió a romper la disciplina de voto de su grupo parlamentario.

No resultó nada fácil desencallar esta ley, que durante meses amenazó con naufragar. Las diferencias de criterio sobre los menores trans y la autodeterminación de género abrieron una importante brecha en el seno del Gobierno, que incluso llevó a los socialistas a presentar una enmienda que proponía autorización judicial obligatoria para los adolescentes de menos de 16 años que quisieran cambiar de sexo registral. La propuesta fue rechazada y el PSOE acabó cediendo.

Ampollas en la derecha

Irene Montero celebró haber recuperado con la reforma del aborto «el derecho hurtado a las jóvenes de 16 y 17 años a decidir sobre su propio cuerpo, informando y compartiendo ese proceso con sus familias, con quien quieran, pero siendo ellas y solo ellas quienes deciden». Señaló además que, con la probación de esta ley, el Estado está mandando un contundente mensaje a las mujeres: «Creemos y respetamos sus decisiones; cuando deciden interrumpir su embarazo han reflexionado el tiempo que han necesitado». Se refería la ministra a dos de los grandes ejes de la nueva norma, precisamente los que más ampollas han levantado en la derecha: el fin del permiso paterno como requisito para interrumpir un embarazo a los 16 y a los 17 años y la eliminación del período de reflexión obligatorio para la mujer. De hecho, la diputada del PP Marta González criticó, durante su intervención plenaria, que vaya a prohibirse informar a las embarazadas de alternativas y ayudas a las que acogerse, denunciando que, así, el Gobierno trata de manera infantil a las mujeres, impidiendo que puedan tomar una decisión de manera consciente.

Rueda se alinea con Feijoo: «El aborto es un derecho, el debate se zanjó con el pronunciamiento del Constitucional»

Mientras crece el malestar en el sector conservador del PP tras asegurar Feijoo —solo una semana después de haber respaldado públicamente una ley de plazos a la que su partido lleva oponiéndose frontalmente 13 años— que el aborto es un derecho de la mujer —«de acuerdo con la ley de su país»—, el presidente gallego, Alfonso Rueda, se alinea con el líder de los populares e Isabel Díaz Ayuso se pone, una vez más, de perfil. «No se si es un derecho, hay libertad para hacerlo, pero, desde luego, no es nada para celebrar en un país con un grave problema de invierno demográfico, donde no nacen niños y donde las familias son cada vez más pequeñas y estamos más solos», zanjó la madrileña.

Tampoco mucho más, pero algo más claro fue el jefe de la Xunta de Galicia cuando, preguntado al respecto, coincidió con Feijoo en calificar de «derecho» la interrupción libre de un embarazo, dejando opiniones personales a un lado y apelando principalmente al criterio del Tribunal Constitucional: «El debate quedó zanjado con su pronunciamiento: dijo que la ley era válida y lo que contiene la ley se convierte en derecho que hay que respetar».

Desde el PSOE asisten a la colisión de pareceres azuzando el fuego. El presidente del Gobierno aprovechó este jueves una conversación informal con periodistas en Viena para reprochar a Feijoo su «malabarismo dialéctico» sobre el aborto para, a su parecer, no herir la sensibilidad del ala dura de su partido. Ese «frenesí feminista súbito» del PP no tiene nada de verdad dentro, consideró. También Félix Bolaños, ministro de Presidencia, cree que el presidente del PP «titubea» al marcar su posición.

En el seno de la formación popular son varias las voces que recuerdan que todos los afiliados se deben a los estatutos del partido, que dicen que el PP «está firmemente comprometido en la defensa y protección del derecho a la vida». «Por eso consideramos que el aborto no debe entenderse como un derecho sino como un fracaso de la sociedad».