Tamames llama al PSOE a un pacto constitucional mientras arremete contra «el Gobierno Frankenstein»

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa REDACCIÓN / LA VOZ

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Santiago Abascal y Ramón Tamames, este martes, en los escaños de Vox en el Congreso
Santiago Abascal y Ramón Tamames, este martes, en los escaños de Vox en el Congreso Eduardo Parra | EUROPAPRESS

Abascal cree que tras «una legislatura suicida» el Ejecutivo de Sánchez ha caducado

22 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Santiago Abascal subió este martes a la tribuna del Congreso para hacer de telonero de sí mismo en la moción de censura contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Como el candidato teórico a la presidencia del Gobierno no era él, sino el antiguo comunista Ramón Tamames, el líder de Vox optó por un tono deliberadamente sosegado, como de párroco de una rectoral de la España vacía. Lo hizo en voz baja, casi episcopal, pero pintó un paisaje apocalíptico de España, con un Ministerio de Igualdad habitado por «frívolas, negligentes, corruptoras y totalitarias». Y es que el Ejecutivo «odia la biología, el sentido común y la testosterona», resumió.

No fue la Moncloa el único objetivo de sus andanadas. Los primeros minutos los dedicó a perfilar su particular moción de censura a los medios de comunicación «subvencionados y comprados» por Sánchez, en una pirueta antisistema que aplaudieron mucho los otros 51 diputados de Vox. El aspirante Tamames, en cambio, no batió palmas ni en una sola de las intervenciones de Abascal. Ni siquiera cuando sus compañeros de bancada se pusieron en pie para ovacionar la traca final de su cabecilla.

Tras zarandear a los medios, el líder de Vox arremetió contra el PP por ponerse de perfil en esta moción con su abstención y, en especial, con la calculada ausencia de Alberto Núñez Feijoo, que a esas horas disfrutaba de un encuentro con diplomáticos de la UE en la Embajada sueca. Abascal proclamó una y otra vez que el Gabinete de Sánchez está ya «caducado» y que esta «legislatura suicida» ha tocado a su fin, por lo que llamó al PP a «hacer borrón y cuenta nueva» e ir a las urnas de inmediato. «O elecciones inmediatas o medio año interminable con este Gobierno», amenazó a los conservadores. 

El escaño prestado

Cuando Ramón Tamames empezó a leer el discurso ya sabido —que aderezó con ligeras variaciones sobre el texto filtrado—, el auténtico debate, que se ciñó a las dos horas y media de intercambio de mamporros entre Sánchez y Abascal, ya había terminado. Habló el aspirante calmoso, sin aspavientos, desde el escaño prestado por el líder de Vox, que le chivaba cuando no oía las réplicas (Sánchez le tuvo que repetir hasta tres veces «¿qué habría hecho usted de diferente durante la pandemia?»).

En la estela de Abascal, el candidato de Vox a la presidencia del Gobierno censuró mucho y propuso más bien poco. Se afanó en trazar un diagnóstico demoledor de la España de Pedro Sánchez, al que acusó incluso de que Gibraltar sea una colonia británica, como si el socialista hubiese firmado en 1713 el tratado de Utrecht. E hizo inventario de todas las leyes que derogaría en caso de desalojar al actual inquilino de la Moncloa, al que aludió en todo momento como jefe del «Gobierno Frankenstein».

No se refirió en su primera intervención ni en una sola ocasión al cambio climático —uno de sus grandes puntos de fricción con los dirigentes de Vox—, aunque sí habló del problema del riego e hizo un guiño antieuropeísta a los de Abascal (y a algunas cabezas visibles de Podemos) al acusar a Bruselas de seguidismo de Washington en Ucrania. «Ha venido Estados Unidos a traernos la guerra de Ucrania y tendrá que venir China a salvarnos de la guerra. ¿Para qué está la UE?», jaleó, en un pasaje en el que, por un instante, pareció resucitar el cabecilla de las algaradas contra la OTAN de los años ochenta.

Profesoral, y hasta paternalista por momentos, Tamames arremetió en esta especie de lección magistral contra los pactos del Gobierno con ERC y Bildu. A estas alianzas contrapuso su propuesta de un acuerdo entre las «fuerzas constitucionalistas», en las que incluyó solo a PSOE, PP, Cs y Vox. «Un pacto para hacer posible que el país recupere una cierta concordia, paz y un entendimiento entre la mayoría de los españoles», glosó el aspirante.

