Más de 450 detenidos en las protestas masivas contra la reforma de las pensiones de Macron

Asunción Serena PARÍS / E. LA VOZ

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Escenario de batalla campal en París, con protestas violentas a manos de los antisistema «black blocs», que se han repetido en Nantes, Burdeos, Rennes o Lorient, donde se han producido saqueos a tiendas y roturas de ventanas

24 mar 2023 . Actualizado a las 11:02 h.

Unos 3,5 millones de personas, según los datos sindicales —poco más de un millón, según el Gobierno— participaron este jueves en las más de 300 manifestaciones por toda Francia en contra de la recién aprobada reforma de las pensiones. Protagonizaron así la movilización más nutrida de los últimos meses, que también estuvo marcada por la violencia de cientos de black blocs, jóvenes radicales antisistema que visten de negro. Una jornada que se saldó con más 450 detenidos, de nuevo con París como principal epicentro de las protestas. Solo en la capital se han registrado más de 900 incendios.

La entrevista de Emmanuel Macron el miércoles en televisión para pasar la página de la reforma solo ha servido para reforzar la determinación de los sindicatos en contra de la ley y movilizar más a los que se oponen a ella.

En la capital se dieron cita los líderes sindicales. Philippe Martinez, secretario general de la CGT, criticó la «estrategia» del presidente de la República de poner el acento en los incidentes violentos de las manifestaciones (Macron lo comparó con el asalto al Capitolio por parte de los seguidores de Donald Trump), y le reprochó «echar leña al fuego» en lugar de calmar a la población. También se felicitó de la presencia numerosa de jóvenes que hasta ahora no se habían unido a las movilizaciones.

El secretario general de la CFDT, Laurent Berger, también se congratuló del «incremento de la movilización» y de la incorporación de muchos jóvenes, y volvió a pedir, sin éxito, que se respetaran los bienes materiales y las personas durante las manifestaciones.

Los grupos violentos que encabezaban la manifestación de París (de unos 1.500 integrantes, según la policía) sembraron el caos a su paso rompiendo vitrinas y mobiliario urbano, prendiendo fuego a montones de basura y a un quiosco, y arrojando adoquines y fuegos artificiales a la policía.

También se produjeron actos de vandalismo y enfrentamientos con las fuerzas del orden en otras ciudades. En Rouen, una manifestante perdió el dedo pulgar por una granada lacrimógena lanzada por los antidisturbios. En Lyon resultaron heridos nueve manifestantes y tres policías y en Lorient fueron atacadas la comisaría y la prefectura.

Entre los franceses que no se unieron a la protesta se aprecia un cierto cansancio frente a la determinación de Macron de no escuchar a los manifestantes.

«No va a cambiar»

«La movilización me parece justa, y el pueblo francés va a continuar aunque Macron haya dicho stop», comentó Vincent, «pero en dos semana esto habrá acabado». «La ley ya está votada y Macron no va a cambiar de opinión», concluye. Para Caty, que se acaba de jubilar a los 67 años era necesario que la ley fuera aprobada «si no hay más dinero en la caja es evidente que la gente tiene que trabajar más».

Las manifestaciones fueron acompañadas por acciones puntuales y huelgas a lo largo del día. Numerosas refinerías y depósitos siguen bloqueados.

El movimiento también se extendió a las universidades, y por la mañana, la CGT bloqueó el acceso al aeropuerto Charles de Gaulle, lo que obligó a numerosos viajeros a terminar el camino a pie con sus maletas para no perder el avión.

Anoche, la intersindical convocó una nueva jornada de huelgas y manifestaciones el 28 de marzo, en plena visita de Estado del rey Carlos III, que se prevé que viaje con su esposa Camila en tren a Burdeos. Por otro lado, el Elíseo estaría estudiando la anulación de la cena de gala que iban a ofrecer al monarca británico en el castillo de Versalles por miedo a las manifestaciones contra Macron en un lugar tan simbólico.

El bloqueo de carburante, una de las claves del pulso al Gobierno francés

El aprovisionamiento de carburante, con las huelgas en las refinerías y los piquetes que impiden la salida de camiones de algunos depósitos estratégicos, se está convirtiendo en una de las claves del pulso de las protestas en Francia contra la reforma de las pensiones de Macron.

Cinco meses después de las huelgas en las refinerías francesas, ha regresado las colas de vehículos para repostar en las gasolineras lo que afecta ante la falta de abastecimiento en el casi 15 % de esos establecimientos. Según el Gobierno, la situación «está volviéndose crítica» en la región parisina y sus grandes aeropuertos ante la falta de aprovisionamiento de queroseno.

El Ejecutivo intenta dar una respuesta al aumento progresivo de las gasolineras que se están quedando sin carburante. El Ministerio de la Transición Energética decidió prolongar 48 horas más la obligación de la vuelta al trabajo de algunos empleados de los depósitos del puerto de Fos-sur-Mer, cerca de Marsella. Esa obligación afecta a tres trabajadores por cada turno.

La ministra, Agnès Pannier-Runacher, insistió en que la intervención es «selectiva para desbloquear los depósitos que están bloqueados por manifestantes». También el departamento de la Transición Energética está formalizado un decreto para obligar a la vuelta al trabajo a los operarios de las instalaciones petroleras de Gonfreville, en Normandía, de donde sale el queroseno para los aeropuertos de París.