«Lo siento, no era mi intención matarlo», dice el acusado del crimen de Lardero

La Voz REDACCIÓN

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El acusado Francisco Javier Almeida, considerado el presunto autor del asesinato y agresión sexual al niño Álex
El acusado Francisco Javier Almeida, considerado el presunto autor del asesinato y agresión sexual al niño Álex RAQUEL MANZANARES | EFE

Francisco Javier Almeida, acusado de matar al niño Álex en octubre del 2021 asegura en su alegato final que se arrepiente «de verdad» El fiscal del caso afirma que «es un depredador sin sentimientos»

06 jul 2023 . Actualizado a las 19:23 h.

Francisco Javier Almeida, acusado de matar al niño Álex, de nueve años, el 28 de octubre del 2021, ha asegurado hoy, al final de juicio, arrepentirse «de verdad» y se ha excusado en que le sobrevino una «fantasía» mientras le enseñaba un pájaro. El día de los hechos, ha dicho, había bebido y bajó a la calle sin ninguna intención. Luego, le ofreció al niño ver su pájaro y, en casa, solo le pasó el pene por la cara al venirle una «fantasía». Después, cuando empezaron a oírse ruidos le cogió del cuello, pero sin ninguna «intención de matarle». «Lo siento, no era mi intención matarlo», ha asegurado.

Con anterioridad, el fiscal del juicio, en su exposición final ha calificado a Almeida de «depredador sin remordimientos» y ha mantenido la pena, incidiendo en la «violencia» contra Álex. En la última sesión del juicio, por jurado popular, se ha procedido a las conclusiones y el ministerio público ha mantenido su relato inicial, elevándolo a definitivo e insistiendo en la presión permanente revisable, por el delito de asesinato, y otros quince por la violación.

«Fue el propio Almeida quien reconoció que violentó» al niño, «recuerden que dijo que le tapó la boca», ha dicho recordando que dijo «sí» al hecho de que se produjo la violación. Stern ha empezado señalando que «parece claro que el 28 de octubre del 2021» Álex «fue a casa del señor Almeida» y es algo que se ha demostrado científicamente, al igual que el hecho de que había, en el niño, restos orgánicos del acusado. Para el fiscal «es igual» que fuese engañado y, por tanto, voluntariamente, porque lo que el jurado debe «valorar es si entró y ahí terminó su vida» y, para ello, ha proclamado: «Tenemos pruebas más que suficientes». Se ha detenido en el estado mental de Almeida. Así, aunque el primer día estaba «titubeante», y decía tener una «memoria selectiva», ha pedido al jurado: «No se dejen engañar, es un hombre de absoluta sangre fría» y «en el momento de la detención estaba impasible, igual que estos días».

Se ha referido a las «fotografías horribles», el hecho de que «hasta la psicóloga se echó a llorar» pero a Almeida no se le ha visto «en algún momento triste» o con «algún gesto de empatía». Ha relatado cómo, al salir de la cárcel, Almeida «vivía en Logroño pero, en seguida, empezó la labor del depredador y por eso alquiló un piso en frente de un parque infantil».

«No le importaba quién ni cómo, hasta la niña de cuatro años fue su objeto», ha dicho recordando que «en el 1991 violó a una niña y la intentó asesinar» y «cuando salió de prisión volvió a hacer lo mismo pero se aseguró de su ejecución», matando a una mujer trabajadora de una inmobiliaria. En este último caso buscó una «víctima fácil», para «violarla, matarla y, después, intentar esconder el cadáver».

«Es una persona sana, sabe perfectamente que hace daño y le satisface hacerlo, tal y como han certificado los psiquiatras», ha recalcado apuntando cómo «su único temor era que no le hicieran daño los otros internos, y por eso pidió el aislamiento». Ha apuntado, frente al relato de Almeida el primer día, relativo a que había «bebido mucho», que «ni agentes de la policía local, ni de la guardia civil notaron el más mínimo olor a alcohol ni síntoma». «Pero es que, además, se le ha visto en el vídeo y se le ha visto salir tranquilamente a buscar a su presa y volver con ella», ha añadido. «Hemos tenido una sobreabundancia de pruebas de cómo murió y de cómo fue, previamente violado», ha resaltado. El niño no tuvo «posibilidad» de consentir el acto sexual pero, además, Almeida usó «la fuerza» y así se vio en los moratones y la goma del pantalón estaba desplazada: «Tuvo que arrancarle los pantalones». «Se me hace esperpéntico tener explicar que el niño no era consciente de qué le iban a hacer», ha llegado a decir.

«No mató a Álex, le asesinó y la distinción está en la alevosía: se aseguró de hacerlo», ha aseverado añadiendo que «en el momento en el que cerró la puerta de casa Álex no tenía ninguna posibilidad». La muerte de Álex se produjo por asfixia y con una técnica que no da ninguna posibilidad de defensa, ha contado. «Perdió la conciencia y, luego, con una fuerza descomunal Almeida estuvo tres minutos acabando con su vida». «Sabía lo que estaba haciendo y continuó con esa voluntad asesina».