Antes de todo eso, «sería menester no perder de vista cuándo se jodió España», apostilló, en un guiño al Mario Vargas Llosa de Conversación en La Catedral.

El aspirante a la Moncloa se olvidó de pedir elecciones

Durante las últimas semanas, tanto Vox como Ramón Tamames repitieron hasta la extenuación que el único objetivo de la moción de censura era apartar a Pedro Sánchez de la Moncloa y elegir a Ramón Tamames como nuevo presidente del Gobierno para que el economista apretase el botón de la convocatoria electoral anticipada. Las generales coincidirían así, el próximo 28 de mayo, con las municipales y las autonómicas. Abascal insistió este martes de nuevo en este único punto del programa de gobierno de la moción. Pero el candidato Tamames, afanado en añadir pinceladas al discurso que se había filtrado la semana pasada, se olvidó de pedir el voto a la Cámara para ir a las urnas el 28M. Tampoco desgranó un programa alternativo y, más allá del análisis de la situación actual, se limitó a esbozar qué leyes del Gobierno de coalición se encargaría de derogar desde la Moncloa.

Economía

Regreso a la receta neoliberal. El economista se recreó en el apartado económico, en el que básicamente planteó hacer todo lo contrario que el actual Ejecutivo. Lamentó la subida del salario mínimo porque «España no da para eso» y calificó la inversión de 2.500 millones de euros en becas como una mera «compra de votos». «El desarrollo industrial de España tiene su primer enemigo en el Gobierno por su auténtica aversión a los empresarios», atacó, censurando, desde la más ortodoxa receta neoliberal, «el desmadre generalizado del gasto público».

Sanidad

Conciertos con los hospitales privados. En esa misma línea, el candidato apostó por romper con lo que calificó de «monopolio de la sanidad pública» y promover conciertos con los hospitales privados.

División de poderes

Retorno a Montesquieu. Tamames también defendió la necesidad de retomar la tradicional división de poderes, que a su juicio el Gobierno no respeta «como se ha visto con el Consejo General del Poder Judicial». Reclamó recuperar la anterior legislación sobre la sedición y la malversación y poner fin a la Ley de memoria democrática, una de las pesadillas de Vox.

El candidato corta al presidente: «Viene aquí con un tocho de veinte folios»

Pasada la una de la tarde, Ramón Tamames empezaba a estar incómodo con la duración del debate. Pedro Sánchez llevaba media hora en la tribuna dando la réplica al aspirante cuando, desde su escaño, Tamames empezó a gesticular para pedir la palabra a la presidenta del Congreso. Meritxell Batet aceptó y el candidato mostró su disgusto con la táctica de Sánchez de dormir el duelo con un aluvión de datos y detalles:

—Viene aquí, con un tocho de veinte folios...

No se oyó más, porque Batet devolvió la palabra al presidente. El portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, se encargó de completar la frase en las redes: «Lo que no es procedente es que traiga aquí un tocho de veinte folios preparados para hablar de cosas que yo no he dicho».

Noqueado ya por la prórroga de la sesión de la mañana, Tamames aprovechó su última réplica a Sánchez para deplorar que el jefe del Ejecutivo hubiese empleado una hora y cuarenta minutos en rebatir sus argumentos. «¿Por qué tenemos que hablar tanto?», lanzó al hemiciclo.

 Sánchez carga contra el PP y acusa a Tamames de «blanquear» a Abascal

Pedro Sánchez tenía claro ayer que su rival no era el profesor Tamames. Aunque también hubo estopa para él en algunos capítulos, el presidente del Gobierno se esforzó en colocar su mensaje de campaña electoral, que se resume en que el PP cada vez está más cerca de Vox, como lo demuestra que se abstengan en la moción en lugar de votar en contra, y que la única alternativa a su Gobierno es una coalición entre la derecha y la ultraderecha.

Sánchez replicó a Santiago Abascal acusándolo de presentarse como «telonero» de Ramón Tamames, y a este, de «blanquear a Vox» y dilapidar el dinero del contribuyente con la moción de censura. «Es la moción de alguien que se disfraza de profeta, que proclama la emergencia nacional y se toma cien días para montar esta moción de censura estrambótica», dijo Sánchez.

