La bolsa de fijos discontinuos dispara la cifra real de parados a 3,3 millones

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

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La vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados.
La vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados. Juan Carlos Hidalgo | EFE

Eclosionó con la reforma laboral y aligera la estadística en casi medio millón

12 mar 2023 . Actualizado a las 13:06 h.

Pese a existir desde hace más de cuatro décadas —se creó en 1976—, el fijo discontinuo fue uno de los contratos que eclosionó con la reforma laboral que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, rubricó con los agentes sociales y que entró en vigor en el 2022. Pasó de ser una fórmula residual, utilizada especialmente en sectores con una estacionalidad muy marcada, como la hostelería o el turismo, a ocupar el espacio del ya extinto contrato por obra y servicios que la última modificación legislativa suprimió, limitando, además, el uso de la contratación temporal.

Se ha convertido en una figura extendida, como lo prueba la intensa caída de la tasa de temporalidad. Según la última EPA, del cuarto trimestre del 2022, la temporalidad cayó a su nivel más bajo de las últimas décadas: el 17,9 %, desde el 25,4 % de un año antes. Sin embargo, pese al crecimiento exponencial de su uso, hasta esta misma semana se desconocía el volumen real de la bolsa de contratados fijos discontinuos.

Secretismo oficial

El Ministerio de Trabajo ha guardado un inquebrantable silencio sobre la cifra. Y eso, a pesar de que era la pregunta recurrente cada mes en las ruedas de prensa para actualizar la evolución del paro registrado y de las afiliaciones a la Seguridad Social.

Desde el departamento que dirige Yolanda Díaz, la respuesta era invariable, pese a que el requerimiento de información se extendía a los partidos de la oposición, a los sindicatos y a un número creciente de organismos, desde el Banco de España a la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Trabajo siempre eludía dar el número de fijos discontinuos alegando que se estaba trabajando en la recopilación de los datos y que esa tarea llevaba tiempo, ya que exige la colaboración de las comunidades.

Sin embargo, la información se desveló esta semana y, sorprendentemente, no salió del Ministerio de Trabajo. Se coló en una respuesta parlamentaria que el Gobierno ha dado a la pregunta de dos senadoras del Partido Popular, María Teresa Ruiz-Sillero y Ana Isabel Alós. Al cierre del 2022, es decir, del primer año de aplicación de la reforma laboral, el número de trabajadores fijos discontinuos se acercaba al medio millón de personas.

Inactivos, pero no parados

Concretamente 443.078, que a efectos laborales están inactivos, es decir, no trabajan, pero que, sin embargo, no se contabilizan como desempleados. La cifra supone más de la mitad de los afiliados con esta modalidad de contrato, y se traduce en que, sumándola al número de personas que no trabajan, el volumen de desempleados se elevaría hasta los 3,3 millones en lugar de los 2.837.653 parados con los que oficialmente el Ejecutivo cerró el pasado año.

Esta tipología contractual supone que los trabajadores están vinculados a su empresa de forma indefinida pero no continua, por lo que pueden permanecer temporadas sin actividad —algo muy frecuente en hostelería, por ejemplo—, a la espera de que la empresa vuelva a llamarlos, pero no se incluyen como parados en la estadística.

Lo llamativo es que el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, explicaba hace poco más de una semana —el 2 de marzo, en la última rueda de prensa para actualizar el paro registrado— que la nueva estadística de empleo, que desglosará el número de fijos discontinuos atendiendo a si estaban en activo o no, todavía tardaría «varios meses» en ver la luz, dado el «gran esfuerzo de delimitación de figuras» que deben hacer los técnicos del ministerio.

Sin embargo, días antes, concretamente el 27 de febrero, el Gobierno respondía por escrito a esta cuestión, en respuesta a la batería de preguntas formulada por las senadoras del PP.

Más de la mitad cobra el paro

Y es que, en contra de lo que explicaba el secretario de Estado, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) sí tiene contabilizados los datos de los fijos discontinuos en la estadística mensual del paro. La respuesta oficial concluye que aunque no computan como parados, más de la mitad de estos trabajadores —concretamente 268.402 personas— están percibiendo una prestación por desempleo, frente a los 174.676 que no la reciben porque, o bien no han cotizado lo suficiente como para generar el derecho a percibir paro, o porque ya lo han consumido.

Desde el ministerio, sin embargo, se defienden sosteniendo que esta cifra publicada no refleja la realidad, que es un «dato bruto» y que por eso está siendo sometido a una «revisión técnica profunda» para darle «robustez y claridad a los datos». Aseguran que los harán públicos en cuanto «estén depurados y actualizados».

Acusaciones de «maquillaje», que incluyen a los ERTE

Las acusaciones de «maquillaje» de la cifra real de desempleados en España se suceden, mientras que el Ejecutivo —con la ministra de Trabajo a la cabeza— saca pecho por el éxito de la reforma laboral en su primer año en vigor.

Yolanda Díaz se defiende de las críticas insistiendo en que el Gobierno no ha variado el modo de contabilizar el desempleo y que los trabajadores con contrato fijo discontinuo nunca han figurado en la estadística como parados registrados, pese a que es una modalidad que existe desde hace más de cuatro décadas.

Lo que es incontestable es que la reforma laboral ha disparado este tipo de contrato, que era residual. En concreto, se ha más que doblado, ya que en diciembre del 2021 había menos de 400.000 personas fijas discontinuas (concretamente 381.985), frente a las más de 833.000 contabilizadas a finales del 2022. El máximo se registró en octubre del año pasado, cuando se frisó el millón, pese a que solo el 30 % del total estaban inactivos.

Pero no solo los fijos discontinuos no cuentan en la estadística de parados registrados. En la misma situación están, por ejemplo, los trabajadores afectados por un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), la figura estrella durante el peor momento de la pandemia, que ayudó a preservar el empleo y que aún se usa. Otros dos colectivos —quienes están en formación y quienes tienen disposición limitada para trabajar— tampoco se computan, lo que acrecienta las críticas hacia la distorsión de los números reales de parados en España.

Colectivos como Fedea o BBVA Research llevan tiempo advirtiendo del desfase que existe entre el paro registrado y el real por la ocultación de los referidos inactivos, aunque desde el Ejecutivo siempre se ha negado tal extremo. El PP ha pedido la comparecencia parlamentaria de la vicepresidenta Díaz para que lo aclare.