El Banco de España anticipa un «probable» deterioro de la economía por las turbulencias financieras

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

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JAVIER LIZÓN | EFE

A pesar de ello, el organismo estima que el PIB podría avanzar un 1,6 % este año, tres décimas más, y un 2,3 % el próximo

22 mar 2023 . Actualizado a las 17:18 h.

El 2023 había arrancado con relativo optimismo: la eurozona lograba esquivar la recesión y la economía española crecía por encima de lo previsto. La relajación de los cuellos de botella en el comercio, los escudos sociales y los precios del gas a la baja dieron un respiro a los ciudadanos. 

Sin embargo, la calma se vio interrumpida la semana pasada por el estallido de una crisis bancaria en Estados Unidos. Su onda expansiva hizo caer también a un gigante sistémico como Credit Suisse, que ya arrastraba graves problemas en sus balances y su reputación. Aunque las aguas han vuelto a su cauce en las últimas horas, con los diques desplegados por Washington para evitar contagios, todavía se desconoce el impacto que tendrán estas turbulencias financieras en las economías europeas. 

El Banco de España admite en el informe trimestral que ha publicado este miércoles que ese episodio «ha supuesto una nueva perturbación adversa, cuya magnitud y persistencia son muy inciertas». Es por ello que el organismo dirigido por Pablo Hernández de Cos considera «probable» que la incertidumbre que ha generado «ejerza un cierto efecto adverso sobre el desarrollo de la actividad económica en los próximos trimestres». Por contra, ese enfriamiento de la economía ayudará a debilitar la inflación, relajando los precios. 

En cuanto a las dudas que han surgido en los mercados en torno al estado de salud de los bancos, el propio Banco Central Europeo (BCE) ha insistido en que las entidades en la eurozona están bien capitalizadas y que la ratio de morosidad apenas alcanza el 1,8 % al cierre del 2022.

En el caso de los bancos españoles, su capital de máxima calidad ha aumentado desde la crisis financiera del 7 % a una horquilla de entre el 13 y el 16 %. Además, la morosidad oscila entre el 3 y el 4 % de los préstamos concedidos, un porcentaje que podría subir en los próximos meses, según confirmó ayer el presidente del Consejo de Supervisión del Banco Central Europeo (BCE), Andrea Enria. No obstante, las provisiones que han hecho las entidades en los últimos años podrían cubrir ese porcentaje de impagos. 

Un avance del 1,6 % del PIB en el 2023

A pesar de las dinámicas macrofinancieras adversas, el Banco de España estima que la economía española habría cerrado el primer trimestre con un crecimiento del 0,3 % del producto interior bruto (PIB), tras un final de año 2022 marcado por un «notable» debilitamiento de la demanda interna.

¿Qué es lo que está lastrando las expectativas de consumo? La inflación y las subidas de los tipos de interés, que han encarecido en tiempo récord los préstamos y las hipotecas. 

Al margen de los acontecimientos financieros, cuyos efectos no pueden anticipar los expertos, el Banco de España cree que el país podría experimentar un «crecimiento gradual de la actividad económica» este año, con un alza del PIB del 1,6 % -frente al 5,5 % del 2022-. En el 2024, la economía podría ganar músculo, creciendo un 2,3 %. En el 2025, el dinamismo se enfriará poco a poco, cerrando el año con un avance del 2,1 %. 

¿Seguirán subiendo los precios? 

Sí, pero a menor ritmo. Se prevé una «disminución gradual de las elevadas presiones inflacionistas actuales», pasando de una inflación del 8,3 % en el 2022 al 3,7 % en el 2023. Un enfriamiento acelerado a consecuencia del abaratamiento del suministro energético y del efecto base (a estas alturas del año pasado, la inflación (9,8 %) ya estaba en un umbral elevado, así que la brecha con la evolución de los precios actuales se irá reduciendo). 

