Xi Jinping defiende convertir el Ejército chino en una «gran muralla de acero»

María Puerto PEKÍN / E. LA VOZ

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El presidente chino Xi Jinping aplaude después de la clausura de la Asamblea Nacional Popular
El presidente chino Xi Jinping aplaude después de la clausura de la Asamblea Nacional Popular POOL | REUTERS

La seguridad y un «desarrollo de calidad» son las prioridades del tercer mando del presidente

13 mar 2023 . Actualizado a las 19:07 h.

Xi Jinping clausuró la Asamblea Nacional Popular con un breve discurso en el que destacó que la seguridad es un imperativo para alcanzar un «desarrollo de calidad» y el rejuvenecimiento de la nación china. Xi conseguía unir su objetivo unir estas dos ideas, que exigen mejorar la ciencia y la tecnología para poder competir con Estados Unidos, con el de la modernización o rejuvenecimiento del país. Y todo ello lo vincula con la seguridad como piedra angular, por ello ha defendido la modernización del Ejército para convertirlo en una «gran muralla de acero» que proteja los intereses de la nación. Unas palabras que pueden servir de advertencia a Estados Unidos y sus aliados asiáticos. El concepto de seguridad no solo se aplica a la defensa del país sino a todos los ámbitos de la gobernanza social desde el crecimiento económico seguro a la estabilidad social o financiera.

El presidente chino no se olvidó de mencionar a Taiwán. Lanzó un guante conciliador asegurando que buscará activamente una solución pacífica y promoverá las relaciones a través del estrecho. Pero insistió en que nunca se renunciará a la reunificación ni se tolerarán injerencias extranjeras.

El hombre más poderoso desde Mao

Xi Jinping cierra la sesión plenaria de la Asamblea Popular Nacional convertido en el hombre más poderoso de China desde Mao. Inicia un tercer mandato concentrando en sus manos el control sobre el Gobierno, el partido y el Ejército. Además, se ha aprobado una importante reestructuración de los órganos del partido y del estado.

De esta forma se difumina la división entre Gobierno y partido con la creación de nuevos superorganismos reguladores, bajo el control del Partido Comunista, para impulsar sectores clave como el financiero, el tecnológico y la gestión de datos. Representa el final de la época de «reforma y apertura» iniciada por Deng Xiaoping que priorizaba el desarrollo sin las ataduras de la ideología.

El lunes, en su primera comparecencia ante la prensa el nuevo primer ministro, Li Qiang, marcó distancias con el tono moderado y asertivo de su predecesor, Li Keqiang. El nuevo Li fue vehemente y enérgico en sus respuestas a los medios, a pesar de que todas las preguntas estaban pactadas semanas antes. Reconoció que no será fácil conseguir un crecimiento entorno al 5 %. Li Qiang destacó las dificultades internas y la mala coyuntura internacional. Admitió en un intento de parecer cercano que a la mayoría de la población no le interesa el PIB sino sus problemas cotidianos como la vivienda, el empleo, la reducción de ingresos o los servicios médicos.

El primer ministro insistió en el objetivo de alcanzar un «desarrollo de alta calidad» que se centre más en mejorar la vida de la población. Li no olvidó lanzar una crítica al sector privado calificando de «inapropiados» los comentarios sobre la falta de apoyo del Gobierno. Reafirmó que China protegerá a este sector y creará nuevas oportunidades para la inversión. Incluso fue insistente en asegurar que el desacoplamiento con Estados Unidos no interesa a nadie y que los dos países deben cooperar.

Los actos del lunes cerraban las dos sesiones, la ANP y la consultiva (CCPPch), en este órgano asesor se han realizado numerosas propuestas para ser debatidas durante el año. Entre ellas reducir el número de horas de estudio de inglés en los colegios -un indicador de como China no apuesta por seguir abriéndose al mundo- o que las mujeres solteras puedan congelar sus óvulos, una posibilidad que ahora estaba prohibida.