El jefe del Ejecutivo se esforzó en situar en todo momento al PP y a Vox como aliados. Reprochó a Abascal que se oponga a la existencia del salario mínimo profesional y al ingreso mínimo vital. «El país que usted defiende fiscaliza a las mujeres que tienen embarazos no deseados», añadió, y dijo que quiere una sociedad homófoba que no reconozca el matrimonio igualitario y que solo reconoce un modelo de familia. 

Pago político en diferido

«Ahora se esconde porque nadie le imagina a usted como presidente del Gobierno», le dijo a Abascal sobre la elección de Ramón Tamames como candidato. Pero fue en el ataque al PP donde Sánchez se esmeró. «Esos que mañana se van a abstener son tan responsables como ustedes del inmenso daño que hacen a España con esta moción de censura», dijo en referencia al PP. «Lo que van a hacer los diputados populares con esa abstención es un pago en diferido, un anticipo de caja pasando de un decente no a una indecente abstención», recalcó, recordando la anterior moción de censura. «Tengan cuidado porque más pronto que tarde la ultraderecha volverá a exigirles un segundo pago en diferido para saldar las cuentas», les dijo a los populares, y les avisó: «Cuando llegue ese momento, acuérdense de este debate».

El presidente del Gobierno cambió el registro para replicar al candidato. «No creo que esta haya sido la mejor idea que ha tenido en su vida, señor Tamames, lamento que haya contribuido a blanquear a Vox», que es el «heredero de Blas Piñar», dijo. Y, a continuación, hiló una interminable réplica en la que cuestionó las recetas económicas del candidato, que asoció a las tesis «neoliberales» del PP. Esas propuestas, contención de salarios, abaratamiento del despido, recorte de gasto y privatización de algunos servicios públicos, ya fueron, según Sánchez, aplicadas por Mariano Rajoy. Aquello supuso, según aseveró, una reducción del gasto público en educación y sanidad, poniendo copagos farmacéuticos y echando «a miles de sanitarios a la calle» con un resultado «desgarrador», explicó Sánchez.

Insistiendo en la tesis de vincular a Vox con los populares, afirmó que las ideas de Tamames «están más emparentadas con las del PP». Pero auguró que España «seguirá avanzando» porque sus ciudadanos impedirán en las urnas una marcha atrás.

El Bloque rechaza la moción de Vox «por su discurso machista, racista y homófobo»

El representante del BNG en el Congreso, Néstor Rego, subió esta tarde a la tribuna para arremeter con dureza contra Vox -al aspirante a presidente del Gobierno ni siquiera lo nombró- y anunciar su voto en contra de la iniciativa de la formación de Santiago Abascal. «Esta propuesta responde exclusivamente a la agenda política y mediática de la ultraderecha, que propugna políticas de odio, contra las mujeres, los inmigrantes o los pueblos como Galicia a los que niega nuestra condición de nación», arrancó Rego su respuesta a Ramón Tamames. 

El diputado nacionalista justificó su frontal rechazo a la iniciativa de Vox «por su discurso machista, racista y homófobo», que, según recordó, en Galicia «tiene representación cero», en alusión a su ausencia tanto en el Parlamento gallego como en los ayuntamientos de la comunidad, donde no suman ni un solo concejal.

«Este Gobierno -continuó el representante del Bloque- merece ser criticado, nunca será nuestro Gobierno, por su insuficiente política de izquierdas y la falta de reconocimiento de la plurinacionalidad, por sus continuos incumplimientos del acuerdo de investidura, como la no derogación de la reforma laboral del PP o la ley mordaza. Hay muchas razones desde la izquierda para censurar a este Gobierno, pero la derecha ultra y la ultraderecha no es la alternativa».

Aprovechó Rego para criticar las políticas de Alberto Núñez Feijoo durante su etapa como presidente de la Xunta «a quien la progresía española madrileña alababa como buen gestor y la ultraderecha consideraba poco menos que un separatista porque un día, entre paseos en yate y viajes a la nieve, se le ocurrió decir que Galiza es una nación sin Estado».

Néstor Rego insistió en que «cuando deciden a 600 kilómetros de Galiza, deciden contra nuestros intereses, como se ve ahora con la eólica marina y la pesca». «El BNG está en el Congreso para defender los intereses de Galiza. Para luchar por salarios y pensiones dignas, por políticas de paz. Para avogar polo dereito á nosa lingua e cultura. Es nuestra obligación y compromiso», añadió el diputado del Bloque, que se comprometió a que, al igual que en el 2019, la formación nacionalista «volverá a ser una muralla contra el fascismo» en la próxima cita con las urna del 28M.