Lo que preocupa al Banco de España es la tendencia que siguen los precios de los alimentos, que «han seguido acelerándose». Estos constituyen una porción «especialmente elevada de la cesta de consumo de los hogares de menor renta». Además, la moderación de la inflación subyacente -excluye la energía y productos frescos-, «ha sido, por el momento, muy modesta».  

¿Cómo es posible que la bajada acusada de los precios energéticos no se haya trasladado más de tres meses después a los alimentos? Los expertos del organismo apuntan a cierto desfase temporal y a «asimetrías en la traslación de los descensos recientes de los costes energéticos en comparación con la de las alzas previas». En otras palabras, constata que cuando suben los precios energéticos, estos se trasladan al resto de la cadena mucho más rápido que cuando bajan. 

Ni siquiera la rebaja del IVA a alimentos básicos ha conseguido mantener a raya los precios. ¿Ha tenido impacto en el recibo del supermercado? Los expertos del organismo creen que sí. Habría conseguido reducir dos décimas de la inflación en enero. El 90 % de la rebaja se ha aplicado de manera efectiva. Pero hay un 10 % que no se trasladó al precio final al cliente

Para el año que viene, la subida de los precios será de un 3,6 % y de un 1,8 % en el 2025, ya por debajo del umbral objetivo del 2 % que se considera prudente en la eurozona. 

Esa moderación también pesará sobre la recaudación del Estado, que cerró el 2022 experimentando un saldo más negativo de lo previsto. «Esto responde a la notable desaceleración reciente de los ingresos por impuestos indirectos y al comportamiento más dinámico de los esperado del consumo público en la parte final del año». 

«El precio de los alimentos no ha hecho pico»

El Banco de España ha revisado al alza su previsión de inflación promedio de los alimentos para 2023, desde el 7,8 % pronosticado el pasado mes de diciembre al 12,2 % estimado ahora, según ha explicado este miércoles el director general de Economía y Estadística del Banco de España, Ángel Gavilán, quien admite que «el precio de los alimentos no ha hecho pico». 

¿Qué pasará el año que viene? Para el 2024 calculan que el precio de los alimentos avanzará un 4,6 %, frente al 2,6 % estimado en el último  informe, mientras que en el 2025 alcanzará el 2,9 %. 

Repunte de los márgenes empresariales

A pesar de que se suele apuntar a las subidas salariales como uno de los principales combustibles de la inflación, lo cierto es que hasta el mes de febrero, esos incrementos medios pactados en los convenios colectivos con vigencia en el 2023 alcanzaron el 2,9 %, «en línea con lo pactado para el 2022». Eso sí, las subidas de los nuevos convenios, los firmados a lo largo de la segunda mitad del año 2022, apuntan a un crecimiento del 3,3 %, inferior al 5,2 % de los firmados en lo que va de 2023. 

El Banco de España observa «cierto repunte de los márgenes empresariales», una tendencia que confirmó esta misma semana el BCE. En el conjunto de la eurozona, esos márgenes aumentan más que los salarios en la agricultura, las materias primas, manufacturas, la construcción, comercio, transporte, alimentación y finanzas. 

¿Qué pasará con el mercado de la vivienda? 

Desde el segundo trimestre del 2022, tanto el ritmo de ejecución de obra como las compraventas de vivienda siguieron una senda descendente, vinculada a la subida de los tipos de interés del BCE, que ha encarecido la financiación hipotecaria en los últimos meses.

Por eso el Banco de España cree que esa dinámica es «coherente» con una «nueva ralentización de la inversión en vivienda en el primer trimestre del 2023»

Aunque los precios de los inmuebles siguen mostrando cierta resistencia a bajar, debido a la escasa oferta que hay en el mercado, «los datos apuntan a una cierta desaceleración», observa el Banco de España. El precio de la vivienda en el cuarto trimestre del 2022 aumentó un 5,5 % respecto al mismo período del 2021, pero se redujo en relación con los trimestres previos, lo que indica cierto enfriamiento.